¿Para qué sirve tener una sociedad? Para que los fuertes protejan a los débiles. Para que los que sí pueden ayuden a los que aún no pueden o ya no pueden.
¿Qué es lo que más me indigna del Gobierno de España hoy?
Que le da la vuelta. Se comporta como una gran mafia que abusa de los débiles (los niños, los enfermos, los estudiantes, los mayores) para apoyar a los poderosos (los bancos, las grandes fortunas, el equipo de fútbol).
Yátova, Valencia, este julio (foto: AFP)
Que se hace la foto con la victoria y se esconde de la desgracia.
Se echaron atrás, lo que no cambia el síntoma. ¿A cuántos vasos de agua equivale el rescate bancario?
Uno es tan bueno como lo es con el más débil, con el que no puede devolver el favor. Lo que me tiene harta de esta gente es que el lema de la casa parece haber cambiado de plus ultra (más allá) a ser al débil, ni agua.
Yo nací en un país del Tercer Mundo, en mitad de una revolución. En mi cartilla de vacunación se lee los niños sanos son el futuro de la revolución. Tenían mucha razón (entonces). Ahora quizá deba empezar la revolución en España, porque han dado un fuerte golpe al futuro del país: a la salud.
—¿Qué te llevarías si salieras corriendo de casa? —le pregunté. Acumulamos cientos, miles de «acasos»: las cosas que acumulamos por si acaso. Miré a mi alrededor y me pregunté cuántos acasos no necesitaríamos jamás y estarían mejor con otras personas. —¿Te imaginas que un día tienes que salir corriendo de casa, porque está ardiendo o algo así? ¿Qué
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