Un viernes de octubre. En un instituto de un pequeño pueblo en mitad del campo de Cartagena, Murcia, suena el teléfono. ¡Ring, ring! —Hola, buenos días. Quiero hablar con la directora del centro.
Es muy fácil elegir un personaje, y cuando no funciona, echarle la culpa al personaje, o cambiarlo, en vez de mirar hacia dentro y ver qué problema tenemos en realidad. Hay un cuento que oí en alguna parte y no he vuelto a encontrar. *Si sabes de quién es, déjame un enlace en un comentario.
Miré atrás y vi cerrarse las puertas de color verde hospital, verde colegio, verde militar. Detrás, dos de mis mejores amigos. Si me hubieras dicho que a ella no la volvería a ver nunca, no te habría creído.