Por ahí
se quiere a los que te quieren
y jamás a los que te han olvidado.
Se quiere a los constantes
se quiere con trabajo
no se quiere sin querer
no se quiere por descuido
no se quiere porque sí
no se quiere por accidente
no se quiere por costumbre
no se quiere a ratos
no se quiere cuando te acuerdas
no se quiere los días impares
no se quiere fines de semana alternos
no se quiere medias vacaciones
no se quiere escribiendo de-emes postales
no se quiere con un amor pequeño
no se quiere un amor manejable
no se quiere un amor tranquilo
no quiere el que no se quiere
no se quiere, en general:
no se quiere.
No se quiere a los constantes,
no se quiere si cuesta trabajo.
Y es una pena.
Un beso como el primer pie en la arena Un beso como el asiento de atrás, tras la playa Un beso como la cinta de casette que se ha derretido Un beso como un semáforo bajo el sol hace treinta años Un beso como robar una patata frita de la cocina Un beso como tus
Alguien le gasta una broma pseudo-estúpida a Quique por la calle, cosa que nunca comprenderé. Pablo me mira con cara de «¿tú te has enterado de qué acaba de pasar?» y nuestra telepatía falla por un momento, con lo que me tengo que conformar con expresar mis pensamientos con palabras y delante de los niños.
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