Gracias Txema por este vídeo genial:
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Mi amor por las matemáticas y los matemáticos no hace más que aumentar con el tiempo. Quizá sean como la cerveza y el vino. De niña me sabían amargas, me desconcertaban. Conforme pasa el tiempo me dan más alegrías, más momentos de ¡ajá! ¡perfecto del todo! ¡Yuju!
Pablo nunca me ha regalado un diamante, pero sí me regaló una verdad: en 2001 me regaló la Begoña surface, una superficie minimal que (según él) hasta ese momento no se había descrito.
—Si me quisieras de verdad, la subirías al ArXiv —dijo mi yo de ¿20? años, que no era tonta del todo.
—Uy, quita, qué vergüenza.
Así que ahora no la encuentro, y no puedo contrastar si la verdad que me regalaste, amor, está demostrada o es una conjetura.
Yo te quiero igual, y siempre nos he visto regidos por el axioma de elección.
El caso es que debería estar en esta carpeta…
PD: Por cierto… Uuuuuuu-uuu-uuuh, ¡Banach-Tarski!
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PD (II):
—Hermanos, con estos panes y estos peces, dad de comer a la multitud…
—Pero maestro, ¿podemos usar el axioma de elección?
—Joder, si no, ¿cómo?
PD (III): Me ha dado mucha rabia no poder acabar el curso de programación del MITx que empecé, precisamente porque me daba muchos momentos de esos, de ¡terminado! ¡funciona! ¡probado! ¡esto es verdad para siempre! Cosa que en la empresa no se da mucho. Ahora sé un poquito más de mates y programación, y cuatro tonterías en Python, y mola.
Noticias razonablemente frescas: ¡nuevo blog en el vecindario! Me acabo de enterar por este comentario de que María Barrios tiene nuevo blog. Será público puesto que lo ha dicho en un blog ¿no? Se llama ¿Cuarenta segundos? ¡Yo lo quiero ahora! Tiene buena pinta como todo lo que Frau Barrios ha escrito siempre. Disfruten ustedes.
Suerte=preparación+oportunidad. Hay gente a la que le toca la lotería y 5 años después sigue igual que estaba. Hay que estar preparado para cuando te toque tener suerte. Hay que tener suerte para que tu preparación se convierta en un factor multiplicador de lo que te ha tocado. Pero lo único que podemos hacer es
Los cambios vitales tristemente no son momentos llenos de música dramática de fondo y efectos de luz, sino pequeñas acciones aparentemente intrascendentes, que se convierten en manías, costumbres, y finalmente en tu nueva vida, no 2.0, sino 1.000001 (beta). Son cosas pequeñas que van acumulando valor, como una huchita. Y los pequeños cambios vitales que
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