Me llaman del banco a las ocho y media de la noche de un martes después de puente, con la esperanza de que les compre unos fondos estructurados ligados a Telefónica, Vodafone, Hyundai e Inditex. Por supuesto me llama una chavala majísima de sensual voz. Para más datos, para los que gusten de estas cosas, con un cierto acento gallego.
Es el equivalente bancario de la llamada borracha del sábado a las dos de la mañana.
Mi primera reacción después de colgar es, joder, vas a llevarme al huerto ¿y no me invitas ni a una copa primero?
No, no gracias. Hace seis meses necesitaba mi línea de crédito de la empresa y me la quitasteis de debajo de los pies. Ahora no me vengais con historias de eres muy importante para mí, vamos a darnos otra oportunidad.
La frase que más me ha dolido ha sido por supuesto, en ningún momento perdería usted su dinero. Argh. Esto equivaldría a lo de no haremos nada que tú no quieras.
Claro que no.
País…
Mi chico me manda esta cita de un reportaje de El País Semanal sobre deportes minoritarios: En las últimas páginas de su libro Correr o morir (Now Books), el imbatible sky runner Kilian Jornet esboza una justificación a su búsqueda quimérica, extenuante e irreversible. «Quizá corro porque necesito sentirme creador; necesito saber lo que hay
Hay 10 errores que pueden hacer que no consigas financiación, o peor, que pierdas dinero (que además tienes que devolver).
A lo que hay encima, que es lo más interesante: libros, libros, y más libros. Llevo un tiempo queriendo escribir sobre el caótico batiburrillo curioso conjunto libros junto a los que duermo, y a veces incluso, leo. Sin embargo, van cambiando a menudo y normalmente no me parece que sean material de blog, por decirlo
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