Categoría: emprender

  • Estoy en el #EBE09

    mesas vip

    Estoy en el EBE09. A dos metros de Enrique Dans, para más datos. Podéis seguir lo que voy haciendo en Twitter:

    http://twitter.com/minibego

    Podéis seguir la avalancha de información de todos los blogueros y tuiteros en:

    http://twitter.com/#search?q=%23ebe09

    Y ahora, a escuchar 🙂

  • Inspiración vía Carbonara

    Inspiración vía Carbonara

    Todos morimos. El objetivo no es vivir para siempre, sino crear algo que sí lo haga.
    We all die. The goal isn’t to live forever, the goal is to create something that will. (Chuck Palahniuk) – Todos morimos. El objetivo no es vivir para siempre, es crear algo que sí lo haga.
    Art is not what you see, is what you make others see. (Edgar Degas)
    Art is not what you see, is what you make others see. (Edgar Degas) – El arte no es lo que tú ves, es lo que tú haces que otros vean.
    If youre going through hell, keep going.
    If you’re going through hell, keep going. (Winston Churchill) – Si estás atravesando un infierno, sigue adelante.

    Gracias a Yeray, el diseñador / ingeniero del papel de carbonara.es.

    Las traducciones son mías (de un domingo a medianoche, he de agregar).

    Por cierto, y no es que tenga que ver, pero desde hoy ya tengo el blog optimizado para dispositivos móviles (y actualizado, con copia de seguridad… limpiando mi casita, vaya).

  • La madurez es no quejarse, y otros temas resueltos

    ¿De qué iba la segunda sesión presencial del curso? Pues iba sobre motivación, creatividad, gestión del tiempo y del estrés laboral. Está claro que a cada una de esas cosas podrías dedicarle tardes enteras (bueno, y tiene su parte a distancia, con muchísimo contenido), pero estoy contenta con lo concentrado que está. ¿Con qué me quedo de esta visita? Con la relación entre la madurez y las quejas.

    Me ha gustado el siguiente ejercicio. Toma (aunque sea mentalmente) un lápiz y rellena los huecos con cómo acabarías tú la frase, con cuatro ejemplos de cada:

    Tengo que…

    Necesito…

    No puedo…

    ¿Fácil, verdad?

    Ahora coges la misma lista, y tachas el principio, rellenando con la que te pongo aquí:

    Tengo que… Elijo

    Necesito… Quiero

    No puedo… No quiero

    Ahora vuelves a leer tus frases, y si no te encajan, las tachas o las cambias de categoría.

    La madurez es estar en la columna del elijo, quiero, y no quiero. Pero una vez estoy en esa columna, dejo de quejarme. Una persona madura no se queja, total ¿para qué? O está en tu poder, o no lo está. O eliges resolverlo, o eliges no resolverlo.

    Os pongo (algunas de) las cosas que me han salido a mí:

    1. Elijo tratar más de cerca con proveedores y clientes.
    2. Elijo dedicarme más tiempo a  mí misma.
    3. Quiero cuidarme la espalda, hacer deporte, salir más, desconectar, ver a mis amigos.
    4. No quiero seguir así mucho tiempo.

    Otra actividad interesante es hacer una lista de tus temas pendientes, ponerles una fecha, y luego pasarlos a la agenda. De repente  ¡puf! hale, ya está. Ya tienes un plan. Nos dijo que no puedes lleva los temas pendientes en la cabeza, porque pesan mucho, y no te dejan pensar.

    También nos comentó la importancia de atender las necesidades básicas, con esta historia que es para mearse de risa (jur jur):

    —Una amiga mía se meó encima hablando con el que le gustaba, con tal de no dejarlo un rato, ir, mear, y volver. ¡Mira! menos mal que llevaba pantalón negro, era su época sí más jincha, y no se notó. Luego se liaron.

    —¿Pero, el mismo día?

    —No, no, fue a ducharse primero.

    Da risa pensar en la escena, pero pasa muchas veces en la empresa, no mearte, sino no hacer lo que tienes que hacer (comer, dormir, mejorar los procesos, irte de vacaciones) porque estás hablando con quien quieres hablar, y no lo quieres dejar un momento, y luego volver.

    —¡Acha, pá’ una vez que le veo! me decía mi amiga.

