¿Qué decidiría al final Mary Jane? ¿Responsabilidad, cambios y pasta en Madrid? ¿O aventura, y retos diferentes en Cuba, para luego volver a casa (o no)?
Aquí tenéis la respuesta:
Mary Jane 22 julio 2009 a las 5:25 pm
En primer lugar, gracias a todos los que habéis hecho comentarios en este blog y por otros medios, de verdad que han sido muy útiles y los he tenido en cuenta. Creo que casi todos me conocéis, pero no por este nombre, aunque la mayor parte me habéis tratado poco, por lo que ha sido interesante ver vuestras opiniones sin saber bien de quién hablabais.
Puesto que habéis ayudado de alguna manera con esta decisión, es justo que os informe del resultado: me quedo con la opción A, Cartagena-Cuba-Cartagena (aunque quién sabe qué pasará después o dónde acabaré).
Tengo que admitir que Madrid me tentó mucho e iba ganando puntos la mayor parte del tiempo. Además, ir a Madrid no suponía abandonar para siempre pensando la idea de tener una experiencia personal de cooperación durante unos meses, en Cuba o donde fuera. Sin embargo, en el último momento surgió un aspecto, no el fundamental pero sí uno importante, que no cuadró y me creó una mala sensación. Así que decidí que mi vida de ahora, con el camino que he emprendido y lo que se me abre en el futuro, me hace feliz y que no iba a cambiarla por algo distinto si no me convence al 100%.
Así que, ya sabéis, si queréis visitar Cuba entre noviembre y abril, podéis contactar conmigo a través de Bego. No estaré en La Habana sino en la otra punta de la isla, en la “Cuba profunda y real”, que seguro será toda una experiencia de vida, justo lo que yo quería.
Gracias de nuevo a todos.
¿Sorprendidos?
La otra noche soñé que me iba con ella a Cuba. Mientras estábamos allí ella tenía sus asuntos y yo los míos: mi trabajo intentaba establecer vínculos entre organizaciones locales y españolas para realizar proyectos conjuntos, pero no me daba tiempo a terminar las cosas que quería haber hecho allí y le comentaba a Mary Jane mientras tomábamos un helado que tendría que cambiar el billete y quedarme un poco más de tiempo. Lo siguiente que aparece en el sueño soy yo misma contándole a Fidel Castro en una reunión que los derechos LGBT son derechos humanos y son importantes. Me despierto con la sensación de que era como intentar explicárselo a mi abuelo, que en paz descanse, que era sindicalista. En la misma fábrica que el padre de Pérez-Reverte, para más señas.
Para mí, la conclusión de este sueño es que no descanso ni durmiendo… y que echo mucho de menos a mi abuelo. Fue el que consiguió que mis padres nos subieran la paga cada año con el IPC, excepto aquellos años en los que a los funcionarios les congelaron el sueldo; a nosotras, por tanto, nos congelaron la paga. De ésa no nos supo sacar, pero siguió enseñándonos cosas: a mí, a guardar trastos viejos para luego reconvertirlos a otros usos. Cada vez que veo a mi hija coger varios juguetes, una cuerda y un tornillo de juguete y hacer un regalo para mamá me acuerdo de los inventos del abuelo, lo que él llamaba los sisales. Si sale bien, y si no… pues nada.
Mary Jane: si ves a uno de los Castro, dile que he tenido un sueño. Que tengas muy buena suerte, y aprendas mucho. Todo es, al final, un sisale.
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