Esta mañana hablaba con un grupo de matemáticos en el desayuno (en mi vida esto es algo común) y comentábamos el descenso de la inversión en I+D de las empresas en los últimos tiempos. Yo decía:
—Tenéis que entender que una empresa tiene el deber de proteger su existencia. Sólo si sigue existiendo podrá un día volver a sufragar proyectos de I+D. Tiene que protegerse… en ese sentido es un poco asimoviana…
Entonces he pensado que quizá las empresas, cuando dejan de portarse como personas o grupos de personas, deberían al menos portarse como robots asimovianos. Sus tres leyes serían:
¿Y la ley cero (o cuarta…), dirá el primero de la clase?
Supongo que al cumplir esta última ley, las empresas y los robots serían mejores que muchos humanos.
Amazon me va a matar. En serio, bueno, o matará mi escritura porque no hago más que encargar (¡y leer!) libros. Es como ir a una librería de Londres, pero sin salir de casa y sin que te pese la bolsa. Un peligro. Un peligro muy gordo. Esto es lo que me acaba de llegar
Pues como podéis ver los que visitáis la página (y para los que no, arriba hay una imagen) estoy renovando un poco el aspecto del blog, que llevaba ya un tiempo sin actualizar. De momento estoy aún arreglando cosillas, pero como cada vez estoy más convencida de que lo mejor es enemigo de lo bueno,
Ya lo he dicho en twitter (oh, el blogueo se muerde la cola), pero ¡qué gran cinco de noviembre para recordar! Un día histórico. Si no por otra cosa, porque algo, al menos una cosa, una persona, ha cambiado. Y por el ambiente que se respira. Si me pongo poética voy a sonar antisistema: no
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