Llevo varios días recitando esta canción por lo bajo. También pensando en qué escribir, cómo y cuándo, qué primero, qué después, y escribiendo poco. También durmiendo poco. Pensando en las cosas que quiero hacer, e intentando practicar una frase que me cuesta mucho pronunciar. Son dos palabras difícilísimas. Probablemente tengáis las vuestras. Las mías son «necesito ayuda». En un montón de cosas profesionales, para empezar: ya pondré una lista. Esta semana además ha empezado el peque la guardería, precisamente, porque necesito ayuda con todo.
Pero como hoy es sábado, voy con los versos con los que no haré la revolución…
Se sienta a la mesa y escribe.
«Con este poema no tomarás el poder», dice.
«Con estos versos, no harás la revolución», dice.
«Ni con miles de versos harás la Revolución», dice.
Y más: esos versos no han de servirle para
que peones, maestros, hacheros, vivan mejor,
coman mejor, o él mismo, coma, viva mejor.
Ni para enamorar a una le servirán…
No ganará plata con ellos,
no entrará al cine gratis con ellos,
no le darán ropa por ellos,
no conseguirá tabaco, o vino, por ellos,
ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos.
Si por ellos fuera la lluvia lo mojará.
No alcanzará perdón o gracia por ellos.
«Con este poema no tomarás el poder», dice.
«Con estos versos no harás la Revolución», dice.
«Ni con miles de versos harás la Revolución», dice. Se sienta a la mesa, y escribe.
Has tirado cien mil dólares en una puta educación que te habría costado un par de dólares por los retrasos en la biblioteca pública.
Me llama la atención la diferencia de cifras en la traducción (150.000 a 100.000 y 1,50 a 2,00), y lo de «puta educación» que queda torpe. Por otro lado, esta película es la risa de la casa (recuerden: estoy casada con un matemático).
La idea detrás de The Personal MBA es que puedes saltarte la escuela de negocios y leer lo que necesitas para hacer lo que sea que necesites hacer.
En su día leí el manifiesto de ChangeThis, y si veis lo que he estado haciendo en los últimos cuatro años os daréis cuenta de que me he aplicado el cuento, sobre todo la parte de no hacer un MBA y empezar con tu negocio. Debería, eso sí, haberle hecho algo más de caso y haber leído todos esos libros: dicen que te conviertes en la suma de los libros que lees.
Cuando empecé con la empresa no tenía ni idea de que hacía falta un MBA, y está bien, porque probablemente si hubiera esperado dos años y hubiera sabido algo más, quizá no me habría atrevido (¿en 2009 y sabiendo algo de economía? ¿y con XX.000€ menos?). En cuanto al coste, llevo invertidos cuatro años y una cierta cantidad de dinero. Si, para bien o para mal, todo eso suma o no 150.000 dólares es otra cuestión.
El libro se centra en tres áreas principales:
Cómo funcionan los negocios (creación de valor, marketing, ventas, entrega de valor, finanzas)
Cómo funcionan las personas (la mente humana, trabajar con uno mismo, trabajar con otros)
Cómo funcionan los sistemas (entender, analizar y mejorar sistemas)
Cada capítulo explica un concepto en un par de páginas, lo cual lo hace perfecto para ir leyendo poco a poco, en momentos sueltos. Cosa que como os podéis imaginar, yo agradezco muchísimo.
Pero una cosa es que yo os lo cuente, y otra es que podéis ir y leer resúmenes de esos capítulos, y verlos en vídeo, en la web que acompaña al texto. Al final de cada unidad de lectura hay un enlace a la explicación de ese concepto en la web, lo cual viene genial para comentarlo con la gente, tuitear, etc. A mis alumnos les he puesto en clase el de la motivación (¡claro!).
He hecho un esfuerzo por elegir unos cuantos que no sean una lista muy larga: he aquí el mérito de este libro, que ha sido seleccionar estos conceptos y no otros. Os pongo algunos de los que yo tengo marcados, como podéis ver en la foto de arriba. Básicamente, porque son algunas de mis principales áreas de mejora (aparte de la matemática y estadística financieras, en las que necesito un buen empujón).
