Parece que voy a tener que puntualizar lo que escribí en aquel artículo sobre qué hace una traductora nada más sacar el ordenador de la caja.
¿Que por qué?
Porque os escribo desde mi flamante iMac de 21,5 pulgadas (morid un poco: 4GB de RAM, 1 tera de disco duro), cortesía del Dr. Mira & familia de ambos.
¡Tengo un Mac! Oeeeeee. La primera foto:
De momento he sincronizado el iPod e instalado TweetDeck y WriteRoom, pero el resto parece que está ya ahí.
Voy a tener que suscribirme a todos esos blogs que llevo años evitando, a ver qué hay. Os mantendré informados de lo que vaya descubriendo. Y si hay miembros de la hermandad de Mac entre el público, estaré encantada de que me recomendéis cosas.
¿Qué es lo supuestamente mejor? Que es tecnología creada por mentes creativas para mentes creativas. Espero descubrir en los próximos meses qué hay de verdad en ello. El año que llevo con el iPod (I) y el iPod Touch (II) me ha hecho comprender que hay muchas cosas más allá de la velocidad de procesamiento, la capacidad de almacenaje y el tamaño (o falta del mismo) del aparato en sí.
Es curioso coger toda la tecnología del mundo y poner una pantalla como la del WordPerfect 5.1. Pero, fíjate, funciona. En dos minutos, casi 500 palabras.
Os adelanto que este ordenador no lo voy a utilizar para traducir, probablemente. Aunque no lo descarto. Bueno, voy a ver mis fotos con otros ojos… (por cierto, gracias a Mrs y Mr Carbonara por la cuenta pro de Flickr, ahora empezaré a subir algunas cositas).
Seguiré informando.
Por fin, ya no estoy enferma. Y Japón… es increíble. Es como viajar al futuro, o a Marte, o al pasado, o a todo lo anterior. Por fin puedo de nuevo hablar, y menos mal. Además, lo necesitaba. Ayer cantaba Quique aquello de esta iba a ser una canción instrumental… En los quioscos del metro
Este es el fin de semana de escribir la carta a los Reyes Magos. Yo ya tengo la mía ¿y vosotros?
Ya lo he dicho en twitter (oh, el blogueo se muerde la cola), pero ¡qué gran cinco de noviembre para recordar! Un día histórico. Si no por otra cosa, porque algo, al menos una cosa, una persona, ha cambiado. Y por el ambiente que se respira. Si me pongo poética voy a sonar antisistema: no
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