He fundado una SL con mi nueva socia Maria José Torrente, el martes inauguramos nuestras flamantes oficinas en el centro, tengo varias entradas a medio escribir, un viaje transoceánico por contar, un embarazo a ocho semanas de terminar, y al final lo que me empuja a publicar algo es este notición:
El matemático Pablo Mira gana el VII Premio de Jóvenes Investigadores de la Región de Murcia
El jurado, formado por seis prestigiosos científicos, destaca “su excepcional trayectoria científica y su contribución a la solución de problemas matemáticos que se consideraban inabordables”.
¡Pablo ha ganado el premio de la Séneca! Increíble. Ustedes me perdonarán la pesadez con sus éxitos, pero estoy muy, muy orgullosa de este chaval y se me nota. Y sí, muchos lo merecen, pero me alegro por nosotros porque nos vendrá muy bien la pasta, como decía Alex de la Iglesia de su premio Nacional de Cinematografía.
Sigo alucinando un poco y ahora vuelvo 🙂
Llevo unos días queriendo escribir un post diciendo que no me recortarán las ganas de reír, pero paradójicamente, no estaba de humor.
Creo que mentalmente me resisto a la idea de dejarme llevar por la corriente general de ¡es el Apocalipsis, el fin del mundo, los mayas tenían razón! Hoy os explico qué pasa por mi mente.
Me refiero, principalmente, a dos cosas: una, montar una red cuando todo se pone en tu contra (finalmente, como siempre, Linux era la solución) y acabarme Las Benévolas, el premio Goncourt 2006 (ISBN: 9788489662520, aunque yo me he leído la edición del Círculo). Normalmente, si sigues voluntariamente haciendo algo que no es fácil, no es
Suerte=preparación+oportunidad. Hay gente a la que le toca la lotería y 5 años después sigue igual que estaba. Hay que estar preparado para cuando te toque tener suerte. Hay que tener suerte para que tu preparación se convierta en un factor multiplicador de lo que te ha tocado. Pero lo único que podemos hacer es
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