    Os dejo con cosas que ya tienen fecha en mi agenda, así que si queréis echarme una mano o participar, aquí estoy:

    • Acabar el curso a distancia (jejeje).
    • Formar a mi equipo en el sistema nuevo.
    • Seleccionar a una persona nueva.
    • Aumentar el equipo de traductores.
    • Organizar mejor los procesos.
    • Hacer más cursos de Bellas Artes (como el de ingeniería del papel de Yeray).
    • Cuidarme estilo Garaulet.
    • Cantar.
    • Navegar (confieso que la fecha de éste es diciembre de 2013).
    • Ir al cine.
    • Ir de cámping (antes de que llegue el invierno duro, así que animaos).
    • Hacer deporte.
    • Bailar.
    • Salir.
    • Publicar la web nueva de Matiz.
    • Organizar la fiesta de Matiz en Murcia (¡antes de fin de mes!).

    Todo eso ya está encaminado. ¡Qué alivio!

    ¿Y vosotros, qué queréis tener en la lista de temas resueltos?

  • Hay que estar bien para dirigir bien

    Ayer fui a la primera sesión presencial de un curso que estoy haciendo sobre desarrollo de competencias directivas, que imparte Carmen Pérez Saussol: gestión de equipos, resolución de problemas, gestión del conflicto, del tiempo, del estrés, de la creatividad… Todo cosas extremadamente útiles que necesito para ayer, valga la expresión 🙂

    Lo que quiero decir es que nunca sobran.

    La frase resumen con la que me quedo es la siguiente:

    Hay que estar bien para dirigir bien.

    Parece una obviedad, pero todas las cosas que tiene que tener alguien que esté llevando a un grupo de personas a alguna parte, no las puede tener si no está bien. Después de acabada la sesión marqué con una estrella las cosas con las que me quedaba para pensar más sobre ellas. A ver qué os parecen:

    1. El que no sabe dónde va ya ha llegado a donde iba
      • (Remake de frase de Séneca, creo, que me ha gustado).
    2. La buena organización no se nota.
      • (Es cierto, se notan los fallos de una mala).
    3. Tu trabajo es sacar lo mejor de cada uno.
      • En el trabajo nadie te cae mal: eso te estorba para tu objetivo, que es sacar lo mejor que tiene.
    4. Un puesto directivo tiene un desgaste afectivo que requiere una recarga afectiva.
    5. Soy responsable, en primer lugar, de llevar a mi vida las cosas que mi vida tiene que tener.
      • Si no, no puedo ser responsable de las personas a mi cargo. Es necesario conocerse, ser sincero con uno mismo y hacer de este autoconocimiento la base de la seguridad.
    6. Hemos venido a ser felices y a estar bien, y el trabajo es un medio para ese fin.
    7. Hay que aprender a poner límite a las cosas que te gustan del trabajo.
    8. Accesible: siempre. Disponible: no siempre.
    9. Para hablar mal, mejor no cojas el teléfono.
      • Especialmente si te llama tu madre, tu abuela, tu pareja ¿qué necesidad tienen de que les respondas mal? Ya hablarás con ellos cuando puedas ser agradable.
    10. ¿Quién manda de mí para adentro? Yo.
      • ¿Quién me enfada, me pone de los nervios, etc.? Nadie.
    11. Cada día dedico 1 minuto, o 30 segundos, a estar dentro de mí.
      • En ese lugar en el que nadie puede enfadarte, ponerte de los nervios… ¡qué recarga!
    12. Una urgencia rutinaria es un fallo.
    13. Sólo hay tres causas del cabreo: física, afectiva, o intelectual.
      • Saber por qué estás cabreado es el primer paso hacia estar más sereno: aceptar lo que no puedes cambiar, cambiar lo que sí, saber la diferencia, etc.
      • Físico: cansancio, hambre (recuerda comer y dormir). Os sorprendería la cantidad de emprendedores que no se lo toma en serio.
      • Afectivo: hay que sentirse querido.
      • Intelectual: hay que estar formado/preparado/experimentado para las tareas.
    14. ¿Cuál es mi capacidad?
      • Sólo respondiendo a esa pregunta sabré si estoy por encima de mi capacidad, y debo parar. Nuestra capacidad no es ilimitada, así que tenemos que limitar nuestro trabajo.
    15. Una habilidad es una estrategia que te sale sola.
    16. Lo haces por ti, así que hazlo con alegría.
    17. La gente tiene que fiarse de ti a ojos cerrados.
      • Eso, por supuesto, sólo se consigue mereciéndolo.
    18. Quejarse no es resolver.
    19. Saber que tienes que hacerlo no es igual que ponerle un resultado concreto y una fecha.