Calificación de clientes: no todo cliente es un buen cliente. Hay gente a la que le cuesta entender esto, pero para mí se ha convertido en un mantra. Si pensáis que es difícil despedir a un empleado (¡o a un amigo! mi consejo: si no queréis tener que despedir a un amigo, no contratéis nunca a un amigo), probad a despedir a un cliente. Es como despedirte a ti mismo.
Mi top 1 sobre ventas:
Los cuatro métodos de aumentar la facturación. Sólo hay cuatro: conseguir más clientes, aumentar el tamaño de la transacción, conseguir transacciones más frecuentes, o aumentar los precios. No hay más.
Para mis alumnos (o para los que quieren conseguir algo y por alguna razón, no lo están consiguiendo), mi selección de nueve conceptos sobre la mente humana:
Para evitar las consecuencias negativas del agotamiento de la fuerza de voluntad (que es al final inevitable) hay que cambiar la estructura guía: tu ambiente. Es más fácil cambiar una situación que el comportamiento: para cambiar un comportamiento, cambia la situación.
Ciclos de energía: no es el tiempo lo que tienes que gestionar, es tu energía.
Podemos comunicar incluso las cuestiones más espinosas (como desacuerdo sobre cómo se hace algo, también conocido como crítica) si nos hacemos de que las personas se sientan seguras. ¿Cómo? Véase aquí.
Mi top 10 para aplicarme el cuento en mi trabajo diario:
Tareas Más Importantes (TIM): no todas las tareas fueron creadas iguales; si haces primero las dos-tres importantes, podrás dedicar el resto del día con más tranquilidad a lo que surja.
Acción siguiente: una cosa detrás de otra. Es simple pero es así. Para barrer toda la calle, Paso-inspiración-barrida… (Momo). Quiero probar el sistemaautofoco de Mark Forster.
Ceguera por ausencia: la buena gestión es invisible, así que ojos que no ven, corazón que no hace las comprobaciones necesarias. Para evitarlo, usa listas de comprobación.
El gasto fijo de la comunicación. Los equipos deben ser lo más pequeños posible para evitar la crisis por burocracia. Hay (al menos) ocho síntomas de crisis burocrática: 1) decisiones invisibles (no se sabe dónde o cómo se decide), 2) tareas sin terminar, 3) parálisis por coordinación (no se puede hacer nada sin consultar a mil personas), 4) nada nuevo (falta de inciativa), 5) pseudo-problemas (tonterías desproporcionadas), 6) la central batalla con las sedes locales/regionales, 7) plazos negativos (más importante que algo esté en plazo que que esté bien hecho), 8) dominados por la bandeja de entrada (y no por la iniciativa propia).
Intención del comandante. Para evitar la crisis burocrática, hay que comunicar claramente por qué pides a alguien que haga algo. Es la versión en gestión del encargo de traducción: más que dar isntruccciones detalladas, decir por qué quieres que algo suceda, de modo que la persona a la que delegas pueda tomar sus propias decisiones.
Capacidad de recuperación (resiliencia). Debería admitir la RAE resiliencia, del latín re, volver a, + salire, saltar… nos caemos, pero rebotamos: tenemos un seguro, una copia de seguridad, dinero ahorrado, un plan B. Sin embargo, maximizar la flexibilidad no maximiza la productividad. A cambio de ser menos productivo, podrás resistir mejor golpes duros. Una cualidad ciertamente infravalorada y un equilibrio difícil.
Y a vosotros, ¿qué os ha llamado la atención de todo esto?
Actualización enero 2012: Ya está disponible en español, con el título MBA personal – lo que se aprende en un MBA por el precio de un libro (ISBN: 978-8493869373). También hay una edición para Kindle en español.
