Etiqueta: literatura

  • Ten calma y crea arte

    Ten calma y crea arte

    Ten calma y crea arte

    Hace poco Neil Gaiman dio una conferencia de graduación que es de las de recordar para siempre (transcripción):

    Neil Gaiman Addresses the University of the Arts Class of 2012 de The University of the Arts (Phl).

     Aparte de que amo a Neil Gaiman con todo el corazón que puedo dedicar a alguien que nunca he visto* sus palabras son una fuente de energía, en mi caso, energía creativa. El mensaje, esencialmente, es que de todo el sufrimiento que puedas, saques arte. Y de los días buenos también:

    Life is sometimes hard. Things go wrong, in life and in love and in business and in friendship and in health and in all the other ways that life can go wrong. And when things get tough, this is what you should do.

    Make good art.

    I’m serious. Husband runs off with a politician? Make good art. Leg crushed and then eaten by mutated boa constrictor? Make good art. IRS on your trail? Make good art. Cat exploded? Make good art. Somebody on the Internet thinks what you do is stupid or evil or it’s all been done before? Make good art. Probably things will work out somehow, and eventually time will take the sting away, but that doesn’t matter. Do what only you do best. Make good art.

    Make it on the good days too.

    Significa:

    La vida a veces es dura. Las cosas salen mal, en la vida, en el amor, en los negocios, en la amistad, en la salud y de todas las otras maneras en las que la vida puede ir mal. Y cuando las cosas se ponen duras, esto es lo que debes hacer.

    Crea buen arte.

    Lo digo en serio. ¿Tu marido se larga con una política? Crea buen arte. ¿Te aplasta la pierna y la devora una boa constrictor mutante? Crea buen arte. ¿Te inspecciona Hacienda? Crea buen arte. ¿Explota tu gato? Crea buen arte. ¿Alguien en internet piensa que lo que haces es estúpido o malvado o ya se ha hecho antes? Crea buen arte. Probablemente las cosas salgan bien de alguna manera, y al final el tiempo hará que pique menos, pero eso no importa. Haz lo que solo tú haces mejor. Crea buen arte.

    Crea también en los días buenos.

    No soy la única, hay un cómic en Zen Pencils (gran web):

     

    Así que, el gobierno se carga la bonificación por reincorporación a las madres autónomas… crea buen arte.

    Keep calm and make good art
    Ten calma y crea arte

    Yo estoy pintando un cuadro y escribiendo este post. ¿Y tú?

     

    * (Por no hablar de su esposa Amanda Palmer, Tim Minchin, Terry Pratchett y Stoya —y además se conocen entre sí— suspiro).

  • Dice El Corte Inglés que Hernán Casciari es historia

    Dice El Corte Inglés que Hernán Casciari es historia

    El pibe que arruinaba las fotos, de Hernán Casciari, en la sección novela histórica de un conocido centro comercial
    El pibe que arruinaba las fotos, de Hernán Casciari, en la sección novela histórica de un conocido centro comercial

    Quizá tengan razón, y Hernán Casciari sea histórico.

    PD: Ya tengo mis Orsai 1, Orsai 2, Orsai 3 y el libro de Altuna.

    PD (II): Yo me he comprado el ejemplar de la foto, pero El pibe que arruinaba las fotos se puede descargar aquí.

  • Con estos versos no harás la revolución

    Con estos versos no harás la revolución

    Llevo varios días recitando esta canción por lo bajo. También pensando en qué escribir, cómo y cuándo, qué primero, qué después, y escribiendo poco. También durmiendo poco. Pensando en las cosas que quiero hacer, e intentando practicar una frase que me cuesta mucho pronunciar. Son dos palabras difícilísimas. Probablemente tengáis las vuestras. Las mías son «necesito ayuda». En un montón de cosas profesionales, para empezar: ya pondré una lista. Esta semana además ha empezado el peque la guardería, precisamente, porque necesito ayuda con todo.

    Pero como hoy es sábado, voy con los versos con los que no haré la revolución…

    Se sienta a la mesa y escribe.

    «Con este poema no tomarás el poder», dice.
    «Con estos versos, no harás la revolución», dice.
    «Ni con miles de versos harás la Revolución», dice.

