Autor: Begoña Martínez

  • Nicaragua, con tus propios ojos (IV): acaba el primer día con luces de Navidad

    Nicaragua, con tus propios ojos (IV): acaba el primer día con luces de Navidad

    Sigo contando el viaje a Nicaragua. Me decía a mí misma:

    Es la primera vez que vengo, pero no es la primera vez que estoy

    Nos habíamos quedado hablando delante de los monumentos de los grandes líderes de la revolución. Mi padre me hablaba en su día de la falta de mandos intermedios. Había grandes intelectuales con grandes ideas, y el pueblo. ¿Y en medio? No había nadie que pudiera hacer que esas ideas se convirtieran en realidad.

    Se ve mucha actividad de construcción y reparación e Managua: en las casas, en las carreteras. Ni de lejos es tan bonita como Granada, porque para eso tendría que ser una ciudad con calles, y es más bien una serie de fincas muy juntas.

    Estamos acostumbrados a la noción de ciudad como calles y casas espalda con espalda, con miles de años de capas parecidas debajo.

    Managua es un bosque del que asoman tejados, cruzado por carreteras, sí, ahora asfaltadas y adoquinadas. Los adoquines son herencia de Somoza, que tenía una fábrica de ladrillos. Roberto nos decía que le salió el tiro por la culata, porque eran fáciles de arrancar y arrojar, o convertirlos en barricadas.

    Nos decía Roberto «el Pollo» Sáinz que nuestros padres llegaron la retaguardia d elas brigadas de internacionalistas, y que era difícil, más difícil, ir convirtiendo un impulso revolucionario como la cruzada en algo permanente, de todos los días. La educación de adultos se acabó cancelando cerca del 90. No queda claro si cancelado por los últimos sandinistas o ya por Violeta Chamorro.

    ¡Cómo se le llenaba la boca de insultos al hablar de Violeta, de los piñatistas, los congresistas actuales! De hijoeputa para arriba, salían a borbotones. Luego se paraba y decía: esto es en el terreno de lo que hacen, yo a Doña Violeta… Doña Violeta me saluda: si nos vemos, nos conocemos. Igual Daniel Ortega quiere que vuelva,  y yo le digo: a ti tengo ley, me cases bien. Pero no soporto a esos ladrones con los que te juntas, es que no puedo.

    Parece que fundaron otro partido de renovación sandinista, pero no fue bien y también se alejó. Lleva nueve años jubilado, está operado de corazón, de cáncer, de todo: no debe tomar disgustos y se nota que los tomaría. Y mucho. Por ejemplo, con las luces de Navidad:

    Espe, Roberto y Bego frente a la catedral de Managua.
    Espe, Roberto y Bego frente a la catedral de Managua.

    ¿Las luces de Navidad? ¿Por qué debería uno enfadarse con las luces de Navidad?

    La luna, la «concha acústica» que hicieron para la visita del Papa, y un árbol de Navidad sin árbol, gigante.
    La luna, la «concha acústica» que hicieron para la visita del Papa, y un árbol de Navidad sin árbol, gigante.

    El problema es que estamos en Semana Santa, y aún no han retirado las luces de Navidad. El respetable protesta del excesivo gasto de luz. Roberto «del monumento que hiciero para ese hijoeputa de Juan Pablo Dos, que no quiso bendecir a aquella familia, y cómo se lo hizo pasar a Cardenal».

    Cardenal. El Papa. La revolución sandinista como revolución cristiana, la teología de la liberación… es un jardín en el que no me voy a meter hoy. La visita del Papa da para mucho: para un libro, para un documental de una hora… caramba, qué casualidad. Aquí hay uno entero en YouTube, que acabo de descubrir y que tengo muchas ganas de ver.

    Y con esto os dejo hasta mañana, que espero poder llegar al segundo día de mi viaje a Nicaragua.

    Espero terminarlo antes de que llegue la Navidad.

  • Estoy en Barcelona

    Estoy en Barcelona

    Barcelona huele a pan. A pan recién hecho. No a pan de payés (pa de pagès), sino a cruasanes de mantequilla crujientes.

    Tenía esa frase escrita desde hace días. Después de una hora dándole el follón a Lucía para que escriba su diario, me doy cuenta de que todo lo que le digo a ella se me aplica a mí. Que no estoy escribiendo nada tampoco. A ver si me ayuda ella a mí.

    —¿A qué huele Barcelona, Lucía?

    —Barcelona huele a la calle. Al  motor de los coches. Gasolina. Cerezas y manzanas. Al olor de la compra. Chino, japonés. Contaminación. Restaurantes. ¿Qué?

    —¿A qué más?

    —Pepitas. Vale, eso me lo he inventado.

    —¿Qué son pepitas?

    —No lo sé. Es la primera cosa que se me ha ocurrido… A personas. Calles, casas y periódicos aburridos. Gente normal leyendo. Nada más.

    —¿Y ahora, qué se ve de Barcelona?

    —Ya lo he dicho.

    —No, cosas que hayas visto.

    —Zoos o cines o McDonalds. Gente aburrida. Casas grandes y pequeñas. Nada más se me ocurre.

    —¿Y el mar?

    —El mar normal. Arena donde se hace castillos y bolas de arena. Niños juguetones que se meten en el agua. Nada más.

    —¿Y el cielo?

    —El cielo es normal.

    —¿Y por la noche?

    —Cien estrellas.

    —¿Y en qué es diferente de Murcia?

    —Más árboles, más colores y más gente.

    —¿Solo eso?

    —Un mar más grande. Más sol.

    —¿Más sol?

    —Es una forma de hablar, porque quiere decir que da más el sol.

    —Pero si ha llovido.

    —Llueve muy pocas veces.

    —En Murcia también llueve muy pocas veces.

    —Es que es verano. Aquí llueve muy pocas veces.

    —¿Qué te ha gustado más de Barcelona?

    —No lo sé. ¿Qué hago yo diciéndote cosas y tú sin ayudarme? —Ella está escribiendo su diario—. Oye, eso es un chiste. No lo escribas.

    —Me gusta apuntar cuando dices cosas divertidas.

    —No voy  a decir nada más.

    —¿Seguro? ¿Ni siquiera las cosas que no te han gustado de Barcelona?

    —Hmm-hmmm. Es que no me ayudas.

    —¿En qué quieres que te ayude?

    —¡En ESTO! —señala el diario.

    —Empieza por la palabra de siempre: «Ayer…»

    —Ya está. Ya he escrito ayer.

    Ayer es con i griega.

    —Aaaargh… ¿Ayer qué?

    —¿Ayer volvimos?

    —Todo el mundo sabe eso.

    —No, los que están leyendo tu diario no lo saben.

    (…)

    —Lucía, volví es con uve, con uve y con i normal. Y Barcelona es con be. ¿No te has dado cuenta de que la ciudad está llena de bes de Barcelona?

    —No me interesa la be.

    Finalmente, termina su hoja de hoy del diario. Le corregiré el resto cuando no mire…

    Photo on 8-19-13 at 12.36 PM

     

  • ¿Pero qué haces con ese diccionario? — El DTME de la RANM

    ¿Pero qué haces con ese diccionario? — El DTME de la RANM

    Hace poco un chico me escribió Twitter diciendo que le gustaba mi blog y que quería proponerme algo. Como yo soy traductora y él de una editorial, allá fue el email. Pero lo que quería proponerme no era lo que yo pensaba.

    Era casi más interesante. Ellos me regalarían un libro, y yo tendría que escribir lo que opinaba sobre él, fuera bueno o malo. El trabajo con el que soñaba de pequeña, med dije, siempre que el libro me interese.

    No sonaba mal. La sorpresa: era el Diccionario de Términos Médicos de la Real Academia Nacional de Medicina, en su edición en papel y electrónica. Un diccionario que incluye (¡sí, nena!) la versión en inglés de los 52.000 términos que salen.

    Reacciones

    Contando la historia estos días, este es el momento en el que los no traductores dicen pues vaya rollo y los traductores dicen ¡no jodas! ¡qué suerte!

    Flashback: traductoras y diccionarios nuevos

    Siempre me acuerdo del día en el que a mi amiga María Barrios le llegó el nuevo Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE para los amigos) a su piso de Granada. Fue en tercero de carrera. Pasamos un buen rato buscando palabras arriba y abajo, cada una con un tomo, y de repente entró Lolo (por entonces, su novio y uno de sus compas de piso; no es el mismo Lolo que comenta en este blog) y dijo:

    —¿Qué hacéis? —con una cara entre de lo que estéis tomando, me apunto tirando ligeramente hacia estáis como una regadera, o dos si son pequeñas.
    —¡Buscando palabras nuevas!
    —¡Buscando palabras que ya existían, pero ellos decían que no!
    —¡Mira ahora lo que se puede usar!
    —¡Güisqui!
    —¡Cederrón!

    No conseguimos transmitirle nuestro entusiasmo, y se fue meneando su cabeza de rizos perfectos. Nos quedamos felices, como traductoras con diccionario nuevo.

    Qué tiempos. La élite de la RAE aún no reconocía frikimangabloguerocuentacuentoscanalillo clitoriano.

    Tampoco teletrabajador.

    ¿Qué haces con ese diccionario?

    Pasados los bellos incómodos nostálgicos viejos tiempos de pisos compartidos y exámenes sin internet, los diccionarios en papel tienen una tendencia a quedarse en la estantería haciendo bonito, a menos que venga un periodista y haya que explicar qué es ser traductor (o hacer postureo traductor; nota: postureo no sale), como en esta foto de archivo de septiembre de 2007, hace ya seis años:

    traduccion-explicada-a-periodistas-begona-martinez
    Postureo traductor, septiembre de 2007. Ahora ya no dejo que me hagan fotos con los diccionarios, pero entonces es que no había nada más en la oficina, aparte de las mesas, las sillas, la estantería y el logo. Eran toda mi fortuna (y la licencia del Trados no quedaba tan aparente). Espera: quizá sigan siendo toda mi fortuna.

    Me da la impresión de que fuera hace más.