Actualización julio 2012: Ya está el libro disponible en bastantes librerías online:
Estoy muy emocionada porque no me había enterado de esto: JR ha ganado el premio TED de este año. No todos los días alguien de tu edad, a quien has interpretado, (que ha hecho una intervención en tu ciudad, que tú has ayudado a poner en marcha…) gana el premio TED.
Estoy aprendiendo muchísimo con mis alumnos: estoy viendo cosas desde perspectivas que no me había planteado antes. Sobre todo, veo que lo que yo considero obvio (porque yo lo conozco, porque mis amigos lo conocen) no siempre lo es. El otro día pregunté en clase, a ver, ¿quién ha hecho algún curso de mecanografía? Y se levantaron sólo unas poquitas manos. Y entonces dije: ¿sois conscientes de que cuanto más rápido tecleéis, más dinero vais a ganar?
De repente, ves en las caras que se encienden algunas lucecitas. Vaya, pues… no se me había ocurrido, dicen algunos (sobre todo algunas, de nuevo en Traducción hay pocos chicos).
(Quizá a largo plazo triunfe por fin el reconocimiento de voz, pero estos chicos salen al mercado dentro de cuatro meses o un año y cuatro meses).
Bien, pues les sugerí que se apuntaran a un curso, jugaran en alguna web de las muchas que hay sobre mecanografía, o que jugaran al siguiente juego a ver qué tal:
Se llama Z-Type y yo lo conocí por Paco que es un (compa del Ysabel) respetable señor programador de una conocida empresa de internet. He aquí un momento unir los puntos, porque uno de mis mejores amigos es uno de los subdirectores del Ysabel a día de hoy, estuvo de Erasmus en Darmstadt (haciendo un juego, precisamente), y luego de profe (y va a volver a dar clase allí pronto) igual que el autor, Dominic Szablewski.
Y si Franqui no hubiera ido allí, no le habría visitado María, que no habría conocido a Irene, luego no sabríamos de la existencia de Yeray cuando necesitamos arreglar un Illustrator a las 3 de la mañana urgentemente y yo no tendría un mejor amigo en Murcia. Así están las cosas.
Le debo mucho a Darmstadt, ahí, tan pequeña, tan en mitad de ninguna parte.
Volviendo al juego, ha ganado el Community Choice Award del concurso Mozilla Labs Game On 2010, por si a alguien le resultan relevantes los premios y eso. 🙂 Una cosa curiosa que he estado leyendo sobre el juego es que está hecho en HTML5, lo cual quiere decir que se puede jugar en cualquier tipo de navegador moderno (incluidos los del iPhone y el iPad), porque el chico se ha inventado además una plataforma de desarrrollo para hacer juegos bastante rápido, que ha llamado Impact.Y parece que está consiguiendo ganarse la vida con él, lo cual me anima a pensar que quizá todo lo de Linchpin de Seth Godin (aquí el manifiesto que veis a continuación) no son sólo bonitas palabras y bonitos sueños. En cuanto me acabe el libro os lo cuento.
Me habría gustado saberlo hace dos años cuando… oh sorpresa, los anteriormente mencionados María, Yeray y yo planeamos hacer el juego que ha salido a la calle (¡por fin!) esta semana: Lust in Translation.
En principio la idea de Lust in Translation (don’t let lust get lost!) surgió como una manera de reaprovechar una idea que habíamos tenido para abordar el segmento sexy del mercado de la traducción. Pero finalmente desembocó en un proyecto para demostrar al mundo lo creativos, divertidos y tal que somos en Matiz y en Carbonara. Lo que pasa es que estábamos un tanto ocupados intentando llegar a fin de mes emprendiendo con todas nuestras fuerzas para dedicarle tiempo a nuestro proyecto mascota.