    Y más: esos versos no han de servirle para
    que peones, maestros, hacheros, vivan mejor,
    coman mejor, o él mismo, coma, viva mejor.
    Ni para enamorar a una le servirán…

    No ganará plata con ellos,
    no entrará al cine gratis con ellos,
    no le darán ropa por ellos,

    no conseguirá tabaco, o vino, por ellos,

    ni papagayos ni bufandas ni barcos
    ni toros ni paraguas conseguirá por ellos.
    Si por ellos fuera la lluvia lo mojará.
    No alcanzará perdón o gracia por ellos.

    «Con este poema no tomarás el poder», dice.
    «Con estos versos no harás la Revolución», dice.
    «Ni con miles de versos harás la Revolución», dice.
    Se sienta a la mesa, y escribe.

    Confianzas, de Gotan Project (escúchala aquí por ejemplo, o pulsa play abajo).

    
    
  • Cómo no escribir

    Tipos en Cartagena

    Claramente, dejándolo para más tarde, cuando sea mejor momento. Una pista: nunca hay  mejor momento que ahora. Y entre ahora o nunca, elige bien. A veces toca nunca, a veces toca ahora.

    Hemos tenido un problemilla en casa estas Navidades, y es que mi hermano pequeño ha estado a esto de suspender Lengua. Quiero muchísimo a mi hermano, así que supongo que es por eso que casi lo mato. Quiero decir que me tuve que reprimir para no echarle un broncazo gordo: y aun así me pasé. Hermanito: lo siento. Ya te lo dije entonces y te lo repito ahora. No es por nada, sino porque quieres dedicarte a la filología inglesa. ¡Mi niño, de letras! Que sepas que estoy emocionadísima viéndote estudiar latín y griego antiguo. Casi tanto como cuando tocas a la guitarra rock clásico y piezas barrocas y politonos frikis la misma tarde.

    Mi hermano es un chico listo que escribe bien y no tiene faltas: la verdad, me parece increíble que no sepa contestar en un examen «qué es una reseña, y haz una reseña de La Celestina». Pero bueno, me callo, me callo ya: seguro que ahora ya no se le olvida. Yo aquí he venido a hablar de mis libros, y a aplicarme el cuento, así que ahí van algunas microrreseñas, la mínima expresión.

    Ya estoy terminando algunos de los libros que pedí en los dos o tres o cuatro últimos pedidos y visitas a la biblioteca. Y de nuevo, como no publique esto pronto se me va a hacer más vieja aún, y ya se me han acumulado bastantes.

    Sobre escribir y crear

    • Stephen King: On Writing
      • Un buen libro con dos partes, una autobiográfica (cómo llegó a ser escritor) y otra sobre cómo escribir. De nuevo un microrresumen de la parte que nos (me) interesa:
        • Escribe.
        • Di la verdad (y en cada mentira, también una verdad)
      • Veredicto: muy recomendable. Leer: sí. Releer: sí. Regalar: sí. Quedarme otra copia: también.
    • Sandra Newman & Howard Mittelmark: How NOT to write a novel
      • Un libro con consejos sobre cómo escribir una novela auténticamente insoportable. Glorioso y divertidísimo. Los ejemplos son además, impagables.
      • Veredicto: igual que al anterior.
    • Hugh McLeod: Ignore Everybody
      • Una versión larga e ilustrada del famoso post larguísimo del autor, sobre cómo tienes que pasar del mundo e ir a lo tuyo si realmente te interesa sacar lo que llevas dentro a la luz. Aplicable a la vida, la empresa, la novela, o incluso a la investigación matemática.
      • Veredicto: se lo estoy leyendo a Pablo en voz alta (así de bueno es) en los viajes. A veces, con traducción a vista, a veces en inglés las cosas mejor escritas. Diez páginas me quedan. Genial. Para tenerlo a mano. Para citarlo de vez en cuando. Para saltarse lo que no se te aplica. Para regalar con un gran lazo a los que intentan crear.
    • Chris Baty: No Plot? No Problem!
      • Del creador de NaNoWriMo, la guía para hacerlo por tu cuenta (o en el propio mes). Muchos consejos útiles y muy inspirador.
      • Veredicto: muy recomendable. Leer: sí. Releer: sí. Regalar: sí. Quedarme otra copia: también.
    • Jason Fried & David Heinemeier Hansson: ReWork
      • De los creadores de Basecamp (37 signals) y tal, pildoritas sobre el trabajo al estilo de Ignore Everybody, Linchpin, y demás. Lo dice Seth  Godin en la portada: Ignore this book at your own peril (ignora este libro bajo tu propia responsabilidad) y tiene razón.
      • Veredicto: muy recomendable para emprendedores (y emprendedores internos dentro de su propia carrera). Leer: sí. Releer: sí. Regalar: sí. Quedarme otra copia: también.
    • Mark Twain: How to tell a story
      • Un conjunto de artículos vagamente relacionados con la escritura, en edición bilingüe.
      • Veredicto: ¿habíais oído hablar del libro? ¿no? Pues eso. Anecdótico y tal. La traducción, correcta las veces que la miré, aunque más encorsetada que Twain. Claro que entiendo que Twain impone, así que no he dicho nada. Por cierto que el «story» es más chiste que cuento.

