Estoy muy triste por la muerte de Steve Jobs. Mierda de cáncer. Lloro acordándome de mi abuela Mariana Casanova, y lloro pensando en las personas queridas que siguen luchando.
Ya he hablado antes de algunas de las cosas en las que me ha inspirado Steve Jobs: en Que no te atrape el dogma y en Por qué seguir. Steve Jobs me ha inspirado a crear belleza a través del trabajo, con cariño y felicidad. Gracias a él hay más belleza en el mundo: más belleza digital, nuevas y mejores maneras de crearla, nuevas y mejores maneras de recibir la belleza de la obra humana.
Si vives cada día como si fuera el último, el día que te mueres tu trabajo está hecho ya. Steve Jobs ya descansa. A los demás nos toca quedarnos, hambrientos y tontos, un día más.
Stay hungry, stay foolish. (Steve Jobs, 1955-2011)
Este domingo es Pentecostés, le comentaba hace un rato a mi compañera María. —¿Y por qué es eso relevante? —me contestaba ella. —Porque en cualquier momento puede abrirse una ventana, y a través de ella pueden entrar grandes lenguas de fuego, posarse sobre nuestras cabezas, y darnos la capacidad de hablar todas las lenguas del
22 preguntas y 22 respuestas honestas, como por ejemplo, que odio a los gatos. Hala, está dicho.
Este lunes 12 estaré en la I Jornada de traducción profesional de la Universidad del País Vasco, en Vitoria-Gasteiz, con la conferencia titulada: «Hágalo usted mismo. Cómo crear un puesto de traductor para ti» Inspirada en parte por el artículo de Miguel sobre por qué lo llaman emprender si quieren decir buscarse la vida. En resumen, hablaré
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