Si hubiera sabido hace dos años que no sería un proyecto rápido… no, espera. Si hace dos años me hubiera imaginado que el desarrollo no sería una cosa rápida que terminaría enseguida, sino que tendría que aguantar el paso del tiempo, claramente NO lo habría encargadoen Flash. Culpa mía. No me preocupaban tanto los iPhones y los iPads no existían… Pero así son las cosas: toda la vida antiflash, y luego mira. Ahora mismo, a todo esto, el juego tiene una licencia Creative Commons, así que si alguien quisiera portarlo a HTML5 por su cuenta y riesgo, podría perfectamente. Y si ese alguien quisiera los archivos fuente, tendría que escribirme a bego (arroba) bmartinez.com 😉
Aún es pronto para saber si nuestro juegos resultará rentable, pero me alegro de que por fin lo hayamos sacado a la luz. Me gustaría aprovechar para saludar a mi abuelita para agradecer a los traductores que han aportados sus mejores frases para el juego. Sois fantásticos, chicos y chicas (¡de la A a la Z!): André, Becky, Cath, Liz, Macarena, Mária, Marie, Oliver, Olivier, Xosé y Zahira.
Tim Minchin lo clava de nuevo con esta canción. Os dejo que el bebé llora y quiere teclear él también.
Actualización: ahora con la letra: si queréis la traducción… pues avisad.
Update: now with lyrics!
Lullaby, Tim Minchin
Sleep, little baby, sleep now my love,
the milky way’s shining high up above,
when you grow up, you will learn all that stuff,
but for now, close your eyes, close your eyes.
Sleep, little baby, try not to squawk,
tomorrow and tomorrow you’ll learn how to walk
to love and laugh,
to make toast and talk,
but for now beddy-byes.
Your blanket’s hand-knitted with pure angora wool,
your nappy is dry,
and your tummy is full
of enough anti-histamine to chill out a bull,
yet still all this gringing.
What more could you want for,
I just cannot guess,
you constantly complain to me,
you should feel blessed,
there are children in Africa,
starving to death,
and you don’t hear them winging.
What more can I do to put a stop to
this mind numbing noise you are making?
Where is the line between patting and hitting
when is rocking rocking,
and when is it shaking?
I don’t know what else I can do
to try and hush you,
my heart says I love you,
but my brain’s thinking fuck you,
and is hoping a child trafficker will abduct you,
at least then I’ll get a few hours in bed.
I’ve shushed, and I’ve cooed,
and I’ve even tried to sing Ob-la-di, Ob-la-da
in the exact voice of Ringo,
now all I have left,
is the hope that a dingo
will sneak in and rip off your fat bitching head.
Hush little baby, don’t say a word,
Papa’s gonna buy you a Mockingbird
in the hope you get Avian flu,
the nice folk in A&R will take care of you.
That’s it, close your eyes,
shhhh,
not a sound
I can barely see your tiny belly,
moving up and down,
one thing they don’t mention
in the parenting book,
your love for them grows,
the closer to dead they look.
Claramente, dejándolo para más tarde, cuando sea mejor momento. Una pista: nunca hay mejor momento que ahora. Y entre ahora o nunca, elige bien. A veces toca nunca, a veces toca ahora.
Hemos tenido un problemilla en casa estas Navidades, y es que mi hermano pequeño ha estado a esto de suspender Lengua. Quiero muchísimo a mi hermano, así que supongo que es por eso que casi lo mato. Quiero decir que me tuve que reprimir para no echarle un broncazo gordo: y aun así me pasé. Hermanito: lo siento. Ya te lo dije entonces y te lo repito ahora. No es por nada, sino porque quieres dedicarte a la filología inglesa. ¡Mi niño, de letras! Que sepas que estoy emocionadísima viéndote estudiar latín y griego antiguo. Casi tanto como cuando tocas a la guitarra rock clásico y piezas barrocas y politonos frikis la misma tarde.
Mi hermano es un chico listo que escribe bien y no tiene faltas: la verdad, me parece increíble que no sepa contestar en un examen «qué es una reseña, y haz una reseña de La Celestina». Pero bueno, me callo, me callo ya: seguro que ahora ya no se le olvida. Yo aquí he venido a hablar de mis libros, y a aplicarme el cuento, así que ahí van algunas microrreseñas, la mínima expresión.