    Y para demostrar que me pringo, mi lista de resoluciones (en vigor desde anoche):

    1. Dedicar una hora diaria para mí (la de hoy, en escribir esto).
    2. Informarme sobre horarios, precios y lugares de actividades relajantes y deportivas en Murcia (1 de octubre; ya sé dónde dan los masajes de 1 hora… el placeeeerlgh.)
    3. Poner una alarma diaria para hacer un minuto de respiración consciente (hoy).
    4. Dejar que las cosas fluyan y no querer organizarlo todo (bueno, este es un poco cutre, pero lo necesito).
    5. Reírme y estar con gente que se ría.

    Resulta que para ser buen jefe tienes que ser una persona que trasmita serenidad y seguridad en que estás llevando las cosas a buen puerto, y para eso hay que ser feliz, así que… ¿quién se apunta a echar unas risas?

    Bonus: Este artículo de Angel María con 5 cosas para conciliar trabajo y familia, y los comentarios.

    Por cierto que hay 19 cosas en la lista y eso en internet queda feo. Si ponéis la 20 en los comentarios os lo agradeceré.

  • Sapir-Whorf, Granada, y mi abuela

    Sapir-Whorf y Granada son dos conceptos que giran en este momento por mi cabeza, a tanta velocidad como para ponerme a escribir. Mi abuela es una de las razones de que, aunque hayan girado otras cosas, no haya escrito nada este verano.

    Solisombra, de Ciclocris en Flickr (CC Atribución)
    Solisombra, de Ciclocris en Flickr (CC Atribución)

    Imaginad por un momento a las personas que se sientan a vuestra mesa los domingos a comer. Imaginad que desde que tenéis uso de razón, y con paréntesis que habéis acabado por cerrar, siempre se hubieran sentado a la mesa las mismas personas. Imaginaos ahora que una de esas personas hubiera muerto el pasado día 13, de un cáncer de estómago (de un tumor gástrico).

    Decir que echaré de menos a la única abuela que he tenido [is a fucking understatement] es muy poco. Me siento como si me hubieran cortado un trocito. Creo que todavía no puedo contaros cosas de ella. Era una de las personas más generosas y desinteresadas que he conocido. Cada vez que os ponga comida de más en el plato, cada vez que os diga que os podéis quedar en mi casa, espero estar siendo un eco de lo que ella fue.

    Joder, no puedo escribir más sobre esto. Seguiré con el resto.

    Mañana a las 7 de la madrugada salgo para Granada: llegaré sobre las 10.  Por eso me ha hecho gracia al abrir mi Google Reader esta noche encontrarme estas dos cosas seguidas:

    ¿Por qué me hace gracia lo de Sapir-Whorf? Porque este año hará diez años (¡diez años!) de aquellas clases en la Universidad de Granada sobre Lingüística Aplicada a la Traducción (con este Miguel Vega, no el otro, ni este otro, claro, que tenía 13 añitos) que me entusiasmaron tanto, y me hicieron pensar en investigar sobre lingüística, traducción y la mente humana. Fue una de las clases que más disfruté (junto con la traducción de Trainspotting que hicimos en Traducción Literaria con Ricardo Muñoz, y las fichas de revisión con Dorothy Kelly [cuya versión sólo ligeramente adaptada usamos hoy en Matiz]).

    Algo hizo clic cuando Miguel nos contó lo de la hipótesis de Sapir-Whorf, y después de interminables (lo sé) debates en clase, y de haber pedido un libro para leer más sobre el tema, después de haber tenido una especie de revelación, me di cuenta de que no, que aunque la gente que habla de manera simple parezca entender las cosas de una manera igualmente simplista, no tiene por qué ser una cosa consecuencia directa de la otra (hipótesis Wharfiana fuerte). Aunque ahora me pasa a menudo, tuve que esperar un año para experimentar algo parecido. Fue cuando leí el primer libro de Steven Pinker, en Colonia (tuve que dejar de salir una semana y media para poder comprarlo, menos mal que los primeros de Harry Potter los compraba María). No es poco esfuerzo, en la caja de zapatos el apartamento no había ni compañeros de piso ni tele ni internet.