    Un unboxing de libro

    Volviendo a nuestra historia de hoy, el lunes siguiente me llegó por mensajería una caja enorme. Yo pensé: ¿serán las Orsai? ¿se habrán equivocado? ¿cuántos libros me mandan? Así que le hice una foto a la caja:

    La caja llegó enseguida…

    Cuando la abrí, me dije: creo que este va a ser el primer unboxing de un diccionario en la historia de la blogosfera.

    IMG_1656
    ¿Corchipán? PD: corchipán NO sale en el DRAE. Unboxing tampoco. Que no, que blogosfera tampoco.

    Dato 1: El Diccionario de Términos Médicos de la RANM es enorme. Peso: 3,7kg.

    IMG_1658
    El placer de abrir un paquete y decir ¡madre mía, es enorme!
    IMG_1657
    El DTM de la RANM es tan grande como… ¿tres MacBook Air?

    Le quité el plástico (¡placer!) y lo puse encima de la mesa.

    Dato 2: lleva las prácticas guías a color para saber dónde empieza y acaba cada letra.

    Diccionario de Términos Médicos — Quedó como un tomo místico (esto también lo decía mucho María).
    Quedó como un tomo místico (esto también lo decía mucho María).
    Destino-eternos
    Místico como el de Destino de los Eternos de Sandman.

    Este es el momento en el que yo debería haber guardado el diccionario para luego, y seguir trabajando. Pero no pude. Lo abrí al azar.

    ¿Rhesus es macaca mulatta? O mejor dicho: ¿hay un contexto en el que puedes decir rhesus macaca mulatta?

    Entrada «rhesus» del DTM.
    Entrada «rhesus».

    Esto hay que investigarlo. Vamos a buscarlo… Ay, mira ¡Meningococcal meningitis, como en la canción de Tim Minchin! And now you’re in my heart… Para cuando traduzca la canción de Tim Minchin, ya sé que es meningitis meningocócica, y NO meningitis meningocal

    Diccionario de Términos Médicos, entrada meningitis menigocócica.
    Diccionario de Términos Médicos, entrada «meningitis menigocócica».

    Dato 3: Te indica las expresiones que se usan, pero están mal (no como buscar en Google y ver por frecuencias).

    ¿Por dónde iba?

    Ah, macaca mulatta. Más arriba, en la m¿No es muy fuerte que la abreviatura M sirva igual para sexo masculino que para mujer? Qué poco práctico.

    IMG_1663

     Con las mismas H sirve para hombre y para hembra ¿no?

    IMG_1664

    Ah, pues no. Hemaglutinina, henrio, hidrógeno, hipermetropía, histamina, histidina y hora. Pero ni hombre ni hembra se abrevian con h. Curioso.

    ¿Qué estaba haciendo yo? ah, sí, buscar, macaca mulatta.

    Diccionario de Términos Médicos, entrada «macaca mulatta».
    Diccionario de Términos Médicos, entrada «macaca mulatta».

    Ahá, así que es el tipo de primate con el que se descubrió el Rh. ¿Qué dirían ciertas gentes de esto?

    En fin, yo debería volver a trabajar, me dije.

    Excepto que me falta una cosa, disculpadme un momento…

     IMG_1675

    Efectivamente ¡huele muy bien! A septiembre, inicio de curso… a libros nuevos y brillantes.

    Versión electrónica del diccionario

    En ese momento me sentía ya culpable por no seguir preparando la interpretación que tenía en breve, sobre cirugía cardiovascular. De repente, me llegó otro email:

    —Ah, y aquí tienes tu usuario para la versión electrónica.

    Se acabó el perder el tiempo. Y el oler a papel nuevo. Jo.

    Estas cosas te venden que son así:

    ¡Qué render más bonito! (render, en este sentido, tampoco sale en el de la RAE… si alguna vez sale, quizá lo llamen rénder).
    ¡Qué render más bonito! (render, en este sentido, tampoco sale en el de la RAE… si alguna vez sale, quizá lo llamen rénder).

    Pero en realidad son así:

     

    Diccionario electrónico de términos médicos de la RANM
    Pantalla de inicio del Diccionario electrónico de términos médicos de la RANM
    Diccionario de Términos Médicos, entrada «euforia».
    Diccionario de Términos Médicos, entrada «euforia».


    La verdad, mucho más práctico dado todo lo que yo me distraigo mucho buscando en papel: y con la ventaja de que las entradas van enlazadas unas con otras.

    Podéis ver vosotros mismos el aspecto que tiene porque hay una versión de prueba gratuita, pero solo sirven palabras que empiecen por la A. ;P Se puede comprar también el acceso al diccionario electrónico, pero es una suscripción anual.

    Ventajas de la versión electrónica

    Las principales ventajas de la edición electrónica versus al precioso libro místico en papel de 3,7 kg son bastante obvias:

    1. El buscador busca en todo el texto del diccionario.  Y tiene búsqueda avanzada.
      1. Ventaja obvia 1: Puedes buscar por término en inglés. Ya no es español>inglés, también es inglés>español.
      2. Ventaja obvia 2: Puedes buscar palabras que no tienen entrada propia.
    2. Puedes copiar y pegar en tu glosario.
    3. Puedes buscar por aproximación¿querías decir… en vez de…? 
    4. Las palabras relacionadas están enlazadas, a un clic.
    5. No tienes que cargar el volumen místico de 3,7kg que no cabe en la mochila del portátil.
    6. Es más barato a corto plazo.
    7. Se actualiza periódicamente (en teoría).

    Desventajas de la versión electrónica

    1. Es una suscripción anual, con lo que aunque el precio es razonable, hay que ir pagando año a año.
    2. Es online, con lo que necesitas conexión a internet y dependes de la velocidad de la conexión (eso sí, carga razonablemente rápido).
    3. No huele; ni bien, ni mal.
    4. No te puedes hacer fotos con él.
    5. No sirve para calzar mesas, ni para alcanzar al estante de arriba de nada (véase este vídeo, esta gente me cae bien).

    Resultados

    ¿Resultados? Pues un glosario sobre cirugía cardiovascular bastante majete para el siguiente trabajo que tenía. Lo podéis ver (y comentar) aquí.

    Glosario cirugía cardiovascular
    Glosario cirugía cardiovascular

    Y aquí, el glosario en uso en la interpretación de un congreso médico para Matiz que decía antes, en el Hilton Buenavista de Toledo:

    Interpretando con un glosario bien construido
    Así se ve el mundo desde la cabina del intérprete: el glosario bien construido, la presentación, la gente. Por cierto, todo bien, felicitación del cliente, y una tarde maravillosa de curro con Xaqueline. ¡Más no se puede pedir!

    Dos regalos para ti

    En resumen: escribir este blog me ha traído muchas alegrías, y que te regalen un diccionario que además mola y vas a usar, pues mira que te diga, es un lujazo. Pero me faltaba una llamada de la editorial:

    —Oye, ¿no querrás un descuento para tus lectores? Por si se lo quisieran comprar.
    —Ah, pues mira.

    Así que si os queréis agenciar el diccionario y hacer el friki como yo usarlo para el bien:

    De nada. 🙂

    ¿Te gusta? ¡Te lo regalo!

    A pesar del buen rato que pasamos juntos, creo que este diccionario se merece ver algo más de mundo que estando en mi estantería. Este es el trato: yo me quedo la versión electrónica, que de todas maneras está a mi nombre, y te regalo la versión en papel. ¿Hace?

    • Lo sortearé entre los que comenten en esta entrada hasta el 31 de julio de 2013 a las 23:59h.
    • Lo entregaré en septiembre, en mano, en Murcia o Madrid. 
    • Si no te acercas a por él a uno de estos dos sitios, te lo puedo enviar a portes debidos.
    • ¡Actualización! Los de Panamericana se ofrecen a regalarle otro a un lector, y se lo enviarán directamente a casa.
    • Actualización: sorteado ya. ¡Felicidades @paulaenbarna!

    • Para participar, comenta diciendo:

    ¿qué es lo más raro que te ha pasado con un diccionario?

     

  • Beauty, la belleza golfa de Tim Minchin

    Beauty, la belleza golfa de Tim Minchin

    Lo que me gusta de esta canción es que parece estar protestando, pero está sucumbiendo él mismo mientras canta. Se queja, pero ha caído. Ha hecho una canción bonita, de las que te deja llorando cuando encienden la luz. Nos ha robado. Él es la golfa. Y nosotros. Y nos la hemos tragado toda.

    Tengo casi terminado un artículo para Una docena de.com sobre canciones de Tim Minchin. Pero voy a poner las de reírse, y esta se ha quedado fuera. Como la traducción de la letra llevaba años rondándome la cabeza, la he acabado escribiendo, a ver si me deja vivir.

    * Se admiten mejoras y comentarios. Porfa.

    Quitaron la versión buena de Tim Minchin y encontré esta otra:

    Pero curiosamente, es más parecido a lo que hace sentir Tim Minchin en la versión de Pamela White:

    La belleza es una golfa
    baila con cualquier capullo.
    Al elegir acompañante no exige mucho.
    Yo podría tenerla si quisiera
    pero me repele su promiscuidad.La belleza no me llama.

    Porque la belleza es una golfa,
    un polvo fácil para artistas vagos.

    No me engañarán sus vulgares encantos,
    es el truco más fácil del libro
    la música es el gusano
    y la belleza es el anzuelo.
    Y estoy convencido
    de que os la tragarías entera
    pero no he venido a saciar almas, porque

    La belleza es una sirena,
    intentando apartarme de mi misión.
    No me tentará su canto seductor.
    Por principios, me niego
    a participar en sus abusos.

    No es mi trabajo
    tirarme al arroyo
    y compartir teta con vosotros,
    mamones borrachos de belleza.

    Habéis pagado para ver sátira y furia
    juro que no dejaré que la belleza pise este escenario.

    Porque la belleza es una golfa,
    es una vedette manipuladora
    con afán de protagonismo.

    Jugará con tu
    corazón desprevenido
    y te dejará
    cubierto de lágrimas
    cuando enciendan las luces
    mirarás alrededor
    y se habrá ido
    y a pesar de tu tamaño
    no tendrás ni idea
    de cómo mientras tú te enamorabas
    ella te robaba.