Ya estoy terminando algunos de los libros que pedí en los doso tres o cuatro últimos pedidos y visitas a la biblioteca. Y de nuevo, como no publique esto pronto se me va a hacer más vieja aún, y ya se me han acumulado bastantes.
Sobre escribir y crear
Stephen King: On Writing
Un buen libro con dos partes, una autobiográfica (cómo llegó a ser escritor) y otra sobre cómo escribir. De nuevo un microrresumen de la parte que nos (me) interesa:
Escribe.
Di la verdad (y en cada mentira, también una verdad)
Veredicto: muy recomendable. Leer: sí. Releer: sí. Regalar: sí. Quedarme otra copia: también.
Sandra Newman & Howard Mittelmark: How NOT to write a novel
Un libro con consejos sobre cómo escribir una novela auténticamente insoportable. Glorioso y divertidísimo. Los ejemplos son además, impagables.
Veredicto: igual que al anterior.
Hugh McLeod: Ignore Everybody
Una versión larga e ilustrada del famoso post larguísimo del autor, sobre cómo tienes que pasar del mundo e ir a lo tuyo si realmente te interesa sacar lo que llevas dentro a la luz. Aplicable a la vida, la empresa, la novela, o incluso a la investigación matemática.
Veredicto: se lo estoy leyendo a Pablo en voz alta (así de bueno es) en los viajes. A veces, con traducción a vista, a veces en inglés las cosas mejor escritas. Diez páginas me quedan. Genial. Para tenerlo a mano. Para citarlo de vez en cuando. Para saltarse lo que no se te aplica. Para regalar con un gran lazo a los que intentan crear.
Chris Baty: No Plot? No Problem!
Del creador de NaNoWriMo, la guía para hacerlo por tu cuenta (o en el propio mes). Muchos consejos útiles y muy inspirador.
Veredicto: muy recomendable. Leer: sí. Releer: sí. Regalar: sí. Quedarme otra copia: también.
Jason Fried & David Heinemeier Hansson: ReWork
De los creadores de Basecamp (37 signals) y tal, pildoritas sobre el trabajo al estilo de Ignore Everybody, Linchpin, y demás. Lo dice Seth Godin en la portada: Ignore this book at your own peril (ignora este libro bajo tu propia responsabilidad) y tiene razón.
Veredicto: muy recomendable para emprendedores (y emprendedores internos dentro de su propia carrera). Leer: sí. Releer: sí. Regalar: sí. Quedarme otra copia: también.
Mark Twain: How to tell a story
Un conjunto de artículos vagamente relacionados con la escritura, en edición bilingüe.
Veredicto: ¿habíais oído hablar del libro? ¿no? Pues eso. Anecdótico y tal. La traducción, correcta las veces que la miré, aunque más encorsetada que Twain. Claro que entiendo que Twain impone, así que no he dicho nada. Por cierto que el «story» es más chiste que cuento.
Miedo real, miedo imaginario
Gavin de Becker: The Gift of Fear
Hay dos tipos de cosas que identificamos como miedo: la preocupación (ruido inútil) y el aviso de alerta de nuestro cerebro reptiliano (útil). Aprende a distinguirlos para aprovechar el útil y vivir sin miedo (hasta que lo necesitas). También como te ayuda a entender las motivaciones de la violencia en general, con lo que también me daba ideas para crear malos creíbles y con los que te puedas identificar. Gavin de Becker es un experto en seguridad de primera línea, véase aquí.Un ejemplo:
I do not oppose contingency planning. I do oppose time-wasting, however, and in my firm, in my life, and in your life, everything we give energy to takes energy away from something else. Accordingly, we are wisest to put our resources where they’ll be most likely to return some benefit. (Gavin de Becker: Apocalypse Not Now)
Veredicto: no es en absoluto el tipo de libro que suelo leer, pero me ha resultado imprescindible para todo adulto. En serio.
