Por ahí
se quiere a los que te quieren
y jamás a los que te han olvidado.
Se quiere a los constantes
se quiere con trabajo
no se quiere sin querer
no se quiere por descuido
no se quiere porque sí
no se quiere por accidente
no se quiere por costumbre
no se quiere a ratos
no se quiere cuando te acuerdas
no se quiere los días impares
no se quiere fines de semana alternos
no se quiere medias vacaciones
no se quiere escribiendo de-emes postales
no se quiere con un amor pequeño
no se quiere un amor manejable
no se quiere un amor tranquilo
no quiere el que no se quiere
no se quiere, en general:
no se quiere.
No se quiere a los constantes,
no se quiere si cuesta trabajo.
Y es una pena.
El día de mi boda, hace ya nueve años, mi familia me preguntaba con mucho interés quién era esa señora de pelo corto y blanco sentada a mi mesa, al lado de mis padres. La respuesta es simple, pero no corta.
Abrí el libro
con miedo
de ver las costuras,
de notar las mentiras. Pero no.
Como el agua Del Segura Me robas de noche Y me devuelves al cauce Cubierta de espuma. Hervida tras la ducha Bajo mucho menos oscura Transparente y verde Las cañas más bien me arrullan Entre los puentes Susurro Nadie sabe de nuestra aventura.
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