Al principio no había tiempo ni espacio, pero a lo mejor durante un momentito, todo, todo lo que hay estaba en un sitio muy pequeño, como un dado del parchís.
Entonces estaba caliente y estalló. Se formaron las estrellas y los planetas y el sitio que hay enmedio y el tiempo que pasa. Se formaron galaxias y en una había una estrella, y esa estrella se hizo grande y pequeña y se convirtió en una nube de polvo. De esa nube de polvo salió otra estrella y otros planetas, y en uno de esos planetas había un charco. En ese charco aparecieron unas células que se copiaban a sí mismas, y se copiaban iguales y se copiaban diferentes. Y entonces aparecieron las algas y las plantas y los dinosaurios.
Los dinosaurios se murieron.
Los dinosaurios se murieron, sí, pero ya se habían convertido en pájaros y mamíferos, y entre los mamíferos había monos, y los monos aprendieron a usar herramientas. Los monos se inventaron el pan y la cerveza, aprendieron a contar cuentos y a hacer libros y también se inventaron internet. Ya no eran monos, eran personas. Entonces dos células como las del charco del principio se juntaron, y naciste tú. Y esta noche hemos ido a la feria, y ahora te estoy contando este cuento. Tú estás hecha de estrellas, y eres mi estrella. Buenas noches, preciosa, que duermas bien.
Buenas noches mamá. Tú también.
Hoy es un gran día para salir del armario, pero en la vida, como el Google+, hay muchos círculos y muchos armarios diferentes.
Leía hace poco un consejo para escribir una novela que decía: «escribe sobre aquello que no puedas comentar en la cena».
Llevo varios días recitando esta canción por lo bajo. También pensando en qué escribir, cómo y cuándo, qué primero, qué después, y escribiendo poco. También durmiendo poco. Pensando en las cosas que quiero hacer, e intentando practicar una frase que me cuesta mucho pronunciar. Son dos palabras difícilísimas. Las mías son…
¡Ya queda menos! Esta tarde, en Barcelona (Librería Malpaso, 19:00h) se presenta el libro que traduje el año pasado, Porno feminista, las políticas de producir placer. Es la típica cosa que llevo un año queriendo publicar aquí, hablando largo y tendido de ello, pero de momento no ha podido ser. Por redes sociales me temo
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