Me ha gustado Mentiras para principiantes.
Está dividido en ocho capítulos:
Espejismos, Alucinaciones,
Mitos,
Leyendas urbanas, Ficciones,
Mentirijillas, Interpretaciones
y Sueños.
Es un libro que ha tenido que esperar,
porque los poetas hablan en lenguaje de la tristeza,
y a veces hay que estar tristes para entenderlos.
Es difícil leer libros
que ha escrito gente que conoces.
Es especialmente difícil
si son poemas.
En la poesía,
uno puede hablar de absolutos,
exagerar,
subir los colores.
O bien bajar la saturación
de lo cotidiano
y exponer toda la gama de grises.
Uno escribe en poesía
para que tus amigos no te digan
«acha, tía,
no exageres,
que os habéis visto dos veces».
Abrí el libro
con miedo
de ver las costuras,
de notar las mentiras.
De no ver a Tomás Conde Ruano,
sino al personaje.
De verle escondido tras las líneas,
soplando castillos de humo
vacíos
escondido tras ese el hombre palabra.
Más con ese título.
Mentiras para
principiantes.
Pero no.
Hay de todo.
Me he encontrado
con un autor consciente de sí mismo,
intentando desnudarse
y riéndose de su vergüenza;
consciente y serio;
y tonto y con una media sonrisa
de quien encoge los hombros
al intentar dar una voltereta, y caer,
sabiendo que iba a caer,
sabiendo que lo intentaría igual.
Y de repente ¡zas!
Joder, Tomás.
Me has echado encima este poema.
¿Ahora cómo me lo voy a poder sacar?
Lo que te iba a decir de tus poemas
lo dicen tus poemas ya.
Aviso a navegantes:
algunos,
calan.
Aprovechando que Lucía duerme y P está jugando al Texas Hold’em con los matemáticos, cierro el Factusol, el correo y todo un ratito y os cuento algunas cosas… estoy muerta, así que este artículo tiene dos resultados garantizados (Simpsons: ¡Nosegarantizanresultados!): desconexión de la temática interna y probablemente (argh) alguna erratilla. Vayamos por partes. El jueves
Hace poco Neil Gaiman dio una conferencia de graduación que es de las de recordar para siempre (transcripción): Neil Gaiman Addresses the University of the Arts Class of 2012 de The University of the Arts (Phl). Aparte de que amo a Neil Gaiman con todo el corazón que puedo dedicar a alguien que nunca he visto*
Por fin, ya no estoy enferma. Y Japón… es increíble. Es como viajar al futuro, o a Marte, o al pasado, o a todo lo anterior. Por fin puedo de nuevo hablar, y menos mal. Además, lo necesitaba. Ayer cantaba Quique aquello de esta iba a ser una canción instrumental… En los quioscos del metro
Comentarios