Stephen King: Full Dark, No Stars
Cuatro historias largas de Stephen King, con el hilo conductor del castigo, el algo a cambio (retribution), además de un apéndice diciendo de dónde las sacó.
Veredicto: Muy bueno. Como siempre. Ambas cosas: bueno y como siempre.
Ficción
Chuck Palahniuk: Tell All
Una novela sobre el canto del cisne de una actriz en decadencia, contada como un largo artículo de cotilleo a lo Elvira Lindo en Tinto de Verano, citando nombres en negrita y tal.
Veredicto: insufrible. No sé lo bastante de cine clásico, pero vamos, ha sido un sufrimiento. La idea es buena, buenísima incluso, pero todas las referencias me pasaban volando, como dicen los ingleses, por encima de la cabeza. Para que veáis que no me encanta todo lo que leo, ni siquiera cuando el 100% de lo que he leído antes del autor me entusiasma. Pobre del traductor al que le toque.
Nick Hornby: High Fidelity
Había visto la película pero me ha sorprendido, y además animado a leer el resto de Nick Hornby. Y que haya escrito esta lista tiene que ver. Y tendré que mirar en Spotify las canciones.
Veredicto: recomendable a pesar de que mi paciencia para historias románticas es muy limitada, pero ha conseguido atraer mi atención a pesar del tema y eso es meritorio. Leer: sí. Releer: quizá. Regalar: sí. Quedarme otra copia: también, y además es lo que hay porque lo he leído en el Kindle.
Nick Hornby: Juliet, Naked
Me encanta cómo juega con las perspectivas de los tres personajes en esta novela. Como soy ultrafan de algunas cosas, me identifico con uno de ellos (pero también con el resto, argh). No os cuento nada porque es mejor leerla, pero vaya: un músico, un ultrafan, y la mujer del ultrafan. La he disfrutado mucho. ¿Qué más queréis?
Veredicto: léase.
Y como quiero que leáis más cosas que escriba, lo dejo aquí por hoy. Otro día, más. Se queda en el tintero hablaros de once libros más:
Dos que ya me he leído:
Carlos González: Un regalo para toda la vida.
Carlos González: Bésame mucho (recomendado a todos los padres, incluso a los de tiempo parcial)
Dos que estoy leyendo ahora mismo:
Josh Kaufman: The personal MBA
Tim Ferriss: The four hour body (pero sólo porque lo está leyendo Darío Pescador y me ha picado)
Tres que me está costando acabarme:
Madelyne Simone Rovenhauer: The Nasty Little Writing Book (buena idea, mal llevada)
Terry Pratchett: Nanny Ogg’s Cookbook (me da hambre)
Seth Godin: Linchpin (pero en teoría debe costar, va de «la resistencia»)
La industria papelera se publicita con mensajes como «sólo leyendo más de 33 e-books de 360 páginas cada uno durante el ciclo de vida de un libro electrónico esta opción puede resultar preferible al papel desde el punto de vista de la mitigación del cambio climático».
Y yo pensé ¿33? ¿y ése es el gran argumento de la industria papelera? Es ridículo. Probablemente vaya a leer eso este año.
Y me dije: qué tontería. Voy a leer 33 libros este año con toda seguridad.
Y luego pensé: más vale que los elija bien, por eso de que los libros que lees acaban configurando quién eres. Así que pedí consejo sobre un tema que tengo descuidado: la ciencia ficción. Ya me han hecho una preselección María y Multimaníaco: para otro artículo da, seguro. Y para leer 33 libros más.
Tus libros dicen quién eres. A veces, para bien y todo.
Si leyeras más en español, de repente, como me ha pasado a mí (vaya, esto va a sonar un poco peor de lo que pretende, pero espera) te darías cuenta de que la mayor parte no escribe tan bien como escribes tú, María Barrios.