    Miedo real, miedo imaginario

    • Gavin de Becker: The Gift of Fear
      • Hay dos tipos de cosas que identificamos como miedo: la preocupación (ruido inútil) y el aviso de alerta de nuestro cerebro reptiliano (útil). Aprende a distinguirlos para aprovechar el útil y vivir sin miedo (hasta que lo necesitas). También como te ayuda a entender las motivaciones de la violencia en general, con lo que también me daba ideas para crear malos creíbles y con los que te puedas identificar. Gavin de Becker es un experto en seguridad de primera línea, véase aquí.Un ejemplo:
      • I do not oppose contingency planning. I do oppose time-wasting, however, and in my firm, in my life, and in your life, everything we give energy to takes energy away from something else. Accordingly, we are wisest to put our resources where they’ll be most likely to return some benefit. (Gavin de Becker: Apocalypse Not Now)
      • Veredicto: no es en absoluto el tipo de libro que suelo leer, pero me ha resultado imprescindible para todo adulto. En serio.
    • Stephen King: Full Dark, No Stars
      • Cuatro historias largas de Stephen King, con el hilo conductor del castigo, el algo a cambio (retribution), además de un apéndice diciendo de dónde las sacó.
      • Veredicto: Muy bueno. Como siempre. Ambas cosas: bueno y como siempre.

    Ficción

    • Chuck Palahniuk: Tell All
      • Una novela sobre el canto del cisne de una actriz en decadencia, contada como un largo artículo de cotilleo a lo Elvira Lindo en Tinto de Verano, citando nombres en negrita y tal.
      • Veredicto: insufrible. No sé lo bastante de cine clásico, pero vamos, ha sido un sufrimiento. La idea es buena, buenísima incluso, pero todas las referencias me pasaban volando, como dicen los ingleses, por encima de la cabeza. Para que veáis que no me encanta todo lo que leo, ni siquiera cuando el 100% de lo que he leído antes del autor me entusiasma. Pobre del traductor al que le toque.
    • Nick Hornby: High Fidelity
      • Había visto la película pero me ha sorprendido, y además animado a leer el resto de Nick Hornby. Y que haya escrito esta lista tiene que ver. Y tendré que mirar en Spotify las canciones.
      • Veredicto: recomendable a pesar de que mi paciencia para historias románticas es muy limitada, pero ha conseguido atraer mi atención a pesar del tema y eso es meritorio. Leer: sí. Releer: quizá. Regalar: sí. Quedarme otra copia: también, y además es lo que hay porque lo he leído en el Kindle.
    • Nick Hornby: Juliet, Naked
      • Me encanta cómo juega con las perspectivas de los tres personajes en esta novela. Como soy ultrafan de algunas cosas, me identifico con uno de ellos (pero también con el resto, argh). No os cuento nada porque es mejor leerla, pero vaya: un músico, un ultrafan, y la mujer del ultrafan. La he disfrutado mucho. ¿Qué más queréis?
      • Veredicto: léase.

    Y como quiero que leáis más cosas que escriba, lo dejo aquí por hoy. Otro día, más. Se queda en el tintero hablaros de once libros más:

    Dos que ya me he leído:

    • Carlos González: Un regalo para toda la vida.
    • Carlos González: Bésame mucho (recomendado a todos los padres, incluso a los de tiempo parcial)

    Dos que estoy leyendo ahora mismo:

    • Josh Kaufman: The personal MBA
    • Tim Ferriss: The four hour body (pero sólo porque lo está leyendo Darío Pescador y me ha picado)

    Tres que me está costando acabarme:

    • Madelyne Simone Rovenhauer: The Nasty Little Writing Book (buena idea, mal llevada)
    • Terry Pratchett: Nanny Ogg’s Cookbook (me da hambre)
    • Seth Godin: Linchpin (pero en teoría debe costar, va de «la resistencia»)

    Cuatro que me quedan por leer:

    Enlazaban el otro día en el Facebook de Greenpeace a un artículo que decía lo siguiente:

    La industria papelera se publicita con mensajes como «sólo leyendo más de 33 e-books de 360 páginas cada uno durante el ciclo de vida de un libro electrónico esta opción puede resultar preferible al papel desde el punto de vista de la mitigación del cambio climático».