    Porque la belleza es una golfa,
    se acuesta con cualquier artista de tres al cuarto
    y con todos esos
    otros
    cabrones con suerte
    parece
    irse con tanta facilidad
    pero
    se viene [ resulta ]
    tan fuerte [ tan difícil ]
    conmigo. [ para mí. ]

    Beauty is a harlot
    She will dance with any bastard
    She’s undiscerning in her choice of partner
    I could have her of course, if I wished
    But I object to her promiscuousness.

    Beauty just doesn’t suit me.

    For beauty is a harlot
    An easy lay for lazy artists.

    I won’t be fooled by her vulgar charm,
    It is the easiest trick in the book.
    Music’s the worm
    and beauty’s the hook.
    And I’m sure you would swallow her whole,
    But I’m not here to satisfy souls, for

    Beauty is a siren
    Trying to draw me from my chosen mission
    I won’t be tempted by her seductive singing
    On principle I refuse,
    to be party to her abuse.

    It is not my job
    to squat in the gutter
    Sharing the teat with you
    beauty drunk suckers.

    You paid to see satire and rage
    I swear I won’t let beauty set foot on this stage.

    For beauty is a harlot
    A spotlight-hugging
    superficial starlet.
    She will toy with your

    defenceless heart

    and leave you
    Tear streaked
    when the lights come on
    You look around
    to find her gone
    And despite your size,
    you’ve not a clue
    That as you fell for her,
    she stole from you.

    For beauty is harlot
    She will lay with any two bit artist
    And for all those
    other
    lucky bastards
    She seems to
    come so easily
    But
    she comes
    so hard
    to me.

     

    Actualizado con el enlace correcto a este artículo.

  • Nicaragua, con tus propios ojos (III): poesía, Darío y Borge

    Nicaragua, con tus propios ojos (III): poesía, Darío y Borge

    Decíamos ayer, que nosotras no comprendíamos qué fascinaba tanto a Roberto Sáinz la casa en la que creció, hasta que la vimos. Le habían puesto el nombre del gran héroe nacional: Rubén Darío, el padre del modernismo (este poema, Divagación, gustará a los traductores del público). Para el resto:

    Lo fatal

    Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
    y más la piedra dura porque esa ya no siente,
    pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
    ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

    Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
    y el temor de haber sido y un futuro terror…
    Y el espanto seguro de estar mañana muerto,

    y sufrir por la vida y por la sombra y por
    lo que no conocemos y apenas sospechamos,
    y la carne que tienta con sus frescos racimos,
    y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

    ¡y no saber adónde vamos,
    ni de dónde venimos!…

    —Lo saqué de: Lo fatal, Poemas de Rubén Darío

    Nicaragua es un país que adora la poesía e idolatra a los poetas.

    En ese sentido es un poco como Granada. Ya nos decía Ricardo Muñoz en clase: en Granada [hablaba de España], tienes suerte si eres el mejor poeta de tu patio de vecinos.

    Todo esto nos lo había contado algo antes de ver los monumentos de los revolucionarios.

    Flash forward hacia Granada

    Roberto Sáinz, ex viceministro de Educación de Adultos, nos enseñaba los monumentos a los revolucionarios y nos dijo que todo granadino (de Granada, Nicaragua) dice haber nacido en la calle de la Calzada. Así que voy a hacer un pequeño flash forward y os la voy a enseñar.

    Empezaré diciendo que Granada, Nicaragua, es preciosa.

    Aquí comienza la calle de la Calzada.
    Aquí comienza la calle de la Calzada.

    Esto es lo que ves si avanzas hacia el lago. Es una calle peatonal, llena de cafés, restaurantes, terracitas…

    Hablando con Jeffrey McCrary (más sobre él, más tarde), en Granada (Nicaragua) con mi camiseta de la Universidad de Granada (España).
    Hablando con Jeffrey McCrary (más sobre él, más tarde), en Granada (Nicaragua) con mi camiseta de la Universidad de Granada (España).

    Y de repente, el Hotel Darío

    Roberto nos contaba con orgullo que el Hotel Darío había sido su casa. ¿Qué era tan especial? Pues… vaya. Sí.

    Hotel Darío, Granada, Nicaragua
    Hotel Darío, Granada, Nicaragua

    Aquí vivían 27 personas, 20 de su familia y 7 de servicio. El mundo es un pañuelo y Nicaragua es, además, muy pequeña. Eran diez (¡10!) hermanos, y la revolución les separó también ideológicamente, en un sentido y en otro (puede leerse sobre eso en este libro que ya cité).

    Vista desde la puerta hacia el patio del Hotel Darío
    Vista desde la puerta hacia el patio del Hotel Darío

    (Madre mía, aquí parece que hay un modelo en 3D).

    Mis fotografías no hacen justicia a la belleza y paz del lugar. ¿Es que todas las Granadas te obligan a volver, volver, volver?

    Borge

    Uno de los pocos murales que vi, a pesar de que me habían dicho que vería muchos. Estos son Carlos Fonseca, Daniel Ortega y Borge. ¿Quién falta y quién sobra? Ja.
    Uno de los pocos murales que vi, a pesar de que me habían dicho que vería muchos. Estos son Carlos Fonseca, Daniel Ortega y Borge. ¿Quién falta y quién sobra? Ja.

    Pero estábamos hablando de los monumentos a los revolucionarios.

    Monumento a Carlos Fonseca, Managua, 1980
    Monumento a Carlos Fonseca, Managua, 1980: Carlos es de los muertos que nunca mueren.

    ¿Qué pasa con vuestros indignados? Nos preguntó Roberto Sáinz. Él estaba indignado por la piñata (la corrupción y robo desde el gobierno sandinista en los 80, cosa que ha sucedido a mucha mayor escala en España). Estaba orgulloso de la futura ley de protección a la mujer (contra la violencia «de género» digamos, pero eso contra la violencia a la mujer). La situación de la mujer en Nicaragua es precaria, en parte, porque el 27% de las nicas de entre 15 y 19 son madres ya. De pasada, mencionamos a Borge.

    Vaya un personaje, Borge.

     

    Managua, 1980
    Managua, 1980. Mi padre le da la mano durante un concierto de los Godoy.

    Así describe el propio Borge esa época, en varias entrevistas:

    Borge en el ABC

    «Habíamos llegado al poder cubiertos con un aura de santidad. Éramos ‘los muchachos’, héroes del pueblo que habíamos liberado. Pero luego vino la guerra [frente a la insurgencia contrarrevolucionaria apoyada por Estados Unidos: la Contra], las presiones, la crisis económica y los errores, y los héroes que éramos nos convertimos en reyes. Hubo un grado de arrogancia de los miembros dirigentes del FSLN, que teníamos tanto poder que la gente nos miraba como reyes, y nosotros actuábamos como reyes. No siempre fuimos consecuentes con la responsabilidad histórica que teníamos con la Revolución», declaraba en 2009 a ‘El nuevo diario’.

    ABC, 1 de mayo de 2012 (los destacados son míos).

    Borge en el Diario de Cuba

    En 2006 fue acusado, junto a Ortega y otros líderes sandinistas, de genocidio y crímenes de lesa humanidad ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estados Americanos (OEA) por delitos supuestamente cometidos también en los años 1980 contra comunidades indígenas asentadas en el Caribe de Nicaragua.

    En una entrevista concedida a La Prensa en años recientes, Borge se quejó de que solamente se mencionaban sus errores y no se valoraran otros hechos.

    «Nadie reconoce que yo fundé las cárceles de régimen abierto, donde los prisioneros estaban sin custodia y sin reja. Nadie reconoce que yo fundé la cárcel de La Esperanza, de mujeres. Nadie lo reconoce. Nadie lo recuerda. Sólo recuerdan nuestros errores que cometimos, como haber establecido la censura de prensa, que a estas alturas creo que fue un error», dijo.

    Afirmó que muchas de las acciones que se le atribuyeron fueron «mandatos» de la Dirección Nacional del Frente Sandinista, integrada por nueve comandantes, entre ellos él. «Yo no podía por mi propia cuenta tomar decisiones», alegó. (..)

    «Para una buena parte de los representantes de la Revolución Nicaragüense, Tomás Borge buscó encarnar la corriente libre y el carácter original del movimiento. Pronunció los mejores discursos, tuvo los gestos más grandes y disfrutó del contraste entre su personalidad legendaria y el Ortega introvertido y carente de gracia. Grandioso e impredecible, Borge podía ser severo por un lado y extremadamente generoso por otra. Era un buen amigo de sus amigos», dijo escritora y ex militante sandinista Gioconda Belli, en declaraciones a la AP.

    Después de 1990, «tengo la sensación de que él renunció a sus ilusiones revolucionarias. Su lealtad a Ortega fue pragmática y buscó salvaguardar su supervivencia política y económica. Ortega le dio la dimensión de símbolo revolucionario e hizo que se convirtiera en una sombra de sí mismo. Terminó como una figura tragicómica», añadió.

    De baja estatura, pero de complexión fuerte, Borge se jactaba de nadar 1.500 metros y de su vigor sexual.

    Diario de Cuba

    Borge en CNN México

    «Voy a morir con la frente levantada, porque he cumplido con mi deber, porque he sido leal a mis principios, a mis compañeros (…) he sido leal a mis amigos, he sido leal a la bandera rojinegra, no tengo otra bandera que esa», dijo meses antes de su muerte, en entrevista televisiva. (…)

    Borge fue aficionado a la poesía y la escritura. Es autor de los libros La paciente impaciencia, una obra biográfica que ganó el Premio Casa de las Américas; Un grano de maíz, que ataca las intromisiones de Estados Unidos en Nicaragua y Salinas, dilemas de modernidad, que retrata al expresidente mexicano Carlos Salinas.

    CNN México, 5 de mayo de 2012

    Borge en La Prensa, una entrevista gloriosa que me gustaría copi-pegar entera

    Hace algunos meses, en Panamá, dijo que quiso tanto al escritor argentino Julio Cortázar, que si aquél «le hubiese pedido que hicieran el amor, lo hubiese hecho».

    (…)—¿Qué tanto ha cambiado Tomás Borge en los últimos años? Digo esto porque usted antes caminaba un aparataje militar enorme y ahora me lo he encontrado haciendo fila en el cine.