De hecho, lo que puede suceder es que estás leyendo libros demasiado buenos, el equivalente literario de ir a la compra con el Vogue (por nombrar una) y decir «pero es que a ella este vestido le queda mejor que a mí», señalando los anuncios al dependiente, que sin duda mira sin comprender (en parte porque probablemente es gay, en parte porque no es educado decir hasta qué punto a ti te queda mejor por, digamos, existir, y otros motivos que no se dicen en voz alta).
En mi experiencia de escribir bajo mi propio nombre, es cierto que hay bastante más presión que cuando dejaba todo salir (y al que no le guste que no mire), hasta el día que llegó, como heraldo de lectores que te juzgan (en tu imaginación) mi hermana. Y ahora (who knew?) mis posibles alumnos. So there, I feel ya’, sista’. Pero los demás queremos lo que sale de su afilada pluma, Sra Barrios, y los temas que apunta en esta entrada nos gustan. Así que escríbalos en pomodoros de 25 minutos, si le place.
Dice esa entrada que tengo a medio escribir en mi blog sobre libros que animan a escribir, que los dos grandes consejos que saco de todos los libros sobre escritura, de Stephen King y de gentes que suenan menos son:
Escribir.
Decir la verdad (dentro de las mentiras de la ficción, si es eso lo que escribes).
Así que escribe, escribe.
Espera, vale, lo de «los demás queremos» es mentira. Lo digo yo. Quiero más, yo. Sin representar a nadie, yo, Begoña Martínez, (¿cómo era? ¿»entusiasta de los cojones» me dijiste?) afirmo públicamente que quiero leer más cosas escritas por ti.
[¿Te dije que me habían regalado un pomodoro de verdad? En realidad tiene forma de taza.]
Lee eso. En serio. Abre una de esas «malditas» pestañas y léelo. Ahora vuelves, porque lo que voy a decir tiene que ver. Un poquito.
Lo de multivitamin tablets me recordó mucho a ti en su día. María José me dio un montón de cosas que me había dejado en la ofi nueva, la cesta de picnic oficial de Matiz, y en el fondo, había un vaso gigante de Ikea, y en el vaso, un residuo seco de pastilla multivitaminas. Lo fregué y lo guardé en el armario de casa. Es una putada que la nostalgia sea el dolor del pasado: debería haber algo como el ligero picor agridulce del no hace tanto.
Te recomiendo también todo el programa de NaNoWriMo. En abril el reto es escribir un guión, si te animas. Teníamos un concepto a medias, en tiempos.
Hice hace poco una lista de resoluciones a posteriori para 2010. Sé que es trampa, pero es mucho más gratificante.
La verdad es que 2010 ha traído más de lo que me habría atrevido a soñar a estas alturas del año pasado: una nueva socia, cambiar la forma jurídica de Matiz, tener un hijo, perder peso (atentos a estas DOS cosas anteriores, simultáneamente), tomarme unos meses de descanso de la dirección de la empresa, echar a rodar Júramelo (que antes no tenía nombre), cambiarme al Mac, hacer deporte sistemáticamente, aprender a hacer sushi, volver a estudiar música (¡clases de canto!), escribir casi media novela, escribir con regularidad en el blog, volver a leer por placer en grandes cantidades.
Visto todo en conjunto, y sabiendo que ha ocurrido ya, apenas me lo puedo creer. Parte de la felicidad que me embarga últimamente (porque últimamente soy muy, muy feliz) se debe a que ya no me siento tan atascada otras cosas, que consigo las cosas que me propongo. Por fin tengo sueños nuevos y no me angustia no tener un plan B. No sé si es que ya no me angustia no tenerlo o que en el fondo ya lo tengo, pero ahí está, y feliz estoy.
2010 parece además el año karma necesario para hacer media con 2008, un año que tuvo momentos buenos y rachas horrorosas y terroríficas. Finalmente las cosas a las que uno tiene miedo (abandono, fracaso, frustración) no son tan malas cuendo se te vienen encima como cuando tú te autoflagelas anticipándote a ellas. En cierto modo cuando algo ha salido mal es un alivio que haya salido mal ya, y poder por fin pensar en otra cosa. Y cuando por fin puedes pensar en otras cosas, puedes hacer otras cosas.