    Y yo pensé ¿33? ¿y ése es el gran argumento de la industria papelera? Es ridículo. Probablemente vaya a leer eso este año.

    Y me dije: qué tontería. Voy a leer 33 libros este año con toda seguridad.

    Y luego pensé: más vale que los elija bien, por eso de que los libros que lees acaban configurando quién eres. Así que pedí consejo sobre un tema que tengo descuidado: la ciencia ficción. Ya me han hecho una preselección MaríaMultimaníaco: para otro artículo da, seguro. Y para leer 33 libros más.

    Tus libros dicen quién eres. A veces, para bien y todo.

  • Sobre escribir

    Stephen King On Writing
    Stephen King, On Writing («Mientras escribo» se llama en español)

    Hay algo bonito en tener algunos libros en papel, dice la que pronto tendrá un Kindle. 🙂 Sobre todo lo que tengo es poco sitio, porque parto con la desventaja de tener cinco mil cómics en casa, una herencia que recibió Pablo y a mí me toca en gananciales… de reparto de espacio (porque las herencias no son gananciales, chicos y chicas, pero el espacio que ocupan sí). Partimos con veinticinco años de handicap friki. Hay adiciones, de todas maneras, que son muy bienvenidas, como este de Stephen King que ha llegado hoy. Por alguna razón salió antes de Amazon y ha llegado después, es una de estas cosas que no tienen una explicación muy clara.

    Me ha encantado esta parte de la segunda introducción (¡se me acumula el trabajo!):

    This is a short book because most books about writing are full with bullshit. Fiction writers, present company included, don’t understand very much about what they do – not why it works when it’s good, not why it doesn’t when it’s bad. I figured the shorter the book, the less the bullshit. (Stephen King, On Writing, second foreword, page xiii)

    Este libro es corto porque la mayor parte de los libros sobre escritura están llenos de gilipolleces. Los escritores de ficción, servidor incluido, no entienden muy bien lo que hacen: ni por qué funciona cuando es bueno, ni por qué no, cuando es malo. Pensé que cuanto más corto fuera el libro, menos gilipolleces tendría. (La traducción es mía).

    Hoy además ha llegado un email de ánimo del programa NaNoWriMo, en concreto de Holly Black, que dice entre otras cosas:

    5) Write for your reader self, not your writer self. You are the best audience for your own work. If you would absolutely love a character like the one you are writing about, if you adore books like the one you are working on, then you are going to know how to make the book appealing—write it like you were the person who was going to read it. Remember the fun bits, the juicy bits, the stuff you linger over in other books—the good stuff.

    5) Escribe para tu yo lector, no para tu yo escritor. Eres el mejor público de tu propio trabajo. Si de verdad te encantaría un personaje justo como el que estás escribiendo, si adoras los libros como el que estás escribiendo, entonces sabrás cómo hacer atractivo tu libro: cómo escribirlo como si fueras la persona que va a leerlo. Recuerda las partes divertidas, jugosas, las partes que atesoras en otros libros; las cosas buenas.

    La verdad es que estoy pasando un poco de miedo con mi propio libro… porque cuando termine las dos escenas que me quedan planeadas no sé por dónde voy a seguir, y me quedan aún 34933 palabras por escribir. En fin, menos quejarse, menos documentarse y más al tajo. Si hubiera dedicado este rato a la novela, me quedarían 34440.

  • Tráiler de próximas reseñas

    Amazon me va a matar.
    En serio, bueno, o matará mi escritura porque no hago más que encargar (¡y leer!) libros. Es como ir a una librería de Londres, pero sin salir de casa y sin que te pese la bolsa. Un peligro. Un peligro muy gordo. Esto es lo que me acaba de llegar (y hay otros dos pedidos en camino):

    Aun así, mi mesilla ya contenía lo siguiente, mezcla de leídos y por leer:

    Tengo empezados los de Dawkins (cortesía de Mr Carbonara), Crystal (desde hace milenios) y Twain (edición bilingüe sacada ¡oh sí! de la Biblioteca Regional). Ya os cuento de Palahniuk, Pratchett y Follett.