    —Ahora me doy cuenta que todo aquel aparataje era absolutamente inútil. Sobrancero. Era una especie de despilfarro del presupuesto. No obstante, a pesar que yo andaba en efecto con ese aparataje, siempre hacía fila para entrar al cine o para cualquier otro menester en el que había que hacer fila. Nunca dejé de hacerla. A mí me estorbaba el aparataje. Algunas veces me escapé. Siempre me localizaron, y era, al parecer, una situación inevitable, la cual agradaba a algunos dirigentes de ese momento, y a otros no. Era una especie de imitación mecánica de los países socialistas. Como los asesores provenían de esos lugares, ellos montaron esos aparatos, que en algunos casos fueron muy útiles.

    —Mucho de eso era para simbolizar el poder.

    —Probablemente. Algunos incluso sostenían esa tesis, de que el poder requería de una imagen. A estas alturas, con toda la experiencia que hemos vivido, con toda el agua que ha pasado por el puente, me doy cuenta que la imagen del poder real no es esa. El poder verdadero no requiere de vestiduras.

    (..)

    —Se oía hablar mucho de las correrías de Tomás Borge.

    —Siempre se exagera. Yo dije una vez que quería tanto a Julio Cortázar que si él hubiese sido homosexual y me lo hubiera solicitado, yo hubiera aceptado hacer el amor con él, porque lo quería tanto. Pero de ahí no podés interpretar que yo soy homosexual.

    —Mucha gente interpretó eso.

    —Era una manera de decir cuánto lo quería. Sin embargo… ¿crees que soy homosexual?

    —No sé, dígame usted.

    —No, no tengo ningún prejuicio con los homosexuales, pero no lo soy. No lo soy. Pero los respeto. A las lesbianas y los homosexuales los respeto.

    —¿Lo que dijo sobre Cortázar en Panamá le trajo críticas aquí en Nicaragua?

    —No, chistes nada más, de mis compañeros.

    —¿Por ejemplo?

    —Pues ideay, «no lo sabíamos»… Nadie lo tomó en serio.

    La Prensa, 29 de septiembre de 2002 (La Prensa es el diario conservador de Nicaragua, anti-somocista, cuyo director fue asesinado —por orden de Somoza, probablemente—, quemado por la guardia somocista como última orden de Somoza, censurado por Borge, cuya directora, viuda del director asesinado, acabó siendo la presidenta Violeta Chamorro, financiado por la CIA, anti-corrupción, neo-liberal… la historia de La Prensa da para varias películas).

    Estábamos frente a los monumentos

    El de Carlos Fonseca: «Carlos es de los muertos que nunca mueren».

    Monumento a Carlos Fonseca, Managua, 2013
    Monumento a Carlos Fonseca, Managua, 2013

    Y el de Borge: 30 de abril de 2012.

    Monumento a Borge, Managua, 2013
    Monumento a Borge, Managua, 2013

     

    Y como os decía el poema de Rubén Darío al principio:

    y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

    ¡y no saber adónde vamos,
    ni de dónde venimos!…

    [Pronto] el relato del viaje, de nuevo, CONTINUARÁ…

  • Comments on Sticks and Stones, by XKCD

    Comments on Sticks and Stones, by XKCD

    Sticks and stones may break my bones, but words can make me think I deserved it.

    From a Google+ conversation:
    That is completely and absolutely untrue, unless you admit that anyone other than you has control over your feelings. Words have only as much damaging capacity as you want to give them.
    Ignacio Torres Masdeu:

     The exchange of power is part of many social contracts. But many times we give other people much more power than they deserve or need. This is specially true when family bonds are involved.
    The thing with words is that they’re code to get to feelings. And your feelings, I wish they were just like write/read/execute permissions in a file system. Only not even that works that well.

    You want to give people enough to work with —but also to show that you trust them, and because it’s comfier, you give them more than they actually need.
    And sometimes, granularity is difficult.
    And sometimes, people overstep their boundaries.
    And sometimes, boundaries are not set right.
    And sometimes, people would try to hack their way into hurting you.
    You get stronger security, and you get less user-friendly.
    Some would choose verbose mode, some will complain that you talk too much.
    Some users will throw errors at you, some will stop responding at all.
    Some are poorly documented, and some have crappy customer support.And sometimes… ping! pong! A connection happens.Handshakes. Permissions are requested and granted. Smiles. Information is exchanged. Backup plans work.Happiness gets multiplied. Logs are lovingly kept.And all you exchanged were words.(This goes on on the comments below, just in case Google pulls the plug of yet another service).

  • 22 rondas de beso, atrevido, verdad

    22 rondas de beso, atrevido, verdad

    Es la época de los premios de blogs, no solo de los bab.la. (Vótame, a todo esto),

    Vota los Top 100 Blogs Profesionales de Idiomas 2013

    … Sino que hay un nueva partida de Lovely Blog Award, el meme que me ha apetecido renombrar como Beso, atrevido, verdad, al ser una variante de más o menos el mismo juego. 11 preguntas, 11 respuestas, 11 invitados.

    Muchas gracias por pensar en mí, Iris Permuy y Elena Nevado, como sois dos, me toca hacer 22 confesiones. A ver qué os parecen.

    1. ¿Cuál fue tu primer encargo de traducción?
    2. ¿Qué encargo recuerdas con más cariño?
    3. ¿Cuál sería el encargo de tus sueños?
    4. ¿Qué idioma, aparte de los que ya hablas, te gustaría dominar? ¿Por qué?
    5. ¿Freelance o en plantilla? ¿Por qué?
    6. ¿Qué serías si no fueras traductora?
    7. ¿Cuál es tu especialidad y por qué la elegiste?
    8. ¿En qué otras ramas te hubiera gustado especializarte?
    9. La traducción: ¿un gremio competitivo o solidario?
    10. ¿Crees que el traductor sigue siendo una figura invisible, o hemos mejorado en ese aspecto?
    11. El mejor consejo que te hayan dado nunca.
    12. ¿Cuándo supiste que querías dedicarte a la traducción?
    13. ¿Qué idea tenías sobre este mundo antes de adentrarte en él?
    14. ¿Cuál es tu mejor experiencia relacionada con los idiomas?
    15. ¿Y la peor?
    16. ¿Qué te hizo elegir tu combinación de lenguas?
    17. ¿Qué proyectos tienes en mente?
    18. ¿Qué haces para desconectar del trabajo?
    19. Si no hubieses sido traductora, ¿a qué te habrías dedicado?
    20. Cuéntanos 3 manías que tengas.
    21. Un sueño por cumplir.
    22. ¿Te entretienes viendo fotos de gatitos y perritos?

    1. ¿Cuál fue tu primer encargo de traducción?

    Creo que fue para mi suegra con un artículo de didáctica de las matemáticas que no podía entender bien. Lo hice en WordPerfect 5.1 para DOS, y creo que estaba en COU, porque recuerdo que era todavía en casa de mis padres (yo me fui a estudiar a Granada con 18 años, para ya no volver más que de visita).  No sé si le cobré algo o me dio vergüenza.

    2. ¿Qué encargo recuerdas con más cariño?

    El siguiente encargo comercial que recuerdo. Fue ya en mi primer verano como licenciada. Eran unas etiquetas de vino para un amigo, Javier Ajenjo, de Bodegas Conde. Acordamos que me pagaría 6 botellas de Neo del 2003, que me enviaría a casa cuando volviera de Grecia. Yo creo que ya no se acuerda, pero cuando veo cómo se han revalorizado (ahora cuestan 10 veces más que entonces) me imagino que si un día me las da (codazo, codazo, guiño, guiño), habrá sido una buena inversión.

    Luego, hay un proyecto que está aún en marcha, que es la traducción de un libro que sirve igual para adultos que para niños, unos cuentos con finales bastante curiosos. Está ya terminado, a falta de la ilustración y un repaso final. Espero que se publique en los próximos años…

    3. ¿Cuál sería el encargo de tus sueños?

    Creo que cuando te gusta tu trabajo, y trabajas con la gente de tus sueños, lo que estés haciendo es lo de menos. Así que cualquier encargo en el que me paguen por hacer lo que me gusta con la gente que más me interesa es el encargo de mis sueños. En ese sentido, tengo mucha suerte porque tener una agencia te da muchas posibilidades de elegir con quién trabajas y en qué, lo que compensa mucho por todas las horas de pelear con morosos, bancos y hojas de Excel que implica ser responsable de una agencia.

    Para ser más concreta, cualquiera de las últimas tres interpretaciones que he hecho han sido el encargo de mis sueños. Lo cuento también en esta entrada.

    4. ¿Qué idioma, aparte de los que ya hablas, te gustaría dominar? ¿Por qué?

    Yo solo considero que hablo inglés y español, hasta el punto de que dependiendo del tema y la persona con la que esté hablando, a veces (lo siento) me resulta más fácil expresar cosas en inglés. Esto pasa porque, por ejemplo, esté a mitad de un libro en el que estoy inmersa en el vocabulario en inglés de algo. Si no, tengo que estar traduciendo mentalmente. Como soy muy exigente con mis traducciones, me distraigo. También hablo inglés a diario cuando Pablo y yo estamos comentando de un tema del que no queremos que se enteren los niños, pero como están aprendiendo también, vamos a tener que buscar otra estrategia.

    Me gustaría dominar los que considero que no hablo, que son alemán y griego.

    Mi objetivo con el alemán es recuperar el nivel al que llegué en su día (tengo el título de Mittelstufe, que es un B2) y seguir adelante hasta terminar el Oberstufe. Para los de fuera del gremio, eso quiere decir que hoy aún puedo leer libros como Momo, de Michael Ende, pero me cuesta mucho La Historia Interminable (con todo el vocabulario fantástico que no tengo). Para decir la verdad, no sé por qué me gusta el alemán, pero me gusta.

    Mi nivel de griego da para hacer la compra, pedir en un restaurante, cantar algunas canciones, y mandar algún Whatsapp cariñoso que diga cosas «vamos a comer», «besitos»,«nos vemos», «te quiero». Curiosamente, me acuerdo de alguna frase subida de tono, pero no de los insultos. El año pasado estuve repasando con unos podcast en griego. Eran unos 100, pero a partir del 69 cuando estaban hablando del medio ambiente y esas cosas ya no me enteraba de nada. Mi objetivo con el griego es entender el curso entero.

