Hoy llevo 69 días haciendo deporte todos los días, y los chicos de La Calle es Tuya me han regalado un ukelele de cartón para celebrarlo (y agradecerme que les pinte unas acuarelas para sus tarjetas de visita, más sobre eso otro día).
Si no hubiera caído enferma tres días, iría por el día 72. Me ha dicho Pablo (@ndebasket) que en la NBA se cuentan las rachas por partidos en los que no estás lesionado, así que me lo voy a aplicar.
Empecé el 30 de septiembre y creé una etiqueta (hashtag) chorra para llevar la cuenta por twitter: #sport4ukelele. La idea viene de que me doy a mí misma un euro por cada día que haga deporte, y al final me compraré con ello un ukelele. Todavía no tengo claro si un ukelele soprano (95€, faltan 26 días) o un ukelele concierto (115€, faltan 46 días).
Hace tanto tiempo que empecé que ya se han borrado las fotos de twitter. ¡Oh, no! no sabía que se borraban. Ahora las subiré siempre a otro sitio por lo menos.
Todo empezó porque cerraron la piscina Mar Menor, la que me pillaba más cerca de casa. Así que me tuve que ir Lejos (para lo que es Murcia) a La Flota. Resulta que los horarios de natación de La Flota me venían fatal. Así que me cogí un abono que me permitía ir cuando yo quisiera («total, para lo que me enseñaba el profe de Mar Menor, mismo me da bajarme programas de entrenamiento de internet»). Resulta que el abono incluía el uso del gimnasio. Yo les tenía alergia (es un decir). Me parecía que ir al gimnasio era aburrido, el equivalente humano a tener una rueda de hámster (¿por qué la piscina no me daba la misma impresión? ¿quizá porque lo sentía más bien como volar?). El caso es que fui alguna vez yo sola y no cambié de opinión: total, también me paso el resto del día corriendo.
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Pero ir solo a hacer deporte, y todos los días, y sin plan, era un poco absurdo a veces. ¿Cuándo paro? ¿cuándo sigo? ¿estoy mejorando? No encontraba por ninguna parte programas de entrenamiento de natación. No estaba usando ninguna métrica excepto la acumulación de días.
Así que me recomendaron contratar a un entrenador, aunque fuera para una sesión a la semana.
Best. Hire. Ever. La mejor decisión, después de la de hacer deporte, claro. Hablamos y fijamos objetivos (en verano, nadar en una travesía). El primer día que entrenamos en la piscina mejoré terriblemente mi técnica (que era muy muy mala, cosa que no me habían corregido nunca). Y día a día seguimos progresando. El mejor piropo es que te suban la dificultad de los ejercicios, y no para de subir…
Los días que no podía ir al gimnasio, he usado la aplicación (ya que todo el mundo me lo pregunta) You are your own gym, de Mark Lauren. Sobre todo he hecho esos ejercicios los fines de semana, que siempre por una cosa o por otra estás fuera, no encaja bien lo de dejar sola al resto de la familia, etc.
Es un sistema para hacer ejercicio con tu propio cuerpo, o con muy pocos accesorios que puedas tener en cualquier parte (una puerta, una mesa, dos sillas, una toalla). A veces me recuerda a esas películas en las que meten en una celda a un militar y lo ves haciendo ejercicio él solo para mantenerse cuerdo.
Vale, a veces también yo me siento así.
Así va la aplicación (la hay para IOS, y la misma te vale para iPhone y iPad) y para Android.
Este es el aspecto que tiene:
Octubre fue el primer mes de mi vida que hice deporte todos los días.
Noviembre no pudo ser. El día que peor me había sentido hasta ese momento, intenté hacer algo más suave: yoga de la Wii con mi hija.
Al día siguiente ya no podía moverme. No, no creo que tenga que ver con el yoga de la Wii.
Dos veces salí de casa con la mochila para ir al gimnasio, y dos veces no conseguí llegar con follones que surgieron (principalmente, de trabajo).
Volví a casa, caí enferma del todo y mi entrenador decretó descanso de tres días. ¿Que cuándo fue esto? ¡Exacto! El 23 de noviembre, primer día del congreso de AJE, día antes del curso de OmegaT y de la mesa redonda, etc. ¿Casualidad? No lo creo.
¡Cómo cuesta volver después de haber parado! No os imagináis la rabia que me dio romper mi racha. Pero volví.
Vamos a ver cómo se porta diciembre. Seguiremos informando.
Y vosotros ¿cómo os las apañáis? ¿trucos? ¿costumbres? Yo ya os comenté cómo había reorganizado todo mi horario aquí.
¿Se puede tener más paciencia? ¿Cuánta? ¿Para qué? Hubo una época en la que sentía una presencia en el universo, y le hablaba. Le decía: dame paciencia. Porque no tengo. Solo mucho más tarde escuché el famoso chiste: Señor, dame paciencia… dame paciencia, porque si me das fuerza ¡lo mato!
Y aunque ni la foto ni el artículo sean del día de la madre en concreto, en realidad no necesito ninguna excusa para poner una foto más de Lucía en el blog. Aquí va. (Hay más en Flickr).
(An English version of this post) En el curso nos han recomendado El emprendedor visionario, de Marc Allen. Excepto por el último capítulo (que trata un tema totalmente distinto, la utopía personal del autor), me ha ayudado bastante, sobre todo a ver cómo quiero que sea mi modelo de negocio. Lo que más me ha
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