    Como dije en twitter, voy a escribir un artículo para La Linterna del Traductor, sobre subtitulación y VisualSubSync. Me he traído bibliografía de la oficina: Teoría y práctica de la subtitulación Inglés-Español de Jorge Díaz Cintas, y Subtitling, de Jan Ivarson y Mary Carroll (que tecnológicamente está pasadísimo, pero todavía contiene cosas interesantes).

    Como no me regaléis crack, o una suscripción al WoW o algo, esto no tiene pinta de parar. Me encanta mi vida.

  • Memercicio

    Meme, ejercicio, ejercicio de memez, lo que queráis.

    El caso es que la nota de Multimaníaco (por cierto, este artículo es muy interesante) de tus quince autores favoritos (pensando poco) me ha hecho reflexionar sobre qué tipo de libros leo, y quizá me dé alguna pista sobre qué tipo de libros voy a escribir. Claro que si intentáis sacar la media esto va a ser un poco raro. Está claro que no me molesta, ya que son los que más me gustan, pero es curioso pensar en ello.

    1.    Tolkien
    2.    Neil Gaiman
    3.    Stephen King
    4.    Terry Pratchett
    5.    Susanna Clarke
    6.    Louis de Bernières
    7.    Chuck Palahniuk
    8.    Michael Ende
    9.    J. K. Rowling
    10.   Edgar Allan Poe
    11.    Roald Dahl
    12.    Irvine Welsh
    13.    Marjane Satrapi
    14.    Ralf König
    15.    Bill Waterson

    Ua-la, ahí arriba he puesto qué tipo de libros voy a escribir.

    Qué miedo me doy a veces 🙂

    Actualización: Argh, Quino, me falta Quino. Lo cito y no lo pongo.

  • Dónde estaba cuando estaba de vacaciones

    Como ya dije por ahí, esta primavera fuimos a Río de Janeiro. En concreto nos quedamos en Ipanema, en un apartamento fantástico, con vistas al Cristo del Corcovado en obras cubierto con andamios, así es la vida 🙂 aunque aún sin grafitti y sin que prohibieran la entrada, como sucedió poco más tarde.

    Llovió e hizo mal tiempo algunos días, pero no tanto como una semana después de volvernos, con las inundaciones y desprendimientos. Así que las fotos en las que estamos con nubes negras en el Corcovado son extrañamente inquietantes, por un lado (se avecina la tragedia) pero curiosas porque estamos con cara de «uuh, qué desastre, qué oportunos somos», cuando lo peor estaba por llegar y nos íbamos a librar por los pelos. Nuestro avión fue de los últimos que salieron, aunque pasó una hora en la pista, esperando, por la lluvia. También nos libramos por muy poco de lo del volcán de Islandia.

    Y en todas las esperas, las siestas, las horas de dormir… estuve en los siguientes libros. Estando en verano, tenéis un libro empezado, tenéis excusa para cerrar el navegador y pasar de largo. Pero no os lo recomiendo. Lo que recomiendo es que compréis más libros de los que debáis, y leáis más de la cuenta.

    The Graveyard Book, de Neil Gaiman

    graveyard

    Le tenía muchas ganas al libro de Neil Gaiman, pero no lo había podido encontrar en inglés en España (a pesar de que he estado de librerías por ahí). Tiene una pila de premios bastante considerable, y al leerlo te das cuenta de por qué. Va de un niño que crece en un cementerio, a medio camino entre el mundo de los vivos y el otro. El resto, es mejor leer el libro.

    Por algún motivo, me da miedo meterme en páginas como Amazon porque tengo muchos libros por leer y una tarjeta de crédito. Vas cogiendo uno, otro y otro y ni siquiera pesan. Un peligro, vamos.

    Las ilustraciones de Dave McKean son increíbles, en lo que expresan con pocos trazos, y en cómo se integran con el texto.

    He intentado que mi hermano (16 años) se lo lea también en inglés, con un éxito bastante limitado de momento. Pienso que si quiere sacarse el First el nivel debería de ser suficiente, pero puedo estar equivocada. No es el único que quiere revitalizar su inglés en mi entorno, así que os lo recomiendo en cualquier caso.

    Middlesex, de Jeffrey Eugenides

    middlesexEste es uno de los únicos libros medio potables que encontré ya allí, o eso pensaba yo. Pero es un libro realmente memorable, de los que cierras y dices, «Caramba, me he leído un Buen Libro«. Tanto, que lo empecé de nuevo y me leí gran parte del principio para volver a visitar algunas de las cosas que se habían resuelto al final.