    5. ¿Freelance o en plantilla? ¿Por qué?

    Depende de para qué. En plantilla se entiende que trabajas con más gente, lo que te permite aprender de los demás, por no hablar de que te da más estabilidad económica. Como freelance eres más independiente (¡todo lo independiente que se puede ser!) pero eso también tiene una carga de soledad y aislamiento. Vistas las opciones que hay hoy, creo que asociarse con otros traductores, o estar en un coworking, puede ser una buena opción intermedia.

    6. ¿Qué serías si no fueras traductora?

    Uf, aunque sí tengo la lágrima fácil, soy como la canción de Sabina, La del pirata cojo:

    No soy un fulano
    con la lágrima fácil,
    de esos que se quejan sólo por vicio.
    Si la vida se deja yo le meto mano
    y si no aún me excita mi oficio,
    y como además sale gratis soñar
    y no creo en la reencarnación,
    con un poco de imaginación
    partiré de viaje enseguida
    a vivir otras vidas,
    a probarme otros nombres,
    a colarme en el traje y la piel
    de todos los hombres
    que nunca seré:

    • Yo de pequeña quería ser publicista, porque lo que más me gustaba era dibujar y el inglés, y me imaginaba que tendría que ver con ambas cosas. Hoy traduzco cosas de marketing, y cuando me cuelo en la agencia de unos amigos, me lo paso pipa.
    • Cuando terminé Traducción quise estudiar Bellas Artes, pero mi madre me dijo que esa carrera me la tendría que pagar yo, y hasta hoy he podido hacer cursos y pintar mis cosas pero no he tenido fondos (esto es, simultáneamente tiempo y dinero) para hacerlo. Luego, los que la han hecho me han dicho que si quiero pintar pinte, y listo. Fui muy feliz haciendo el curso de Cómic que hay en Bellas Artes en la Universidad de Murcia, y estoy pintando bastante últimamente (más sobre eso en breve).
    • Viendo mi entorno, si no fuera traductora sería profesora (como mi pareja, mi suegros, mis padres, mis tíos) de universidad. Los meses que pasé como profesora me dieron alegrías que, la verdad, no me esperaba. Llevaba muchos años viendo la cara fea de la docencia muy de cerca. Queridos ex-alumnos (sobre todo, chicas, pero los pocos chicos también): fue un auténtico honor conoceros e intentar enseñaros lo que sé. Aprendí mucho con vosotros, me lo pasé genial, y me llenasteis de energía y ganas de vivir. Estoy muy orgullosa de vosotros y os quiero un montón. ¡Escribidme y decidme cómo os va! ¿Volvería a dar clase de interpretación? Sin dudarlo.
    • EscritoraSiempre he escrito. De hecho gané un premio de poesía (aquí una poesía reciente) y otro de relatos (aquí un relato) cuando era pequeña, y cuanto más me atrevo a publicar en este blog, más me gusta. ¿Quizá soy escritora ya?
    • Aunque como todo ex patito feo gafotas, yo lo que preferiría es ser estrella del rock.
    • Quién sabe, quizá acabe tocando el ukelele en un cabaret.

    La vida está llena de sorpresas.

    7. ¿Cuál es tu especialidad y por qué la elegiste?

    Mi especialidad más especial es la interpretación, y supongo que la elegí porque me vuelve loca hacer que la gente se comprenda en tiempo real. Aunque también soy muy feliz en las actividades más solitarias (traducir, escribir, pintar), necesito el contacto con la gente en mi vida diaria.

    Dentro de eso, me he especializado en aplicar la tecnología al mundo de la traducción (suena a humo, ¿eh?), y en traducir todo lo que tenga que ver con internet, páginas web, servidores, HTML, CSS… (clicking… double clicking).

    8. ¿En qué otras ramas te hubiera gustado especializarte?

    Creo que por todo lo que he dicho antes, no es tarde para especializarme en nada aún. Ciertamente me gustaría traducir más libros, ya sea sobre empresa, tecnología, o de rollo más etepiano.

    9. La traducción: ¿un gremio competitivo o solidario?

    Creo que la traducción tiene muy poco de gremio, precisamente por ser la mayor parte autónomos en su casa. Pero sin duda es un colectivo en el que ambas situaciones se dan todos los días. Puedes estar compitiendo con alguien por un encargo, y luego que te pregunte una duda de un término y se la respondes sin ningún problema. Hay mucha comunicación entre traductores, cada vez más y más profunda. Hay muchas asociaciones haciendo un trabajo muy valioso, por todos, a cambio del placer de contribuir. Es una de las cosas que hace bonita esta profesión.

    10. ¿Crees que el traductor sigue siendo una figura invisible, o hemos mejorado en ese aspecto?

    Uno de los lemas que tenía al empezar Matiz fue hacer más visible y respetada la figura del traductor. Creo que los traductores son cada vez más visibles y más apreciados. Cuanto más orgullo desarrolle la gente respecto a su profesión, más visibles seremos. Estamos mejorando, sin duda, pero también queda mucho trabajo por hacer. ¡Firmad vuestras traducciones!

    11. El mejor consejo que te hayan dado nunca.

    Encuentra los cuellos de botella, y elimínalos. Me lo dijo @multimaniaco (blog) hace muchos años.

    * También, a todo lo que le eches azúcar, échale un poco de sal.

    ¡Ahora, las de segunda ronda!

    12. ¿Cuándo supiste que querías dedicarte a la traducción?

    Como suele pasar, cuando no lo estaba haciendo, la temporada que trabajé como secre de alta dirección. Me contrataron como intérprete, pero con el tiempo fueron cambiando mis tareas, hasta que no se parecía mucho a lo que yo quería.

    13. ¿Qué idea tenías sobre este mundo antes de adentrarte en él?

    Es curioso, mucho peor de lo que ha sido luego. Es más fácil y acogedor de lo que me esperaba (en algunos ámbitos).

    14. ¿Cuál es tu mejor experiencia relacionada con los idiomas?

    ¿Que no tenga que ver con el trabajo, o que sí? Aparte de dar clase a mis alumnos de la Universidad, y de las últimas interpretaciones en general, tengo especial buen recuerdo de cuando interpreté a JR para el proyecto Los surcos de la ciudad en Cartagena. Fue una experiencia increíble pasar un día juntos hablando con los organizadores de cómo hacer una transformación así en Cartagena, que era además donde yo vivía entonces.

    15. ¿Y la peor?

    La peor, el choke, choke de intentar hablar alemán en Alemania y que no me salieran las palabras, o las veces que lloré en cabina de simultánea de alemán durante la carrera. Al final no me presenté al examen de Interpretación para las Instituciones de la Unión Europea, ni a ninguna asignatura de interpretación de alemán. Me preparé muchísimo (hasta me saltaron de curso en el Goethe Institut), pero no daba el nivel. Si volviera atrás, como dije en el otro post, me habría quedado más tiempo en Alemania.

    16. ¿Qué te hizo elegir tu combinación de lenguas?

    En resumen, yo sé inglés porque mi padre estudió francés en el colegio.

    Cuando él estaba escribiendo la tesis yo era muy pequeña, y él se fue una temporada a Harvard a entrevistar al filósofo sobre el que estaba haciendo su tesis, John Rawls. Hizo un curso acelerado de inglés. Él siempre cuenta la siguiente anécdota, una vez en Boston:

    —So, are you having a good time?

    ¡Ajá! Esa me la sé, pensó mi padre:

    —Half past five!

    Lo pasó fatal. Así que a la vuelta, llegaron a casa las Kids Songs de Nancy Cassidy, el I’m big, big Muzzy, y los Astérix y Tintines en inglés (don’t ask). Por aquel entonces vivía en casa mi tío Juanjo, que había pasado dos años haciendo como que estudiaba Química y saliendo mucho de marcha como rockabilly. Sentó la cabeza cuando se metió a estudiar Filología Inglesa (quién lo iba a decir) y nos daba clases por las tardes a mi hermana y a mí.

    Cuando supe pedir un vaso de agua (lo comprobó el padre de Zuli y Alondra) me dejaron ir a pasar el verano a Broadstairs, Thanet, Kent (Inglaterra), con un curso que había conseguido mi tío (currando) para una empresa que los hacía. Acababa de morirse Kurt Cobain, cosa que me recordaba sin parar la grunge de Collado Villalba con la que compartí habitación. Fue el verano en el que estuvo de moda Cuatro bodas y un funeral. I feel it in my fingers, I feel it in my toes…

    Luego hicimos un par de intercambios en el instituto con Portsmouth High School for Girls (Wikipedia), en los que hice de «intérprete» en muchas ocasiones. Fue una de esas experiencias que te cambian la vida, de muchas maneras.

    Y el resto, dice el tópico, es historia…

    17. ¿Qué proyectos tienes en mente?

    Ahora mismo tengo…

    • Dos hijos a los que les faltan 11 y 16 años para ser mayores de edad
    • matiz.com.es, que tiene varios proyectos en marcha que tengo que atender
    • júramelo.es, que necesita algunos arreglos de velocidad, estabilidad y posicionamiento
    • 1 cuadro que terminaré antes del jueves
    • 1 relato que quiero terminar este fin de semana
    • 5-10 ideas de películas
    • Unas 30.000 palabras por editar, de relatos míos
    • 1 canción a medio grabar con el ukelele
    • 1 travesía que quizá nade este verano
    • 3 cuentas bancarias que quiero cerrar porque no las uso y me fríen a comisiones (¡no es broma, lleva mucho trabajo!)
    • 1 verano que pasaré en Barcelona y para el cual aún no tenemos elegido piso, ni guardería, ni cole de verano, ni coworking.

    18. ¿Qué haces para desconectar del trabajo?

    Para desconectar de verdad, irme de viaje, o a algún sitio sin cobertura o debajo del agua.

    19. Si no hubieses sido traductora, ¿a qué te habrías dedicado?

    ¡Pregunta repe! Véase el punto 6.