    La verdad es que sí que empiezo a sonar como mi abuela. 🙂

    Granada es un gran sitio para equivocarse aprender. Y volver a equivocarse aprender más aún.

    En el último año de carrera, ya me interesaba más ver cómo la traducción podría aplicarse a un modelo de negocio justo y efectivo (de ahí lo de formar la primera agencia de traducción de la Universidad de Granada con Quique, José Luis, Belén y los dos Juanes). Yo aquí sigo. Es lo que me da ahora oportunidades de aprender vía ensayo y error momentos de ¡ahá! y de ¡oops!

    Por todo lo anterior me resulta curioso leer esto esta noche, y volver mañana a Granada.

    Os pongo aquí lo que decían de Sapir-Whorf. Y como hoy tengo que poner en el plato más de lo que vais a comer, al final traduzco el párrafo que Languagehat considera más interesante.

    I’ve written about Sapir-Whorf (e.g., here and here) and about the Pirahã (e.g., here and here, and good lord, has it really been five years?), and there’s nothing particularly new in Joshua Hartshorne’s «Does Language Shape What We Think?» in Scientific American, but it’s a nice short roundup of recent developments, and this is a thought-provoking paragraph:

    This suggests a different way of thinking about the influence of language on thought: words are very handy mnemonics. We may not be able to remember what seventeen spools looks like, but we can remember the word seventeen. In his landmark The Language of Thought, philosopher Jerry Fodor argued that many words work like acronyms. French students use the acronym ban[g]s to remember which adjectives go before nouns («Beauty, Age, Number, Goodneess [sic], and Size»). Similarly, sometimes its [sic] easier to remember a word (calculus, Estonia) than what the word stands for. We use the word, knowing that should it becomes [sic] necessary, we can search through our minds — or an encyclopedia — and pull up the relevant information (how to calculate an integral; Estonia’s population, capital and location on a map). Numbers, it seems, work the same way.

    As a side note, Scientific American could use some proofreading. (Thanks, Sarah!)

    [Traducción al español a continuación. No reproduzco las faltas de las que se quejan en la última frase.]

    Esto sugiere una manera diferente de pensar sobre la influencia del lenguaje en el pensamiento: las palabras son reglas mnemotécnicas muy prácticas. Quizá no podamos recordar qué aspecto tienen diecisiete carretes, pero podemos recordar la palabra diecisiete. En su famoso libro El Lenguaje del pensamiento, el filósofo Jerry Fodor argumentaba que muchas palabras funcionan como acrónimos. Los estudiantes de francés utilizan el acrónimo BANGS para recordar qué adjetivos van antes que los nombres (en inglés: belleza, edad, número, bondad, tamaño). De forma parecida, a veces es más fácil recordar una palabra (cálculo, Estonia) que aquello que la palabra representa. Utilizamos la palabra sabiendo que, si fuera necesario, podemos buscar en nuestra mente (o en una enciclopedia) y obtener la información relevante (cómo calcular una integral, la población de Estonia, su capital y lugar en el mapa). Al parecer, los números funcionan de la misma manera.

    ¿Queréis comer más? ¿Y quedaros hasta mañana? ¡Hay sitio! ¡No me molesta!

  • Lo que Mary Jane ha decidido

    ¿Qué decidiría al final Mary Jane? ¿Responsabilidad, cambios y pasta en Madrid? ¿O aventura, y retos diferentes en Cuba, para luego volver a casa (o no)?
    Decisión (en realidad estas dos fotos son en Cartagena pero sirva para ilustrar el concepto)
    Aquí tenéis la respuesta:

