Noticias razonablemente frescas: ¡nuevo blog en el vecindario! Me acabo de enterar por este comentario de que María Barrios tiene nuevo blog. Será público puesto que lo ha dicho en un blog ¿no? Se llama
Tiene buena pinta como todo lo que Frau Barrios ha escrito siempre. Disfruten ustedes.
Echo de menos aquella época por los tres primeros puntos de este decálogo de Milton Glaser. Me lo ha pasado hace poco Yeray, y al parecer Miguel Vagalume lo va a traducir al español en su blog (ergo trabajo que me ahorro, con este enlace: yo no lo traduciría igual, pero, jejeje, no lo estoy traduciendo ¿verdad?). Os adelanto los títulos:
Frau Barrios, el día que te fuiste me bajaron el sueldo emocional. Paradójicamente y para equilibrar, también me dio menos miedo perderlo. Siempre he dicho (incluso antes de que vinieras) que es mejor haber tenido y perdido que nunca haber tenido.
¿Qué queda claro? Lo casi insoportable es tener miedo a perder.
Es una de las cosas que es curiosa de emprender tu propio negocio: muchas veces te sientes más como un ludópata que como un constructor de catedrales. Siempre he dicho que no tengo madera de ludópata, porque para ser ludópata te tiene que gustar perder (jugar mucho es perder: si no te gusta ¿qué haces perdiendo todo el rato?) y a mí me gusta más ganar. Ése es uno de mis fallos, como empresaria y cuando juego al Texas Hold’em.
Claro que tampoco me veo construyendo catedrales. Quizá soy más como un hobbit, en que lo que me gusta es ver las cosas crecer, que el poder no me tienta gran cosa y que mi punto fuerte son las carreras de fondo.
Yo voy a ver si hago crepes Garaulet para el segundo desayuno hobbit (es lo que tiene levantarse a las 6:30).
¿Sabíais que… amígdalas es hoy en día la palabra griega para almendras? Pues esta mañana me he levantado con amigdalitis, esto es, con las almendras hinchadas, y siento como si tuviera uvas atascadas en el cuello, y me molestan los oídos como si llevara ya 10 horas en un avión. Esta tarde, gracias a nuestro
Los que conocéis a Pablo os podéis imaginar que le hace muchísima ilusión, tanto casi como a Jose Manuel Mira y a Loli Carrillo. Os aseguro que a Lucía y a mí, también. No sólo porque me haya prometido que el año que viene iremos a Japón a celebrarlo (¡no! ¡en absoluto! ¡no tiene nada
Comentarios