Estoy muy triste por la muerte de Steve Jobs. Mierda de cáncer. Lloro acordándome de mi abuela Mariana Casanova, y lloro pensando en las personas queridas que siguen luchando.
Ya he hablado antes de algunas de las cosas en las que me ha inspirado Steve Jobs: en Que no te atrape el dogma y en Por qué seguir. Steve Jobs me ha inspirado a crear belleza a través del trabajo, con cariño y felicidad. Gracias a él hay más belleza en el mundo: más belleza digital, nuevas y mejores maneras de crearla, nuevas y mejores maneras de recibir la belleza de la obra humana.
Si vives cada día como si fuera el último, el día que te mueres tu trabajo está hecho ya. Steve Jobs ya descansa. A los demás nos toca quedarnos, hambrientos y tontos, un día más.
Stay hungry, stay foolish. (Steve Jobs, 1955-2011)
Sé que este artículo es antiguo: llevaba ya un tiempo queriendo publicar la entrada (más o menos un año, tengo calculado), pero lo bueno es enemigo de lo mejor. Aquí va: un artículo buenísimo de Pérez Reverte. Suelo estar de acuerdo con él (excepto en algunos temas muy concretos), pero este artículo lo quise enmarcar
Ojalá pudiera decir que no he hecho otra cosa desde el sábado, pero por desgracia no ha sido así en absoluto. Un viaje a Granada, el reencuentro con viejos amigos (a los que echaba de menos más que a Harry Potter, por increíble que parezca) y otras circunstancias personales no me han dejado mucho tiempo
Estoy en un grupo de comercio internacional de murcianegocios.es, una red social de empresarios de Murcia, y han propuesto el siguiente tema de debate: La eficacia de la industria japonesa de alimentos procesados representa solo un 32 por ciento de la estadounidense por dos razones: un rasgo de la cultura japonesa y la política del
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