Estabas frío,
te culpé.
Estabas muerto,
me culpé.
Estabas mudo,
me sentí sorda,
la culpé.
¿O estaba yo sorda?
Estabas ido.
No es culpa de nadie.
Estaba sola,
contigo, allí.
Volví a casa,
y tú me diste
la espalda.
Abrí el libro
con miedo
de ver las costuras,
de notar las mentiras. Pero no.
La hipótesis del Mercadona, también conocida como la metáfora —o la alegoría— del Mercadona, postula que « follar con alguien nuevo» podría ser similar a «ir a un Mercadona que no es el tuyo». —Pero… ¿esto debería estar por aquí, no? —¡Cómo se les ocurre esta distribución tan poco óptima! Y al final en vez de hacer
Al principio no había tiempo ni espacio, pero a lo mejor durante un momentito, todo, todo lo que hay estaba en un sitio muy pequeño, como un dado del parchís.
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