    Para los que oigáis hablar de él por primera vez (y tampoco os gustara Las Vírgenes Suicidas, la película) ganó en su día un Pullitzer y está considerada como una de las candidatas a «novela americana» esto es, de las que tratan de captar el espíritu de los EEUU. Y es curioso que lo sea, porque trata del viaje genético de la alteración de la 5-alfa-reductasa desde el Asia Menor de la invasión griega hasta Detroit (no menos). Me resulta curioso, puesto que finalmente es un libro sobre la identidad y la ambigüedad, y no es, en ese sentido, lo que uno consideraría el centro de la historia americana típica. Pero quizá por eso tiene sentido.

    El principio me recordó a Birds without Wings de Louis de Bernières, que me encantó también y comienza en el mismo sitio, en el mismo momento histórico, y también está asociado a una peli con fama de muy flojilla (La mandolina del capitán Corelli, que está basada en otro libro de Bernières).

    Lullaby, de Chuck Palahniuk

    lullabyLullaby habla sobre el poder de las palabras… ¿y si pudieras matar a alguien recitando una poesía? (de manera no figurada) ¿Cuántas veces podrías reprimirte?

    Para el resto, lean el libro…

    Por supuesto, no es raro que me llame la atención un libro sobre el poder de la palabra justa en el orden adecuado. Pero creo que, como novela, puede tener interés para otro tipo de personas, sobre todo por la parte de la magia y demás (que no suele ser un ingrediente de Palahniuk, en realidad).

    Diría que precisamente por ese uso de la magia es un libro que puedes usar para pasar de Palahniuk, que habla normalmente de vidas corrientes con decisiones clave, a Neil Gaiman, que habla de lo corriente en los mundos extraños (esto es una ocurrencia mía y está abierta a debate). A mí me ha recordado un poco a Anansi Boys, pero no sabría decir exactamente por qué. Claro que puestos a recomendar, os recomiendo Anansi Boys, American Gods, Fragile Things (o la selección más infantil M is for Magic), Jonathan Strange & Mr Norrell, y esencialmente todos los compañeros de estantería de esta novela ahora mismo.

    Invisible Monsters, de Chuck Palahniuk

    invisible_monstersCon este (un libro con mucha técnica, pero muy chulo) ya empiezo a haberme leído un gran porcentaje de los libros de Palahniuk, y el resultado es que tendré que empezar a ponerlo en mis listas de autores favoritos. Me gusta mucho cómo trata a sus personajes y sus tramas, cómo le da la vuelta a las situaciones y presenta las cosas. También recomiendo vivamente a todo el que pasa por mi casa que se lea «Non-Fiction» con artículos periodísticos/autobiográficos/sobre escribir suyos. Y sobre todo, la introducción, que cuenta cómo es el ciclo de escribir continuamente, y tiene partes que son muy citables y muy chulas. Si has venido a mi casa últimamente, y hemos pasado un rato delante de los libros, probablemente te he obligado a leer esto…

    If you haven’t already noticed, all my books are about a lonely person looking for some way to connect with other people.

    In a way, that is the opposite of the American Dream: to get so rich you can rise above the rabble, all those people on the freeway or, worse, the bus. […] An environment you can control, free from conflict and pain. Where you rule. […] We get there, and we’re alone. And we’re lonely.

    After we’re miserable enugh —like the narrator in his Fight Club condo, or the narrator isolated by her own beautiful face in Invisible Monsters— we destroy our lovely nest and force ourselves back into the larger world. In so many ways, that’s also how your wite a novel. You plan and research. You spend time alone, building this lovely world where you control, control, control everything. You let the telephone ring. The emails pile up. You stay in your story until you destroy it. Then you come back to be with other people.

    If your story world sells well enough, you get to go on book tour. Do interviews. Really be with people. A lot of people. People, until you’re sick of people. Until you crave the idea of escaping, getting away to a…

    To another lovely story world.

    And so it goes. Alone. Together. Alone. Together.

    En estos sitios estuve mentalmente, y estuvo bien descansar.

    Alone. Together. Alone. Together.

  • Aunque no puedas ver, el microrrelato, en PDF

    Visto el microéxito del microrrelato, aquí os subo una versión en PDF para imprimir, enviar por email, prestar, regalar, colgar en el armario, llevar en la cartera… He toqueteado el formato estándar un poquito para que se pueda imprimir y leer bien en una hoja A4 por las dos caras, a dos columnas. Recuerda, con el papel como con el alcohol: imprime con moderación, es tu responsabilidad.