    Mary Jane 22 julio 2009 a las 5:25 pm
    En primer lugar, gracias a todos los que habéis hecho comentarios en este blog y por otros medios, de verdad que han sido muy útiles y los he tenido en cuenta. Creo que casi todos me conocéis, pero no por este nombre, aunque la mayor parte me habéis tratado poco, por lo que ha sido interesante ver vuestras opiniones sin saber bien de quién hablabais.
    Puesto que habéis ayudado de alguna manera con esta decisión, es justo que os informe del resultado: me quedo con la opción A, Cartagena-Cuba-Cartagena (aunque quién sabe qué pasará después o dónde acabaré).
    Tengo que admitir que Madrid me tentó mucho e iba ganando puntos la mayor parte del tiempo. Además, ir a Madrid no suponía abandonar para siempre pensando la idea de tener una experiencia personal de cooperación durante unos meses, en Cuba o donde fuera. Sin embargo, en el último momento surgió un aspecto, no el fundamental pero sí uno importante, que no cuadró y me creó una mala sensación. Así que decidí que mi vida de ahora, con el camino que he emprendido y lo que se me abre en el futuro, me hace feliz y que no iba a cambiarla por algo distinto si no me convence al 100%.
    Así que, ya sabéis, si queréis visitar Cuba entre noviembre y abril, podéis contactar conmigo a través de Bego. No estaré en La Habana sino en la otra punta de la isla, en la “Cuba profunda y real”, que seguro será toda una experiencia de vida, justo lo que yo quería.
    Gracias de nuevo a todos.

    ¿Sorprendidos?

    La otra noche soñé que me iba con ella a Cuba. Mientras estábamos allí ella  tenía sus asuntos y yo los míos: mi trabajo intentaba establecer vínculos entre organizaciones locales y españolas para realizar proyectos conjuntos, pero no me daba tiempo a terminar las cosas que quería haber hecho allí y le comentaba a Mary Jane mientras tomábamos un helado que tendría que cambiar el billete y quedarme un poco más de tiempo. Lo siguiente que aparece en el sueño soy yo misma contándole a Fidel Castro en una reunión que los derechos LGBT son derechos humanos y son importantes. Me despierto con la sensación de que era como intentar explicárselo a mi abuelo, que en paz descanse, que era sindicalista. En la misma fábrica que el padre de Pérez-Reverte, para más señas.

    Para mí, la conclusión de este sueño es que no descanso ni durmiendo…  y que echo mucho de menos a mi abuelo. Fue el que consiguió que mis padres nos subieran la paga cada año con el IPC, excepto aquellos años en los que a los funcionarios les congelaron el sueldo; a nosotras, por tanto, nos congelaron la paga. De ésa no nos supo sacar, pero siguió enseñándonos cosas: a mí, a guardar trastos viejos para luego reconvertirlos a otros usos. Cada vez que veo a mi hija coger varios juguetes, una cuerda y un tornillo de juguete y hacer un regalo para mamá me acuerdo de los inventos del abuelo, lo que él llamaba los sisales. Si sale bien, y si no… pues nada.

    Mary Jane: si ves a uno de los Castro, dile que he tenido un sueño. Que tengas muy buena suerte, y aprendas mucho. Todo es, al final, un sisale.

  • La decisión de Mary Jane

    Seré breve, porque tengo delante a Mary Jane. Sirva para decir que Mary Jane no soy yo, ni es María, es otra persona, pero este no es su nombre real, por si lo habíais dudado. Estamos al fresco en un FresCo, y tiene el siguiente dilema:

    Chica de 34 años, sin ataduras familiares, con hipoteca en su ciudad actual y oposiciones aprobadas en mando intermedio universitario, con Máster en Cooperación Internacional a medio hacer, se encuentra con la siguiente encrucijada:

    Opción A

    Seis meses de prácticas remuneradas en Cuba (600€/mes) de cooperante como parte del máster, y vuelta a su puesto habitual (o no…) con reserva del mismo. Nivel de estrés previsto: bajo.

    Opción B

    Puesto de responsabilidad en entidad semipública, con contrato laboral, de 9 a 18h en Madrid (50.000€ brutos/año), al menos dos años, sin reserva de puesto, y con problemas para terminar el máster. Viajes abundantes incluidos. Nivel de estrés previsto: alto.

    Las opciones son mutuamente excluyentes. ¿Qué debe hacer nuestra amiga Mary Jane? Pues eso os preguntamos, amables lectores. Tiene hasta mañana martes por la noche para elegir. Quedarse no se va a quedar.

  • Japón: game over. Jueves 14, ponencia en el Día del Emprendedor.

    Nara sin sakura
    Nara sin sakura

    Aprovechando que Lucía duerme y P está jugando al Texas Hold’em con los matemáticos, cierro el Factusol, el correo y todo un ratito y os cuento algunas cosas… estoy muerta, así que este artículo tiene dos resultados garantizados (Simpsons: ¡Nosegarantizanresultados!): desconexión de la temática interna y probablemente (argh) alguna erratilla.

