Parece que voy a tener que puntualizar lo que escribí en aquel artículo sobre qué hace una traductora nada más sacar el ordenador de la caja.
¿Que por qué?
Porque os escribo desde mi flamante iMac de 21,5 pulgadas (morid un poco: 4GB de RAM, 1 tera de disco duro), cortesía del Dr. Mira & familia de ambos.
¡Tengo un Mac! Oeeeeee. La primera foto:
De momento he sincronizado el iPod e instalado TweetDeck y WriteRoom, pero el resto parece que está ya ahí.
Voy a tener que suscribirme a todos esos blogs que llevo años evitando, a ver qué hay. Os mantendré informados de lo que vaya descubriendo. Y si hay miembros de la hermandad de Mac entre el público, estaré encantada de que me recomendéis cosas.
¿Qué es lo supuestamente mejor? Que es tecnología creada por mentes creativas para mentes creativas. Espero descubrir en los próximos meses qué hay de verdad en ello. El año que llevo con el iPod (I) y el iPod Touch (II) me ha hecho comprender que hay muchas cosas más allá de la velocidad de procesamiento, la capacidad de almacenaje y el tamaño (o falta del mismo) del aparato en sí.
Es curioso coger toda la tecnología del mundo y poner una pantalla como la del WordPerfect 5.1. Pero, fíjate, funciona. En dos minutos, casi 500 palabras.
Os adelanto que este ordenador no lo voy a utilizar para traducir, probablemente. Aunque no lo descarto. Bueno, voy a ver mis fotos con otros ojos… (por cierto, gracias a Mrs y Mr Carbonara por la cuenta pro de Flickr, ahora empezaré a subir algunas cositas).
Seguiré informando.
Mucho se habla en traducción sobre mantener las referencias culturales de la versión original, y se habla como si esto fuera posible. Está bien, porque el primer requisito para hacer lo imposible es, bueno, no creer que lo sea. ¿Y qué es una referencia cultural? Es, en resumen e informalmente, todo aquello de lo que
Barcelona huele a pan. A pan recién hecho. No a pan de payés (pa de pagès), sino a cruasanes de mantequilla crujientes. Tenía esa frase escrita desde hace días. Después de una hora dándole el follón a Lucía para que escriba su diario, me doy cuenta de que todo lo que le digo a ella
Hoy es un gran día para salir del armario, pero en la vida, como el Google+, hay muchos círculos y muchos armarios diferentes.
Leía hace poco un consejo para escribir una novela que decía: «escribe sobre aquello que no puedas comentar en la cena».
Comentarios