Entre hoy y mañana muchos padres descubrirán las cuatro maldiciones que puede tener un juguete, a saber: voluminoso, ruidoso, pringoso y múltiples piezas. Es algo que abuelos, tíos y demás familia negarán conocer. Si tienes niños a tu cargo y alguna vez has maldecido un juguete, probablemente sea por una de las siguientes razones:
Todo esto sin entrar a trapo en el valor educativo, a veces nulo, a veces claramente negativo, que es materia para otro artículo.
Veamos un ejemplo de juguete salido de las profundidades del infierno: busto rubio con juego completo de maquillaje y peluquería a tamaño real. Es voluminoso, es pringoso, tiene múltiples piezas, y además el secador hace ruido: vamos, el pack completo.
Como padre que regala juguetes, uno querría minimizar el número de maldiciones por juguete. Por otro lado, los niños probablemente piensan que si no es enorme, no suena, no pringa y no lo puedes esparcir por toda la casa marcando tu territorio, es un rollo total. A unos y a otros, ¡felices Reyes!
«Reenviar: Actividad READING CLUB BI». He de reconocer que abrí el correo electrónico con gran curiosidad. BI, ¿qué querría decir? ¿de qué me suena? ¿Un club de bislama, el idioma, en su abreviatura ISO 639-1? ¿Sobre bismuto, el elemento? ¿Sobre Bussiness Intelligence, el concepto? ¿Del Bachillerato Internacional, pero sería mezclar idiomas? Pero no. Estas preguntas
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Es cierto que el otro día protestaba por los nombres equívocos, pero uno tiene que rendirse cuando se hace bien, y con gracia. Es el caso de la página (que me ha enamorado, he de admitir) de Unos tipos duros (teoría y práctica de la tipografía). Sólo me da pena que en una página tan
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