    Vayamos por partes.

    El jueves estaré en el Día del Emprendedor de la Región de Murcia (¡como ponente!) en Cartagena, en vez de en el 25 aniversario de Greenpeace, en Murcia. Si estáis en la Región, deberíais ir a una de las dos cosas.

    La celebración de Greenpeace es a las 19:30 así que no son del todo incompatibles.

    La ponencia en la que participo, junto con Amelia González, es a las 10:00. Estaré todo el día en Cartagena.

    Para ir al Día del Emprendedor habrá autobuses gratuitos desde Murcia para los inscritos (hay que inscribirse de todas maneras, gratis, en emprendeconinfo.com).

    Bellas Artes.

    Me encanta. Soy la peor de la clase, y aun así, soy muy feliz.

    Japón.

    Se acabó el viaje a Japón. De hecho, a la semana siguiente del post anterior, cuando volví a Nara con Pablo, ya no quedaba apenas ningún cerezo en flor. Tempus f*ing fugit, como dice Zor, atrapa el sakura, haz hanami mientras puedas, y demás.

    Tengo que publicar todo sobre el viaje a Japón, puesto que hasta tengo una petición formal de Paco (¡lo escribiré!).

    Temas pendientes, por tanto:

    • Por qué no me he quedado a vivir en Japón, a pesar de la tentación (respuesta corta: porque me ha parecido más conservador/discriminatorio aún que Murcia, quién lo iba a decir, y me ha resultado incómodo).
    • Todos los motivos para quedarse para siempre, a pesar de eso: sashimi, ternera de Kobe, aparatitos con botones, tecnología, cultura, limpieza, ¿he dicho lo tecnológico que es todo?, la caligrafía, el sashimi, los móviles con internet de alta velocidad, ¿la ternera de Kobe ha salido?, los tacones de aguja en el metro, el hanami, ¿sashimi lo he dicho ya?, lo manga que es todo, que los trenes lleguen siempre a tiempo, los aseos públicos con desinfectante y olor a flores, la ternera de Kobe, el paisaje humano, ¿he dicho ya la tecnología, el sashimi y la ternera de Kobe?).
    • Esquizofrenia o bipolaridad de la moda japonesa (diario versus fin de semana versus cosplay), las medias por la rodilla, los pinkis de moda, y por qué Lucía no llevará jamás uniformes japoneses de colegio, si puedo evitarlo.
    • El misterio de los Girl’s Bar. ¿Qué son? Y si son lo que sospechamos ¿por qué es tan aburrido?
    • La manta raya de cuatro metros del Acuario de Osaka, jugando.
    • Nara.  El edificio de madera más grande del mundo, el buda bajo techo más grande del mundo, y el merchandising de Hello Kitty (o Doraemon; o Snoopy) en el regazo de Buda más kitsch del mundo.
    • El día que llamaron a Pablo para decirle que era uno de los 100 líderes del futuro según la revista Capital. (Procrastinators: leaders of tomorrow).
    • Los Spanish Churro del Starbucks (¡Mini Churoky!)

    Y… eso os contaré, más o menos. A ver si poniendo la lista primero, me animo a hacer actualizaciones cortitas.

    ¡Nos vemos el jueves!

  • 38 horas para embarcar hacia Japón

    Cartagena-Murcia-Madrid-Helsinki-Osaka-Nara-Tokio-Kobe-Kyoto-Osaka-Helsinki-Madrid-Murcia-Cartagena
    Cartagena-Murcia-Madrid-Helsinki-Osaka-Nara-Tokio-Kobe-Kyoto-Osaka-Helsinki-Madrid-Murcia-Cartagena

    ¿Sabíais que… amígdalas es hoy en día la palabra griega para almendras?

    Pues esta mañana me he levantado con amigdalitis, esto es, con las almendras hinchadas, y siento como si tuviera uvas atascadas en el cuello, y me molestan los oídos como si llevara ya 10 horas en un avión. Esta tarde, gracias a nuestro amigo el ibuprofeno efervescente genérico y los antibióticos de amplio espectro, estoy siendo capaz de escribir este mensaje.

    Yo a este viaje voy aunque me tenga extirpar las amígdalas a mano en los lavabos del aeropuerto de Helsinki.