    Por supuesto para la maquetación en LaTeX he contado con la impagable ayuda del Sr Mira Senior, José Manuel Mira. Los fallos (y faltas de elegancia tipográfica o programadora) que pueda tener el archivo son, con toda seguridad, míos. Probablemente no estarían si me hubiera estudiado sus libros. Aquí está el archivo (si no has entendido el párrafo, no te lo bajes, mismo da): Aunque no puedas ver (TEX, para fisgonear en el formato, 7KB, sí, has leído bien, 7KB). El texto tiene la misma licencia CC atribución, compartir igual; el formato, la máxima que pueda tener.

    Por cierto, si alguien quisiera regalarme esta camiseta, (en versión para chica) para el próximo día 11 de octubre (guiño, guiño), sería muy friki:

    Im a LaTeX fetishist (Soy un fetichista del LaTeX)
    I'm a LaTeX fetishist (Soy fetichista del LaTeX)
  • Aunque no puedas ver

    Es duro no poder ver lo que pinta tu pareja, más aún cuando a tu alrededor no paran de llamarlo para que muestre los cuadros, dé conferencias, o envíe fotografías.
    Hubo un tiempo en el que quise operarme, pero me dijeron que tendría que dejarlo todo durante diez años. Que iría de quirófano en quirófano, y que no había garantías de que al final pudiera distinguir formas o colores con claridad. Lo pensé, y decidí seguir con mi profesión y mi vida, aunque no pudiera ver las cosas a las que él estaba dedicando la suya.
    —¿Qué haces, amor?
    —Estoy pintando.
    —¿Y… cómo vas? ¿consigues avanzar?
    —No acabo de conseguir lo que quiero conseguir. Pero sé que si lo sigo intentando, llegará un punto en el que o lo habré conseguido, o sabré que es imposible para mí.
    —¿Y el último cuadro que hiciste? ¿Sabes ya algo de la galería que te gusta?
    —Lo tienen allí parado ya seis meses, y siguen haciéndome esperar. Si no lo quieren allí tengo pensada otra, pero claro, no es igual. La gente irá a verlo si saben que está allí, los que me conocen y los que no. Pero sabes que la gente asocia el nivel de la galería con el del cuadro. Cuanto peor sea la galería, y menos céntrica esté, menos interés tendrá la gente en darse el viaje para ir a verlo. Y mientras no me lo devuelvan, no puedo hacer nada.
    —¿Pero lo subiste a la web, no? La gente sabe que existe.
    —Sí, pero no se ve igual, no se entiende igual. Además no hablarán tanto de él hasta que haya una exposición.
    —¿Se ha secado el último que hiciste? Puedo ayudarte con el marco.
    —Sí, bueno… lo he enmarcado yo, al final. Pero si quieres darle un repaso a las juntas, estaría bien.
    —Cada día lo haces mejor tú solo. Sabes que yo sólo lo hago porque me hace ilusión participar en algo.
    —Lo sé.
    —Ojalá pudiera ver tus cuadros.
    —No importa.
    —Sí, sí que importa. Vamos a esas fiestas y todo el mundo habla de pintura todo el rato. La gente te admira mucho y quiere hablar conmigo de lo mucho que les gustan tus cuadros. Yo sólo puedo decir que sí, que parece que a la gente le gustan. Que a los pintores buenos les pareces prometedor. Que trabajas muy duro y que te importa de verdad. Que he pasado la mano por la pintura, y que a veces las líneas son suaves, y a veces son rugosas. Que hay cuadros con los que has sufrido durante meses, y otros pequeños que son el fruto de una noche en vela. De cuando me acuesto y estás pintando, y me despierto y sigues en el mismo lugar. De cuando vamos en el coche, y estás callado, y sé que piensas en tu cuadro.
    —A mí no me importa que no puedas ver. Hay cosas en el mundo que no son pintura.
    —Sí, pero no te importan tanto.
    —Tú me importas más que todos los cuadros.
    —¡Pero no podemos hablar de ellos! No puedo decirte lo que pienso, no puedo ayudarte.
    —Sí que me ayudas. Pones música, y te encargas de que el ordenador siga funcionando.
    —Eres un desastre con la informática. No te interesa nada.