Me está gustando mucho esto de escribir.
Sé que suena a obviedad viniendo de una traductora, pero no me había puesto a buscar placer en algo que claramente se me da bien. Siempre he dedicado mi tiempo a aprender a hacer otra cosa (tango, cantar, dibujo), quizá porque me encanta la sensación de aprender algo nuevo que no se me da bien, a veces más que el hacer algo que ya sé que se me da bien hacer.
En ese sentido, es igual que la ludopatía y la empresa. Siempre he dicho que la sensación de tener una empresa (de emprender) es parecida a la sensación de estar cayendo en la ludopatía. Para disfrutar ambas cosas te tiene que gustar perder. Mi sensación es que si a la gente le gusta el juego es porque les gusta perder. Cuando juegas, lo que ocurre más a menudo es que pierdes. Obviamente juegas para ganar, pero en porcentaje, sobre todo al principio, sobre todo cuando tiene algún interés, pierdes. A mí no me gusta el juego, intuyo, porque no me gusta perder. En el mismo sentido, para emprender tienes que soportar muy bien perder, porque la mayor parte del tiempo, sobre todo al principio, sobre todo cuando tiene algún interés, en cierto sentido estás perdiendo. Incluso las cosas que salen bien podrían haberse hecho antes, podrían haberse hecho mejor, podrían…
Quizá no podrían, es cierto, pero la sensación desde dentro se le parece.
Como mi primer árbol lo planté a los seis años, y en 2010 (y en 2006, claro) he tenido un bebé, supongo que ahora toca el libro (uno de ficción, el plan de empresa no cuenta). 2011 puede muy bien ser el año en el que escriba mi primera novela (o mis primeros 12 cuentos cortos completos). En el que ilustre alguna cosilla.
Espero merecer otro año como ha sido el 2010. Y os deseo a todos un 2011 tan bueno, al menos, como ha sido 2010 para mí.
Yo no vivo de dibujar letras, sino de teclearlas para que transmitan ideas. Escribir es una forma de telepatía, como dice el libro de Stephen King que os reseñaré en breve (en cuanto lo termine; adelanto que el de Cómo NO escribir una novela está muy bien). En ese sentido, la traducción es también una forma de telepatía, puesto que es una forma de escritura. La analogía con el dibujo podría ser que traducir es a escribir como calcar o entintar es a dibujar. Nunca será igual (será mejor o peor: nunca igual) pero sirve para transmitir el mensaje.
Félix Martí fue el impulsor de la primera escuela graduada de España, que está en la calle Gisbert en Cartagena, precisamente enfrente de la primera sede de Matiz. No sin esfuerzo y tras conseguir dormir a todos los habitantes de la casa, salió el texto que veis arriba en un libro muy caro encuadernado en piel. Siguiendo el dicho inglés measure twice, cut once (mide dos veces, corta una) hice unos cuantas pruebas de este honormarrón encargo creativo. Finalmente, en vez de hacer algo clásico (que habría tenido defectos) me pidieron algo «con un toque modernista, así suelto».
Crear algo es más difícil que copiarlo. La ventaja es que no pueden decirte «esto lo has copiado mal» pero seguir unas reglas que en gran parte desconozco es bastante complicado. Me gustaría saber mucho, mucho más sobre caligrafía. Algunas de las pruebas:
Atentos al papel del día del emprendedor «pon tus sueños a trabajar» (suspiro). A veces me gustaría poner mis sueños a soñar.
En fin, nada sé, pero mirar las estrellas me hace soñar.
Fíjense que las letras están hechas de millones de pequeñas estrellas.
Postdata: Me gustaría haber visto esto anoche.
Tengo tantas cosas que hacer, que me voy a la cama.
Actualización: no debió quedar tan mal, cuando me encargaron el libro de la segunda edición. Quedó mejor. Busqué un estilo más acorde con la época: