Si el otro día hablé de lo malo, hoy hablaré de lo bueno de los juguetes.
Lo más básico es que el mejor regalo que puedes hacer es tu atención. El juguete favorito de tus niños eres tú. A los niños (y a los mayores) lo que más les gusta es que las personas a las que quieren les hagan caso. Quizá por eso es tan especial Reyes, no solo por los regalos, sino porque es el día que tus padres dedican por completo a jugar contigo.
Es una pena que los mayores hayamos perdido la capacidad a largo plazo de jugar todo el día con los mismos juguetes infantiles. El problema no es que los niños se cansen de un libro o una película, es que mucho, mucho antes, nos cansamos nosotros.
Por eso somos nosotros los que vamos rotando juguetes, películas, lecturas. Y por eso lo que le regales al peque te tiene que gustar a ti. Para poder prestarle toda la atención posible.
Dicho esto, espero que comprendáis que era imprescindible ponerle a la peque por Reyes la mazmorra del dragón de Playmobil. Es por ella, de verdad.
Llevo unos días queriendo escribir un post diciendo que no me recortarán las ganas de reír, pero paradójicamente, no estaba de humor.
Creo que mentalmente me resisto a la idea de dejarme llevar por la corriente general de ¡es el Apocalipsis, el fin del mundo, los mayas tenían razón! Hoy os explico qué pasa por mi mente.
Me acaba de llegar este aviso sobre Pixel Attack en Valencia (lástima que no fuese este fin de semana, que casualmente estaba allí). Es una pena que no vaya a poder asistir, pero me gustaría mucho ir y poder conocer a los chicos de Medios y Proyectos: cada vez que hacen una nueva web, odio
Me dice mi padre:
—Bego, porfa… ¿me ayudas a traducir una canción de borrachos en griego antiguo?
Ese es mi padre. Me temo que su opinión sobre mí caería en picado si yo no tuviera 3G en la playa.
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