Por fin, ya no estoy enferma. Y Japón… es increíble. Es como viajar al futuro, o a Marte, o al pasado, o a todo lo anterior.
Por fin puedo de nuevo hablar, y menos mal. Además, lo necesitaba. Ayer cantaba Quique aquello de esta iba a ser una canción instrumental…
En los quioscos del metro venden USB de conexión 3G y pañuelos de tela, al lado de los caramelos.
Los cerezos… ahora lo entiendo. Están por todas partes, de repente te distraes, das la vuelta a una esquina, el tren pasa un edificio, y de repente, ahí están. Una explosión de color, de olor, y siempre, de manera un tanto extraña, una sorpresa.
Y dices: ¡Oh!
Y no sabes decir nada más, durante unos segundos.
Me cuentan que Lucía lo está pasando bomba estas vacaciones. Yo la echo mucho de menos. Hay más niños de lo que uno podría pensar. Ayer estuve en Nara, y a Lucía le habrían encantado los ciervos (los mensajeros de los dioses) que viven en el parque, en los jardines alrededor de los templos. Se lo habría pasado fenomenal, con todos los demás niños (y muchísimos adultos) dándoles galletas para ciervos.
Nos he comprado (para ella y para mí) rotuladores-pincel para hacer kanjis de colores. Las tiendas de artículos de caligrafía son impresionantes. Me tuve que contener, pensando que volveré el fin de semana que viene, para no llevármelo todo. Aún no he visto ningún sitio donde den clases para turistas, pero copio algunos con la ayuda de Quique (que me dice el orden y número de los trazos) e intento recordar los consejos de Adri Rojas: recuerda, tienen que ser proporcionales, y cuadrados.
Hoy aún no sé qué haré. Me encanta esto del pase para cualquier tren. Mañana cogeremos el Shinkansen (el tren bala) a Tokio. Mañana más.
Los cambios vitales tristemente no son momentos llenos de música dramática de fondo y efectos de luz, sino pequeñas acciones aparentemente intrascendentes, que se convierten en manías, costumbres, y finalmente en tu nueva vida, no 2.0, sino 1.000001 (beta). Son cosas pequeñas que van acumulando valor, como una huchita. Y los pequeños cambios vitales que
Meme, ejercicio, ejercicio de memez, lo que queráis. El caso es que la nota de Multimaníaco (por cierto, este artículo es muy interesante) de tus quince autores favoritos (pensando poco) me ha hecho reflexionar sobre qué tipo de libros leo, y quizá me dé alguna pista sobre qué tipo de libros voy a escribir. Claro
Mucho se habla en traducción sobre mantener las referencias culturales de la versión original, y se habla como si esto fuera posible. Está bien, porque el primer requisito para hacer lo imposible es, bueno, no creer que lo sea. ¿Y qué es una referencia cultural? Es, en resumen e informalmente, todo aquello de lo que
Comentarios