Esta mañana hablaba con un grupo de matemáticos en el desayuno (en mi vida esto es algo común) y comentábamos el descenso de la inversión en I+D de las empresas en los últimos tiempos. Yo decía:
—Tenéis que entender que una empresa tiene el deber de proteger su existencia. Sólo si sigue existiendo podrá un día volver a sufragar proyectos de I+D. Tiene que protegerse… en ese sentido es un poco asimoviana…
Entonces he pensado que quizá las empresas, cuando dejan de portarse como personas o grupos de personas, deberían al menos portarse como robots asimovianos. Sus tres leyes serían:
¿Y la ley cero (o cuarta…), dirá el primero de la clase?
Supongo que al cumplir esta última ley, las empresas y los robots serían mejores que muchos humanos.
Los que conocéis a Pablo os podéis imaginar que le hace muchísima ilusión, tanto casi como a Jose Manuel Mira y a Loli Carrillo. Os aseguro que a Lucía y a mí, también. No sólo porque me haya prometido que el año que viene iremos a Japón a celebrarlo (¡no! ¡en absoluto! ¡no tiene nada
Si ya no tienes impresora, si hace meses que no bebes un café, si estás dejando para luego algo que deberías escribir ahora… como yo… pues instálate el paquete de manchas de café para documentos LaTeX: Vía Cafè & Piti y los compartidos de María.
Esta mañana he ido a renegociar comisiones al banco. Es algo que hay que hacer a menudo, porque si no, se te acomodan. Hoy le tocaba el turno a las transferencias internacionales, a la sazón 7€ cada una con esta entidad en concreto. Hay otras con las que no cuesta nada, e intentaba que me
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