    —Sólo me interesa lo que me ayuda a trabajar. Lo demás no.
    —Podrías poner interés y aprender miles de cosas.
    —Sé que si sale algo útil, te enterarás por mí. Como con la web que me hiciste con las estadísticas de visitantes. O cuando me instalaste el correo en el móvil, o lo de los blogs.
    —Ya.
    —Por cierto, me han invitado a otra cosa.
    —¿A otra? ¿dónde? ¿cuándo?
    —Es algo conmemorativo en Brasilia. Entre Seúl en noviembre y Fortaleza en mayo.
    —Puf. ¿Y vas a ir?
    —No lo sé aún.
    —¿No es mucho con lo de la India el verano que viene?
    —A lo mejor sí. Es mucho trote.
    —Yo no sé a cuántas cosas puedo ir, paseando por salas donde no veo lo que hay colgado en las paredes, escuchando conferencias en las que no sé de qué hablan.
    —Está claro, lo entiendo.
    —A las tuyas voy porque me gusta oír el entusiasmo con el que cuentas qué has aprendido, y escuchar lo que murmura la gente.
    —Je, je, eso es divertido.
    —Me acuerdo de aquel chico se puso a hablarme como si pudiera ver. Fue horrible.
    —Horrible, ¿por qué?
    —En cuanto le dije que yo no podía ver, se quedó callado, como si yo ya no estuviera allí.
    —El pobre, ya no sabría qué tema sacarte. Pasan mucho tiempo con otros pintores ¿sabes? Quizá no se le ocurría de qué te podría hablar.
    —Supongo.
    —No te lo tomes a mal.
    —No, después en la fiesta me sacó a bailar salsa.
    —Es buena gente, pero le cuesta salir de su tema.
    —¡Tuvo que pedirle a otro que me lo preguntara!
    —¿Ves? Y el otro sí estaba hablando contigo.
    —Es verdad. Él y ese otro señor mayor tan majo que me dijo que eras muy creativo.
    —Te apuesto lo que quieras a que no ha dedicado diez minutos a un cuadro mío en la vida.
    —Qué exagerado eres. Ése sí era majete. No me habló de pintura ni un solo minuto.
    —Pues qué suerte, porque no tiene fama de eso.
    —¿No?
    —Pues no.
    —Qué cosas. En fin, ya sabes que yo sólo voy por viajar contigo, probar la comida de todos esos sitios, pasear por otras playas, sentir otras brisas del mar… oír otras olas…
    —¡Y esos los bufés de desayuno! ¡Qué buenos! ¿A que sí?
    —Sí, pero de vez en cuando estaría bien ir a un sitio en el que no hubiera ninguna exposición, y te tuviera para mí sola.
    —Sabes que cuando salgo tengo compromisos, que es por lo que me pagan el viaje.
    —… y si no fuera por ello no podríamos pagarlo. Ya. Tus padres sí que lo disfrutan. Como también son artistas, tienes suerte.
    —Sí, bueno, hacen cosas parecidas, pero no son de pintura exactamente.
    —Otros sólo sabrían que sales en la radio.
    —Calla, calla, qué vergüenza. Y qué difícil es hablar con periodistas. Explicar lo que hago… para gente que no lo está viendo…
    —Supongo que por eso me gustan tus entrevistas. Porque haces ese esfuerzo para otros, y yo lo entiendo un poco mejor.
    —Me cuesta mucho.
    —Pero a tus padres sí que se lo puedes explicar más o menos. Además sus compañeros sí que lo aprecian, y les dan la enhorabuena por lo que haces. Es una suerte que comprendan a qué te dedicas, y estén orgullosos. Otros no lo entenderían.
    —Es que soy un chico con suerte.
    —¿Aunque yo no pueda ver?
    —Aunque no puedas ver.

    Este microrrelato está dedicado a los que me preguntan cómo es estar casada con un matemático, sin ser matemática. Es más o menos así.

    CC: Begoña Martínez, Atribución, Compartir Igual.
    Creative Commons License
    Aunque no puedas ver, por Begoña Martínez tiene una licencia  Creative Commons Reconocimiento-Compartir bajo la misma licencia 3.0 España.

    Bonus por leer hasta el final

    Anécdota real:

    Profesor de la Licenciatura de Matemáticas, en clase: ¿Sabéis dónde está vuestro compañero Fulanito?

    —Lo ha dejado. Va a dedicarse a la (literatura, bellas artes, música).

    —Hace bien. No era lo bastante creativo para ser matemático.