    Quizá exagero.

    Quizá los superpoderes de los emprendedores y autónomos se desvanecen cuando dices la fatídica palabra… vacaciones. Me he estado resistiendo cuanto he podido, he puesto el autorrespondedor, contestaré los correos electrónicos, le he dejado mil instrucciones a María José, mi asistente… y aún así, me cuesta. Llamadlo superstición si queréis, pero desde que se abrieron las puertas de Matiz hace ya dos años y tres meses, no me he atrevido a decirla con la misma alegría.

    Lo mejor de todo: se acerca Quique desde Beijing.

  • Día Internacional de la Mujer (¿trabajadora? ¿como yo?)

    Día Internacional de la Mujer
    Matiz y el Día Internacional de la Mujer

    Para mí el 8 de marzo es desde tiempo inmemorial el día del cumple de mi mejor amiga del colegio. Con el tiempo fue cobrando relevancia lo del día de la mujer, y son dos fechas que me recuerdan la una a la otra.

    Cada año que pasa lo veo de una manera distinta, quizá porque soy aún más consciente de todas las cosas que se supone te hacen ser mujer, mujer trabajadora, y esas historias que casi nadie cuenta en primera persona.

    De pequeña piensas que tendrá que ver contigo algún día, quizá. Yo pensaba en la tarta de chocolate con galletas de la madre de mi amiga, y rezaba para que no le echase coco rallado, aunque siempre estaba buenísima.

    Este blog hará pronto tres años, y no guarda por tanto el recuerdo del primer día que fui mujer, trabajadora y además madre: faltaban aún 8 días.

    Hoy faltan 8 días para el tercer aniversario, y aún no sé qué se supone que tengo que sentir hoy, o si el hecho de que haya un día en el que la gente piense en casos como el mío me ayuda en algo los otros 364.

    Este año la fecha va acompañada de una buena noticia: en Matiz, la agencia de traducción e interpretación que fundé, nos han concedido una una subvención que pedimos hace ya tiempo, parecida a la de la monomarentalidad. Nos habían denegado todas las de Institutos de la Mujer los dos años anteriores, pero este año ha sido que sí.

    La gente me da la enhorabuena, y me dice que es más fácil emprender siendo mujer porque te dan más ayudas. Entonces yo me río, y digo, claro que sí, ya verás, te voy a dar el perfil de la persona a la que le darían todas las ayudas, según baremo:

    Es alguien que tiene una idea, quiere montar su propia empresa y es una mujer inmigrante, en paro, mayor de 45 años, que ha sufrido maltrato, soltera o sin pareja, con niños menores y ascendientes mayores a su cargo, con una minusvalía, en un sector en el que la mujer está poco representada y con una idea innovadora y tecnológica (a ser posible de I+D) y que va a aguantar con la empresa, funcione o no, durante al menos dos años.

    Esa mujer no se merece una subvención. Se merece un monumento.

    Una subvención es un gesto simbólico que se agradece y ayuda, porque toda ayuda es poca. Pero esa persona va a tener que enfrentarse a problemas mucho mayores de los que una aportación económica puede paliar.

    Y si no tienes tantos problemas, también. ¿Cómo compensas que los otros empresarios miren a tu alrededor buscando a tu jefe? ¿Cómo compensas que en ciertos sectores los acuerdos y las alianzas se cierren en sitios en los que no eres bienvenida como cliente? ¿Cómo compensas que te estás metiendo en un club de chicos, hasta ahora?

    Trabajando, y muchas horas. Demostrando lo que vales. ¿Cómo? Con resultados. Y perdiendo oportunidades de estar en tu casa tranquila, de asegurarte un sueldo, unas bajas y unas vacaciones, de tomarte las cosas con más calma, de intentar compensar la papitis de tu hija, y en general de no enfrentarte en persona con uno de los problemas clásicos de la humanidad.

    Es cierto que aceptar las cosas tal como son no va conmigo, y que estoy disfrutando mucho de ver cómo poco a poco las cosas avanzan, y los frutos apuntan. Soy un poco hobbit en eso, me gusta ver las cosas crecer.

    Me alegra que existan las ayudas y los días de la mujer, que se concedan y que se celebren. Pero que aún existan es un recordatorio de que aún no pueden desaparecer.