    20. Cuéntanos 3 manías que tengas.

    1. Keys, money, phone. Soy muy despistada, y desde que me fui de casa de mis padres antes de salir por la puerta toco físicamente las llaves, la cartera y el móvil. Y si no lo hago, me dejo algo, así que intento hacerlo siempre.
    2. No tirar casi nada. Lucho mucho contra esto. Me cuesta mucho mirar algo y decir esto no va a servir para nada, nunca. Intento volverme más minimalista y considerar otras opciones para tener menos cosas (no comprar, regalar, reutilizar, reciclar, y sí, tirar).
    3. Ponerle mi nombre, la ciudad y la fecha a los libros que me compro. Esto lo hacía más cuando aprovechaba los viajes para comprar libros, ahora con el Kindle los compro sin salir de la cama y no tiene tanta gracia.

    21. Un sueño por cumplir.

    Cantar con público.

    22. ¿Te entretienes viendo fotos de gatitos y perritos?

    No.

    Tuve perro de pequeña, en el campo, y me lo robaron dos veces. Nunca tendría un perro en un piso (el olor, los pelos), y no me atrae ver fotos de los perros de los demás.

    Confesión: no me gustan nada los gatos (ahora va y se hunde internet). Me da mucho asco la gente que los besa. Me aburren los vídeos y fotos de gatitos. Los gatos son traicioneros, son como un tigre pequeñito. El único gato en el que he confiado es en el de mi amiga Benita, no sé por qué.

    Me toca preguntar a mí…

    1. ¿Cómo te llevas con tu familia?
    2. ¿Quién ha sido la persona que más ha influido en tu vida?
    3. ¿De qué cosa que has hecho te sientes más orgulloso?
    4. ¿Qué objeto físico que tienes es tu favorito?
    5. ¿Qúe experiencia pasada te ha hecho cambiar más?
    6. ¿Qué cosa que (puede) suceder en el futuro tienes más ganas de que pase?
    7. ¿Qué cosa, hasta hoy, te daba mucho miedo y la superaste?
    8. ¿Cuál es tu mayor miedo hoy?
    9. ¿Cuál es tu mayor reto hoy?
    10. ¿En qué piensas cuando algo te va mal y quieres animarte?
    11. ¿Quién es tu ídolo, quién te inspira?

    A ver, a quién pregunto… (si responden, enlazaré aquí al artículo en cuestión):

    1. De vuelta a Iris Permuy, @IriscPermuy — Sus respuestas: http://traducarte.wordpress.com/2013/05/18/one-lovely-blog-award-update/
    2. De vuelta a Elena Nevado, @midintrans.  — Sus respuestas: http://midnightintranslation.com/2013/05/16/one-lovely-blog-award/
    3. @minimaiko, pero no sé si colará.
    4.  @multimaniaco
    5. Valeria Aliperta, @rainylondon
    6. Ángel Domínguez, @angeldominguez
    7. Miguel Vagalume, @miguelvagalume
    8. Scheherezade Suriá, @scheherezade_sl
    9. André Höchemer, Alemol
    10. Pablo Muñoz, @pmstrad
    11. @azoteortografico

    Si alguien más quiere jugar, que lo diga en los comentarios. Si respondes, puedes preguntar a 11 más.

    Aquí la imagen de nuevo, enlazada a la versión grande:

    beso-atrevido-verdad

    ¿Qué, jugáis conmigo?

  • Un poco de azúcar, un poco de sal

    Un poco de azúcar, un poco de sal

    El día de mi boda, hace ya nueve años, mi familia me preguntaba con mucho interés quién era esa señora de pelo corto y blanco sentada a mi mesa, al lado de mis padres. La respuesta es simple, pero no corta.

    Cuando me fui de Erasmus me equivoqué en tres cosas importantes que cambiaron mi vida.

    La primera fue irme cuatro meses en vez de un año entero.

    La segunda fue irme a Alemania en vez de a Grecia.

    La tercera fue hacerle caso a mi coordinadora española, que no tenía ni idea de nada, y rellenar la solicitud de alojamiento y el acuerdo de convalidación como ella me dijo.

    Pero si no hubiera ido a Alemania, si no le hubiera hecho caso a mi coordinadora, si no hubiera cometido todos esos errores, no habría conocido a esa señora sentada a mi mesa.

    Esta es la historia de esos tres errores y de cómo conocí a Benita.

    —*—

    Empecemos con el primero, la de irme cuatro meses en vez de un año entero. Si hubiera ido para un año entero no me habría tomado las cosas con tanta provisionalidad. «Total, para el tiempo que voy a estar aquí». Quizá me habría puesto internet en casa, o habría buscado un piso compartido con alemanes, para hablar más.

    La verdad es que para haber ido a aprender a hablar un idioma, pasé demasiado tiempo sola y sin hablar.

    —*—

    Lo de Alemania en vez de Grecia… qué queréis que os diga. Siempre he tenido vocación de pobre. En mi vida siempre he buscado cuál era el mejor lugar del mundo para ser pobre, y os voy a contar un secreto: Alemania no es ese lugar.

    —*—

    El tercer error fue hacerle caso para rellenar los papeles a mi coordinadora, una profesora de alemán de mi facultad que llevaba años gestionando este programa. ¿Por qué lo hacía si no tenía ningún interés, y era un puesto no remunerado? Poco después de llegar a Alemania, y pasar semanas sin respuestas a nuestros desesperados correos electrónicos, unos alumnos de otros años nos dijeron que perdiéramos la esperanza. Muchos profesores extranjeros de nuestra facultad aceptaban el puesto porque aprovechaban los billetes de subvencionados para volver a su país y visitar a su familia, cuando deberían visitar a los profesores de los distintos centros en los que estábamos.

    Todo esto sucedió en una época en la que teníamos internet, pero Google no existía aún. La traducción automática era una basura total, lo que nos aliviaba bastante como traductores, pero nos ayudaba poco a comprender los formularios que nos habían enviado por correo ordinario. No podíamos saber con facilidad dónde estaban las residencias, si cerca o lejos de la facultad, ni qué opinaban los alumnos de otros años de ellas, ni qué había en el barrio… no había casi nada de las cosas a las que ahora estamos acostumbrados antes de llegar a un sitio: buscarlo en Google Maps, ver la calle, opiniones locales… nada de eso.

    —No hace falta que rellenéis lo de la residencia — nos dijo en una tutoría conjunta a varios de los que nos íbamos ese año. —Total, os asignarán una pero os van a dar la que ellos quieran.

    No lo rellenamos, y enviamos los papeles sin ese dato. Sé que os lo veis venir, pero efectivamente, pasaba el tiempo (meses, el verano) y no nos asignaban residencia. La coordinadora estaba, por supuesto, desaparecida en combate.

    Compré los billetes de avión para ir en el mismo vuelo que mi mejor amiga, que hablaba bastante más alemán que yo (que hablaba alemán, para decir la verdad), pero luego ella cambió de idea y retrasó su viaje. Como me había apuntado al carné internacional de estudiante para conseguir un descuento en el vuelo (esto también fue antes de los vuelos de bajo coste), me habían mandado una guía de albergues con descuento. Miré en Colonia y lo único que encontré que parecía tener plazas y algo de sentido (¿hoteles de cuatro estrellas?) fue la Naturfreundehaus Köln-Kalk.

    La Naturfreundehaus era un albergue juvenil de una asociación de amigos de la naturaleza o algo así, a pesar de estar relativamente céntrico en Colonia. Tenían plazas, pero solo para los cinco primeros días, los que eran entre semana: el sábado era la maratón de Colonia y estaban completos. Lo mismo pasaba en la mayor parte de los alojamientos de precio razonable.

    Esto me ponía un poco nerviosa, pero era mejor llegar con algún alojamiento que con nada, y en una semana probablemente habría conseguido resolver mi problema. Intenté adelantar papeleo, como abrir una cuenta en el Deutsche Bank, pero no fue posible. Literalmente nos dijeron que «en el Deutsche Bank España somos un banco diferente a Deutsche Bank Alemania; somos dos bancos muy amigos, por así decirlo, pero bancos diferentes. Si abre una cuenta aquí, será igual que una cuenta española de cualquier otro banco, no podrá acceder a ella con normalidad como si fuera una cuenta local».

    Cuando llegó el día de irme, que mis padres me dieron dinero en efectivo para vivir un mes, pagar el alquiler del primero y la fianza, y algo extra para imprevistos. Lo cambiamos a marcos (sí, esto fue también antes del euro) y lo metí en un cinturón de esos típicos que se llevan debajo de la ropa con un elástico.

    Aterricé en un día de sol, y cogí un taxi en el aeropuerto. El taxista era un señor turco muy simpático que conducía su Mercedes por la autovía con toda tranquilidad a 180 kilómetros por hora. Yo ya sabía que allí era perfectamente legal, pero aun así estaba impresionada por el viaje. Me preguntó que si era la primera vez que venía a Alemania, y conseguí chapurrear que sí, y mi primera impresión:

    —Me gusta, es todo muy muy verde.

    —Sí es cierto, es muy verde.

    Para eso mi alemán sí que daba. Por lo que he visto de Turquía, hay zonas que se parecen más a Murcia que Alemania. Viniendo de un clima subdesértico, Colonia en septiembre era un vergel. Todavía no había comenzado el otoño lluvioso y oscuro. Bueno, ese martes hacía buen día. Aún. Qué invierno más largo pasé.

    —*—

    Llegué y la encargada del albergue, una señora también muy simpática, me indicó cuál era mi habitación. Era individual, ciertamente acogedora, pero no tenía llave para cerrarla desde fuera. Me dijo que si mi maleta tenía llave, guardara todas mis cosas allí.  El albergue era una construcción de dos pisos, con un dibujo hecho con hierro forjado en la fachada blanca lisa. En el segundo piso había cuatro ventanas, y mi habitación tenía una de ellas. Desde la ventana se veía a la entrada de gravilla y el jardín delantero de la casa.

    A la mañana siguiente me la volví a encontrar en el desayuno. Era muy temprano y acababa de preparar una especie de pequeño bufé con zumos y algunos bizcochos caseros. Me explicó de qué era cada uno, y empezamos a hablar. Yo no podía decir gran cosa en alemán, pero ella hablaba muy buen inglés, que yo sí dominaba ya. Desayunamos así, conversando, todos los días, y le contaba cómo iban avanzando mis gestiones para que me asignaran el alojamiento que me correspondía, pero que yo, sorpresa, no había solicitado bien en su día.

    —Todas las residencias están ya completas, pero el acuerdo con mi Universidad es que tienen que proporcionarme alojamiento. Creo que ya he averiguado con quién tengo que hablar en las oficinas centrales.

    —Eso está muy bien, ya verás como todo se arregla.

    —Eso espero.

    La oficina de atención a los estudiantes extranjeros tenía bastante cola. Mientras esperaba, llegaron dos chicas rubias de piel muy blanca y se sentaron detrás de mí. Me dio la impresión de que hablaban en ruso. Qué curioso escuchar ruso, pensaba yo, qué internacional.

    De pronto, sin embargo, una de las palabras sonó como un taco español. Qué extraño. De repente, fue como si un interruptor mental se activara.

    No estaban hablando en ruso.

    Era catalán.

    Hablamos y tenían un problema parecido al mío. Entré yo primero, pero la chica que me atendía no hablaba ni una palabra de inglés ni de español. Mi alemán no bastaba en absoluto para explicar mi problema, así que me pasaron con la jefa. Me ofrecieron una silla en mitad de su despacho y ella empezó a gritarme desde detrás de su mesa, eso sí, en un perfecto inglés.

    —¡No sé qué ocurre con vosotros los españoles de Granada! ¡Llegáis aquí sin saber nada, sin haber preparado nada y queréis que os resolvamos vuestros problemas! ¡Queréis que os lo den todo hecho!

    No me quedaba duda de que si los demás venían instruidos por la misma persona, ese sería probablemente el caso: vendríamos con problemas muy gordos, porque en nuestro lado alguien sistemáticamente hacía mal su trabajo. Pero alguien tendría que ayudarnos a solucionarlos, sobre todo si en este lado era su trabajo. Pero no comprendía cómo eso era culpa mía, o por cierto cómo ponían a trabajar en un departamento de alumnos extranjeros a una persona que sólo hablaba alemán.

    —Venís aquí a quejaros y sin tener ni idea de alemán.

    Bueno, venimos a aprender alemán.

    Finalmente me dirigieron a la oficina que gestionaba las plazas de las residencias, no sin que yo pasara llorando un rato largo. Cuando salí de allí me encontré una papelería técnica, y compré papel y lápiz. Dibujé un rato en la parada del autobús hasta que conseguí recuperar la calma, y volví al albergue.

    —*—

    Al día siguiente, después de desayunar con Benita (ya me sabía su nombre) me fui a la nueva oficina que me habían indicado. Efectivamente, tenían mis papeles y estaba en los primeros puestos de la lista de espera por ser Erasmus: podrían darme cualquier plaza que surgiera y yo solicitara, pero primero tendría que aparecer alguna, y en ese momento estaba todo completo.

    De todo esto me enteré porque un chico muy majo que había conocido en la sala de espera (un fotógrafo brillante ultracatólico, descubrí después) se ofreció a hacerme de intérprete.

    Menuda traductora estoy hecha, pensé.

    Me dieron la dirección de la oficina de gestión de una residencia concreta en la que quizá pudieran ayudarme, pero que ese día había cerrado ya. Me quedaba un día de alojamiento antes de la maratón de Colonia que tenía todos los alojamientos de la ciudad copados.

    —*—

    Todas las ciudades tienen un lado malo del río: cuando por fin conseguí un mapa pude ver que el albergue estaba en ese lado malo del río, realmente en el centro geométrico de la ciudad pero lejos de todos los sitios a los que yo tenía que ir. Estaba gastando mucho dinero en transporte sin necesidad, puesto que el carné de estudiante sirve como abono de transportes durante todo el curso. Pero como no tenía dirección, aún no me habían dado mi carné de estudiante de la Fachhochschule Köln. Por la misma razón, tampoco había podido abrirme una cuenta bancaria. Como mi habitación en el albergue no tenía llave, llevaba el dinero conmigo todo el rato, lo que me tenía bastante inquieta.

    Hice la maleta y dejé la habitación. El portátil se quedaba dentro de la maleta cerrada con llave y combinación: Benita me la guardaría en su despacho.

    Fui a la oficina final a primera hora de la mañana del viernes. Conseguí comunicarme con los encargados de la oficina: uno de ellos era un estudiante italiano que ayudaba por allí. Me dijeron que era día de entrega de llaves. Estaban desalojando uno de los edificios, y que una habitación se quedaría libre, pero que tendría que volver a última hora. Al parecer, poco a poco todos los estudiantes se estaban yendo a otros destinos porque iban a derruir el edificio. De esto no me enteré hasta bastante más tarde, pero al parecer el ministerio alemán de salud lo había declarado insalubre, y por eso lo echaban abajo. En cualquier caso, ya podían decirme cuál sería mi dirección definitiva.

    —Pásate de nuevo a eso de las 12 y lo tendremos listo. Mientras, como ya tienes tu dirección, puedes acercarte a un banco y abrirte una cuenta, porque la necesitaremos para hacer el contrato y domiciliar el alquiler.

    ¡Aleluya! Tenía alojamiento, tenía dirección como las personas normales, y ahora me dejarían hacerme una cuenta bancaria.

    —¿A qué banco voy?

    —Hay varios en la calle principal, cualquiera servirá.

    Elegí el que tenía mejor pinta. Resultó ser un banco de funcionarios, cosa que no entendí muy bien, pero accedieron a abrirme una cuenta. Incluso tenían un programa para poder operar por internet. Mis padres eran las primeras personas que yo conocía que lo habían probado, y yo ahora tendría también una cuenta de ésas. Estaba emocionada.

    —Su tarjeta le llegará por correo la semana que viene, o si no puede pasarse por aquí a por ella. Mientras, puede sacar dinero en ventanilla con su pasaporte.

    Ingresé todo menos el dinero que tenía que pagar del alquiler, y me sentí mucho más segura.

    Cuando volví a la oficina del alquiler todavía tenía que esperar un rato, pero ya estaba tranquila. Por fin las cosas iban bien. Cuando la oficina cerró la hora de recogida de llaves, tenían habitaciones libres.  Sin embargo, la inquilina de la que me habían asignado no había devuelto las llaves, así que tendrían que darme otra diferente, más pequeña, para el fin de semana. El lunes me cambiarían de sitio. Les di los datos de la nueva cuenta, pagué en efectivo la fianza y el primer mes, y me dieron la llave de mi nueva habitación.

    Respiré, porque eran las doce y media de la mañana y tenía todo el día para mudarme.

    De repente, me di cuenta de que me quedaba muy poco dinero: más o menos el equivalente a un cartón de huevos, una barra de pan y un litro de leche, tal y como estaban los precios entonces. Tendría que ir a sacar el dinero que acababa de meter para pagar el albergue, y algo más para el taxi con la maleta y pasar el fin de semana. Qué despiste tan tonto.

    Volví al banco, y estaba cerrado. ¿Cerrado?

    Sí señores: en Alemania los bancos cierran a media mañana los viernes. Así empiezan antes el fin de semana.

    ¿Qué iba a hacer ahora?

    Empecé por echar andar. Mirando mi flamante mapa, tardaría un par de horas en llegar al albergue: estaba en la otra punta de la ciudad.

    Seguí andando.

    Y andando.

    Al rato me di cuenta de que no tenía sentido, y me colé en el tranvía. Lo pasé fatal, pensando que me pillarían enseguida. En Alemania los revisores van con unos perros que dan bastante miedo, y los que se cuelan en el transporte público tienen un nombre muy feo: Schwarzfahrer (viajeros negros, como el dinero negro). Pero me imaginé que si me multaban, tendría que pagar la multa cuando el banco estuviera ya abierto.

    Por el camino pensaba en cómo explicarle a Benita que no podría pagar el alojamiento hasta la semana que viene, y cómo distribuiría el dinero para no pasar mucha hambre esa semana. Probablemente pudiera pedir prestada una olla a algún otro estudiante y hacer huevos cocidos o algo así. Con media docena conseguiría no pasar mucha hambre.

    Llegué al albergue y todo era un remolino de actividad. Llegaban todos los corredores que tendrían el albergue a rebosar durante el fin de semana. En la puerta había una furgoneta de reparto con los ingredientes de la comida de los deportistas durante todo el fin de semana. Benita iba de un lado para otro coordinando gente. Intenté llamar su atención, y me dijo que esperara un momento: luego me llevó a su oficina para darme la maleta, y me preguntó que qué tal me había ido. Le expliqué como pude lo que me había pasado: que tenía habitación, que había abierto una cuenta, que el banco había cerrado.

    —Lo siento, lo siento muchísimo. Te pagaré el lunes, en cuanto abra el banco. No tengo nada de valor excepto mi portátil: te lo  dejaré para que sepas que vuelvo a pagarte.

    —No, no hace falta.

    —¿Qué?

    —Que no hace falta. Mira, vamos a hacer una cosa… —se acercó a su escritorio y miró su agenda. Luego cogió su monedero. —Toma, cien marcos. Con esto tendrás para el taxi y para comer este fin de semana.

    Tenía para eso y para muchísimo más. Era una pequeña fortuna, la mitad de lo que yo ya le debía por toda la semana de alojamiento.

    —El primer momento que tengo libre es el miércoles por la noche. Vente a cenar ese día y ya me pagas lo que sea. Te prepararé algo típico alemán. Ahora llamamos a un taxi, y llegas a casa enseguida.

    No me podía creer la suerte que había tenido yendo a parar a la casa de esta mujer.

    Ese fin de semana pude comer algo más que huevos cocidos con pan. Puede incluso comprar una sartén en la que cocinar la comida.

    El miércoles siguiente cenamos algo típico alemán, como ella había dicho. Resultó que no sólo los bizcochos del desayuno estaban espectaculares, sino que era una cocinera de primera. Durante la cena hablábamos de la comida española y alemana. Finalmente le dije que por qué no quedábamos la semana siguiente, y yo cocinaría para ella algo típico español.

    Y así, semana tras semana y por turnos, cada una cocinó para la otra lo mejor que sabíamos de la gastronomía de nuestro país.

    —*—

    Cuando vino Pablo de visita se lo presenté. Decidimos que era el momento de hacer la famosa paella española. Ya habíamos hecho lentejas. Tuvimos que ir a un delicatessen español a por azafrán. Yo fui directamente de la facultad. Pablo vino de casa con algunos ingredientes. Le había encargado gambas, y llego con una conserva en plástico. Eran gambas de lago, peladas, cocidas, en agua.

    Las eché a la paella sin muchas esperanzas. Al final sabían a lo mismo que el arroz. Eran diminutas para ser gambas, y grandes para ser granos de arroz. Pero por lo demás eran lo mismo.

    A Benita le horrorizó que le echara colorante a la paella. Yo siempre había visto a mi abuela hacerlo, así que para mí, para que fuera auténtico, tenía que llevar «tinte amarillo de ése».

    De nosotros dijo:

    —Sois como un globo. Tú eres el aire, y le levantas del suelo. Pablo es la arena, y te mantiene los pies en la tierra. Juntos voláis

    En este tiempo conocí también a su hijo, que era entonces un adolescente, y hoy es chef en Bonn. Con el tiempo ella dejó el albergue y abrió una empresa de organización de eventos educativos, que trabaja principalmente para el gobierno alemán. Ahora en el mejor de los casos quedamos cada dos años, pero cuando lo hacemos, seguimos cocinando para la otra.

    En aquellos oscuros meses de invierno en Alemania, comimos algo espectacular al menos una vez cada quince días. Vale: quizá el sauerkraut es mucho decir que fuera espectacular. Pero estaba bueno para ser sauerkraut.

    Me dio el mejor consejo de cocina que me han dado jamás: «a todo lo que le eches azúcar, échale un poquito de sal; a todo lo que le eches sal, échale un poquito de azúcar».

    Benita es mi héroe personal. No sólo porque sea la mejor cocinera del mundo o por su visión positiva de las cosas. Ni porque haya salido adelante sola como madre soltera, con su hijo, su empresa, su vida. Ni por haber hecho todo esto siendo superviviente de un cáncer. Es por todo eso y por algo que no sé explicar. Quizá porque por primera vez hice una amiga adulta, y en ella descubrí cómo era una persona realmente buena.

     

  • Matemáticas: una verdad es para siempre

    Matemáticas: una verdad es para siempre

    Gracias Txema por este vídeo genial:

    [youtube=http://www.youtube.com/watch?v=gHJNMiSFuAM&rel=0]

    Mi amor por las matemáticas y los matemáticos no hace más que aumentar con el tiempo. Quizá sean como la cerveza y el vino. De niña me sabían amargas, me desconcertaban.  Conforme pasa el tiempo me dan más alegrías, más momentos de ¡ajá! ¡perfecto del todo! ¡Yuju!

    Pablo nunca me ha regalado un diamante, pero sí me regaló una verdad: en 2001 me regaló la Begoña surface, una superficie minimal que (según él) hasta ese momento no se había descrito.

    —Si me quisieras de verdad, la subirías al ArXiv —dijo mi yo de ¿20? años, que no era tonta del todo.

    —Uy, quita, qué vergüenza.

    Así que ahora no la encuentro, y no puedo contrastar si la verdad que me regalaste, amor, está demostrada o es una conjetura.

    Yo te quiero igual, y siempre nos he visto regidos por el axioma de elección.

    El caso es que debería estar en esta carpeta…

    Carpeta del instituto y primeros años de facultad
    Carpeta del instituto y primeros años de facultad. Contiene escritos varios, poemas buenos de otros y malos muy malos míos, dibujos, emails impresos e incluso un log de ICQ en papel (¡un log!).

    PD: Por cierto… Uuuuuuu-uuu-uuuh, ¡Banach-Tarski!

    [youtube=http://www.youtube.com/watch?v=uFvokQUHh08&rel=0]

    PD (II):
    —Hermanos, con estos panes y estos peces, dad de comer a la multitud…
    —Pero maestro, ¿podemos usar el axioma de elección?
    —Joder, si no, ¿cómo?

    PD (III):  Me ha dado mucha rabia no poder acabar el curso de programación del MITx que empecé, precisamente porque me daba muchos momentos de esos, de ¡terminado! ¡funciona! ¡probado! ¡esto es verdad para siempre! Cosa que en la empresa no se da mucho. Ahora sé un poquito más de mates y programación, y cuatro tonterías en Python, y mola.

    Bien, hasta que... nop. No, no siempre consigo lo que me propongo. Realmente hacen falta 12 horas a la semana. Se pueden sacar, pero no sin un gran esfuerzo.
    Bien, hasta que… nop. No, no siempre consigo lo que me propongo. Realmente hacen falta 12 horas a la semana. Se pueden sacar, pero no sin un gran esfuerzo. Esta primavera está siendo complicada, quizá repita curso en otoño.
  • ¡Cuenta ya el viaje a Nicaragua! o Nicaragua: con tus propios ojos (II)

    ¡Cuenta ya el viaje a Nicaragua! o Nicaragua: con tus propios ojos (II)

    Madre mía, está siendo difícil encontrar el tiempo para contarlo, sobre todo por algo que sucedió durante el viaje, pero en Murcia.

    Echar a andar de nuevo

    Mi hijo pequeño se rompió una pierna, a lo Kobe Bryant. Se resbaló con un juguete. Volví, acabaron las vacaciones y no podíamos llevarlo a la guardería con la pierna escayolada. Hicimos turnos para quedarnos con él en casa. Y es un poco caos, porque yo contaba con acelerar y currar más horas de lo habitual a la vuelta, y en vez de eso, pasó justo lo contrario. Este lunes por fin le quitaron la escayola. Aunque está cojito y aún no anda, está un poco mejor.

    No pensé que tendría que enseñarle a andar por segunda vez, pero aquí estamos, pasito a pasito de nuevo. Y pasito a pasito os cuento cómo fue el viaje a Nicaragua, desde donde lo dejamos.

    ¿Por dónde iba?

    Esta soy yo en junio de 1981, en Nicaragua.
    Ommmmm….
    Esta soy yo en junio de 1981, en Nicaragua.

    Y vuelvo a ese lugar del que salí cuando yo aún no sabía andar… vamos llegando a Managua.

    Viaje a Nicaragua de @minibego #soynica

    Una visión de Managua: Roberto Sáenz

    Llegamos al hotel después de pasar por una Managua muy diferente de la que recordaban mis padres: me recuerda a las afueras de Monterrey (México). Solo que no se acaba de llegar nunca al centro (no lo hay). Sí que hay centros comerciales y algunos edificios de cristal.

    Aquí el edificio de la compañía de seguros Pellas, leído pelas, muy apropiado nombre
    Aquí el edificio de la compañía de seguros Pellas, leído pelas, muy apropiado nombre

    Finalmente, y después de pelearnos con varios taxistas muy agresivos, llegamos al hotel pagando una cantidad razonable, eso sí, en un taxi bastante cochambroso. Por lo menos no tenía el cristal roto ni estaba borracho el conductor, como el que llevó a mi madre al hospital ese 2 de mayo de 1981, hoy hace 32 años.

    El hotel está bien, tiene aire acondicionado y wi-fi. De repente, me hace ilusión sacar el Foursquare, y al hacer check-in me entero que estamos a 8.530km de casa (5300 millas), aproximadamente una quinta parte de la circunferencia de la Tierra. Ni tan lejos, oiga.

    Más de ocho mil kilómetros

    Esa tarde quedamos con Roberto Sáenz, que fue viceministro de Educación de Adultos, que fue el director técnico de la Cruzada Nacional de Alfabetización, el tiempo que mis padres estuvieron allí.

    Viaje a Nicaragua de @minibego #soynica

    Nos lleva a  ver los monumentos del centro, que yo sólo había visto cubiertos de manifestantes.

    Viaje a Nicaragua de @minibego #soynica

    Vamos al puerto Salvador Allende, un agradable malecón construido para pasear junto al lago (se cobra entrada, y la seguridad es potente y visible):

    Viaje a Nicaragua de @minibego #soynica

    En el puerto Salvador Allende, tomo mi primera Toña y mi primer plato combinado nica:

    Viaje a Nicaragua de @minibego #soynica
    Vocabulario viajero: en Nicaragua, «agarrar una Toña» significa emborracharse.
    Viaje a Nicaragua de @minibego #soynica
    Comida nica: gallo pinto, col, salchichas, muslos de pollo fritos, plátano frito, chips de plátano frito, queso a la plancha, alitas de pollo fritas, cortezas de cerdo fritas…

    Sáenz nos cuenta alegrías y desdichas de la revolución:

    Empezar una revolución es fácil, porque hay que destruir. La gente habla de la revolución como algo bonito, pero es un desastre. Es fea. Y la parte de destruir es fácil, pero luego llega lo difícil. ¿Construir? ¿qué y cómo? ¿quién había hecho esto antes? Nadie. ¿Cómo lo íbamos a hacer? Ni idea. Pero lo íbamos a hacer.

    Queríamos mandar a todos estos a alfabetizar a la selva, pero no los vas a mandar al monte sin botas ¿no? Y aquí no teníamos industria, apenas las guillotinas para cortar el papel higiénico al tamaño que usamos. Así que agarramos a [no recuerdo el nombre que dijo], le dimos cincuenta mil dólares y lo mandamos a Holanda: «tráete botas».

    Llegaron las botas y las metimos a un almacén. Cuando se iba la gente se las íbamos dando: al rato nos dimos cuenta de que estábamos dando dos del mismo pie, o de tallas que no eran. Imagínense, botas del ejército holandés, hechas para esos señores tan altos, eran unas botas enormes que no le valían a nadie. Y así, con todo…

    Así nos hablaba Roberto Sáenz, sin dejar títere con cabeza en ningún bando.

    Viaje a Nicaragua de @minibego #soynica
    No me lo podía creer. ¡Lo había conseguido! Allí estábamos, y Roberto Sáenz nos contaba cosas MUY interesantes.

     

    Y es que en Nicaragua todo está polarizado, pero todo el mundo es familia, de una manera o de otra. (Esto mismo puede leerse en este libro de su primo Adolfo Miranda Sáenz, que me apunto a mi lista de pendientes). Sí se le encendían los ojos recordando su casa natal en Granada, en la calle de la Calzada, que es hoy el precioso Hotel Darío.

    Nosotras no comprendíamos qué le fascinaba tanto de esa casa, hasta que la vimos.

    (Continuará…)