Yo siempre intento arreglarlo. Pero a veces la gente no quiere que arregles nada, quiere que escuches y punto.
En ese momento, para mí, se convierte en una experiencia masoquista: intentando disfrutar de la compañía y a la vez aguantar el dolor de ver cómo alguien se la pega, sin intervenir, sin hacer ni decir «nada».
«Nada», excepto escuchar y decir: «uf, eso suena muy duro».
—Uf, eso suena muy duro.
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Actualización: Me pasa Sabela en los comentarios este otro vídeo, muy ilustrativo, sobre la diferencia entre empatía y pena (ojo al falso amigo sympathy/simpatía):
Hoy llevo 69 días haciendo deporte todos los días, y los chicos de La Calle es Tuya me han regalado un ukelele de cartón para celebrarlo.
Pues sí, mañana a las 19:00h (GMT+1) estaré en la tertulia de El Mirador, de Radio Intereconomía. En Murcia (España) está en el 90.6 FM, y en el resto del mundo se puede escuchar vía internet, pulsando el enlace anterior y, una vez en la página, en radio intereconomía > escuchar en directo.
Mientras tenga una conexión con la libertad, no pertenezco del todo a la prisión. Porque parte de mí vive allí, y sólo una parte de mí sigue encarcelada aquí. (Igor Sutyagin en el vídeo Las palabras cambian vidas, que podéis ver un poco más abajo) Como dije a principio de noviembre, me he kicked myself
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