Al principio no había tiempo ni espacio, pero a lo mejor durante un momentito, todo, todo lo que hay estaba en un sitio muy pequeño, como un dado del parchís.
Entonces estaba caliente y estalló. Se formaron las estrellas y los planetas y el sitio que hay enmedio y el tiempo que pasa. Se formaron galaxias y en una había una estrella, y esa estrella se hizo grande y pequeña y se convirtió en una nube de polvo. De esa nube de polvo salió otra estrella y otros planetas, y en uno de esos planetas había un charco. En ese charco aparecieron unas células que se copiaban a sí mismas, y se copiaban iguales y se copiaban diferentes. Y entonces aparecieron las algas y las plantas y los dinosaurios.
Los dinosaurios se murieron.
Los dinosaurios se murieron, sí, pero ya se habían convertido en pájaros y mamíferos, y entre los mamíferos había monos, y los monos aprendieron a usar herramientas. Los monos se inventaron el pan y la cerveza, aprendieron a contar cuentos y a hacer libros y también se inventaron internet. Ya no eran monos, eran personas. Entonces dos células como las del charco del principio se juntaron, y naciste tú. Y esta noche hemos ido a la feria, y ahora te estoy contando este cuento. Tú estás hecha de estrellas, y eres mi estrella. Buenas noches, preciosa, que duermas bien.
Buenas noches mamá. Tú también.
Me dice mi padre:
—Bego, porfa… ¿me ayudas a traducir una canción de borrachos en griego antiguo?
Ese es mi padre. Me temo que su opinión sobre mí caería en picado si yo no tuviera 3G en la playa.
Ya dije cuando llegó el libro que tenía muchas ganas de leer The Personal MBA, de Josh Kaufman. La idea detrás de The Personal MBA se reduce a una cita de The Good Will Hunting (nada menos) que dice así (en la película original, en su web es algo más políticamente correcta) : You dropped
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