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  • II. Más vale conformarse que aguantarse

    II. Más vale conformarse que aguantarse

    La mejor persona que he conocido se llamaba Anita. Trabajaba desde su casa como modista. Una de las imágenes de su juventud que se me quedó grabada, viendo fotos una vez, es ella en una manifestación. Era en blanco y negro, pero se veía que su falda era de dos colores, en vertical, como si cada pierna fuera de uno.

    —Era roja y negra —me dijo, con ojos sonrientes—. Esa luego no me la pude poner.

    Era la abuela de Pablo.

    Uno de sus lemas era «más vale conformarse que aguantarse». Lo interpreto como que es mejor buscar tu hueco en lo que hay, y ver qué puedes hacer al respecto (sobre todo, frente a las cosas que no puedes cambiar).

    Los camareros del Baviera se conformaron, pero no se aguantaron.
    Los camareros del Baviera se conformaron, pero no se aguantaron.

    Toda su vida compartió casa con su hermana, Maruja, que no se casó con nadie. Tras morir Anita, Maru, cuya salud mental había sido un tanto precaria, empeoró rápidamente. Fue como si una parte de ella hubiera muerto también.

    Cuando Pablo y yo empezamos a vivir juntos, en mi 4º de carrera, mi familia se lo ocultó a mi abuela. Es la estrategia de mi familia con las personas mayores, y en concreto, con mi abuela, Mariana Casanova.

    Mi abuela sufría del corazón físicamente (tenía angina de pecho), pero también solía preocuparse mucho por estas cosas. Por ejemplo, cuando mi padre fue a Nicaragua por segunda vez, «oficialmente» estaba en un curso en Alicante. (Está claro que esto no encaja mucho con mi mantra número uno).

    Una vez lo hablé con mi madre:

    —Como le mentís a la abuela. ¿Querríais que os hiciéramos lo mismo a vosotros?

    —Ojalá, OJALÁ, me tratáseis vosotros como yo trato a mi madre.

    Como dice ella: ni mil palabras más.

    Volvamos a Anita. Anita, la abuela de Pablo, lo sabía. Y no estaba de acuerdo con que viviésemos juntos.

    ¿Qué hizo?

    Nos regaló una batidora con todos los accesorios.

    —Puede que no esté de acuerdo con lo que estáis haciendo, pero lo que no puede ser es que en una casa no haya una buena batidora.

    Todavía la conservo.

    Pensad en eso cuando os haga crêpes.

    Invitados, DP (Double Pan)

    En un ataque de idealismo romántico alimentado por la distancia: él en Brasil, yo en Grecia, un par de años más tarde, decidimos casarnos. Anita fue de las personas que más se alegró. Éramos muy jóvenes, pero así mola, antes de que el cinismo y la desconfianza empañen la fiesta. O quizá el amor en general ponga esa confianza en que tu caso será distinto.

    Se empeñó esta vez en regalarnos el vídeo de la boda, que a nosotros nos parecía una extravagancia muy cara. No lo habríamos hecho si no fuera por ella. Ahora es nuestro recuerdo favorito. Todavía lo vemos a veces (nosotros y otras personas que al parecer tienen copias [?] que les ha pasado nuestra familia).

    Un mes antes de nuestra boda, Anita fue a estrenar los zapatos que se había comprado para ese día. Había que ensancharlos.

    —No estoy cómoda. Vamos a dar la vuelta.

    Se desplomó en la calle antes de llegar a casa.

    Es posible reunir a toda la gente que más quieres y notar una ausencia. Ella habría querido que siguiésemos adelante, se dijo en algún momento. Es algo que se ve muy claro en el vídeo que ella nos regaló. Al principio estamos tristes: toda la boda estaba dedicada a ella. Yo miré alrededor y no vi a mis amigos de Granada. Había hecho tanto esfuerzo para que pudieran estar allí, habíamos explicado algunas cosas tanto para que las comprendieran, y al llegar allí (tarde y todo) miré y no estaban. En pack. (Luego descubrimos por qué: Ángel se había intoxicado la noche antes). Respiré. Más vale conformarse que aguantarse.

    Aparecieron. Luego fue su turno de quejarse porque nosotros llegábamos tarde a la comida.

    ¿Cómo dices que llegas tarde porque has ido a dejar el ramo de novia en la tumba de Anita?

    Fue duro, pero nos conformamos, en vez de aguantarnos.

    Y seguimos adelante.

    —*—

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    Rojo y negro

  • Mad Matiz (The shoes-ah)

    It's up there

    Había una vez una oficina, y en la oficina una chica Joan-esca.

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    Who, me?

    1950s

    Te echamos de menos.

    Si, estoy viendo más Mad Men del que debiera (voy por la temporada uno, así que nada de espoilers, por favor).

    Véase también: The shoes-ah! en YouTube. Qué grande es (¿fue?) The IT Crowd.

  • ¿Qué son las referencias culturales? ¿y cómo se mantienen?

    ¿Qué son las referencias culturales? ¿y cómo se mantienen?

    Mucho se habla en traducción sobre mantener las referencias culturales de la versión original, y se habla como si esto fuera posible. Está bien, porque el primer requisito para hacer lo imposible es, bueno, no creer que lo sea. ¿Y qué es una referencia cultural? Es, en resumen e informalmente, todo aquello de lo que no te enteras si no estás en la onda del autor. Esto va desde los cotilleos de las vecinas sobre gente de la que jamás has oído hablar, hasta los amigos y la música que escuchaba Kerouac cuando hacía autoestop, pasando por los ya famosos chistes de El príncipe de Bel-Air. Para leer un artículo serio al respecto, os recomiendo este de Switch Off and Let’s Go, «Una defensa de los doblajes creativos», en el que incluyen esta viñeta (parte de una serie) del genial Mauro Entrialgo:

     

    Las referencias culturales vistas por Mauro Entrialgo
    Las referencias culturales vistas por Mauro Entrialgo

    Bien, pues al hilo del TGIF de la semana pasada, os dejo un poco de diversión de viernes (yo, personalmente, estoy bastante agotada ya esta semana), con un montón de referencias demasiado localistas para que las entienda (todas en conjunto) cualquier persona que no haya sido un niño con tele en España durante los ochenta. A mí me faltan las referencias al Amstrad y al Manic Miner, pero claro, yo tenía ordenador, y los niños de mi clase no. ;-P Con ustedes, Crecí en los ochenta:

     

     

    En cinco minutos y medio, las referencias culturales de toda una infancia. Y es que cultural ≠ cultureta. Me gustaría ver una traducción para gente de otra década, para otro país que no sea España (incluso hispanohablante), o para ambas cosas. Esencialmente, o haces comentario de texto (al estilo de las clases de latín o griego antiguo), o haces más transcreación (la palabra de moda) que traducción. Cuando me preguntan si las máquinas sustituirán a los traductores algún día, yo digo que para el trabajo aburrido, probablemente. Sin embargo, para traducir esto en mi opinión tendrían que llegar al nivel de los Cylon, y además después tendrías que convencerlos para que se dedicaran a la traducción en vez de a la dominación mundial. Pero para mí, cosas como ésta constituyen los verdaderos retos de la profesión, y son los que hacen que yo la disfrute.