Etiqueta: introspección

  • Un poco Hobbit

    Un poco Hobbit

    Soy un poco Hobbit. Me gusta ver crecer las cosas poco a poco. Me gustan las rutinas (y salir de ellas: pero me resultan cómodas). Me gusta que algo se acabe y comprar otro igual, me da sensación de haber acertado. Mi despedida favorita es «hasta mañana».

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  • A bit of a Hobbit

    A bit of a Hobbit

    I’m a bit of a Hobbit. I like to see things grow, little by little. I like routines (and escaping them: but I find them comfy). I like it when I run out of something and I buy exactly the same one again, I get the impression that I was right the first one. My favourite goodbye is “see you tomorrow.”

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  • 22 rondas de beso, atrevido, verdad

    22 rondas de beso, atrevido, verdad

    Es la época de los premios de blogs, no solo de los bab.la. (Vótame, a todo esto),

    Vota los Top 100 Blogs Profesionales de Idiomas 2013

    … Sino que hay un nueva partida de Lovely Blog Award, el meme que me ha apetecido renombrar como Beso, atrevido, verdad, al ser una variante de más o menos el mismo juego. 11 preguntas, 11 respuestas, 11 invitados.

    Muchas gracias por pensar en mí, Iris Permuy y Elena Nevado, como sois dos, me toca hacer 22 confesiones. A ver qué os parecen.

    1. ¿Cuál fue tu primer encargo de traducción?
    2. ¿Qué encargo recuerdas con más cariño?
    3. ¿Cuál sería el encargo de tus sueños?
    4. ¿Qué idioma, aparte de los que ya hablas, te gustaría dominar? ¿Por qué?
    5. ¿Freelance o en plantilla? ¿Por qué?
    6. ¿Qué serías si no fueras traductora?
    7. ¿Cuál es tu especialidad y por qué la elegiste?
    8. ¿En qué otras ramas te hubiera gustado especializarte?
    9. La traducción: ¿un gremio competitivo o solidario?
    10. ¿Crees que el traductor sigue siendo una figura invisible, o hemos mejorado en ese aspecto?
    11. El mejor consejo que te hayan dado nunca.
    12. ¿Cuándo supiste que querías dedicarte a la traducción?
    13. ¿Qué idea tenías sobre este mundo antes de adentrarte en él?
    14. ¿Cuál es tu mejor experiencia relacionada con los idiomas?
    15. ¿Y la peor?
    16. ¿Qué te hizo elegir tu combinación de lenguas?
    17. ¿Qué proyectos tienes en mente?
    18. ¿Qué haces para desconectar del trabajo?
    19. Si no hubieses sido traductora, ¿a qué te habrías dedicado?
    20. Cuéntanos 3 manías que tengas.
    21. Un sueño por cumplir.
    22. ¿Te entretienes viendo fotos de gatitos y perritos?

    1. ¿Cuál fue tu primer encargo de traducción?

    Creo que fue para mi suegra con un artículo de didáctica de las matemáticas que no podía entender bien. Lo hice en WordPerfect 5.1 para DOS, y creo que estaba en COU, porque recuerdo que era todavía en casa de mis padres (yo me fui a estudiar a Granada con 18 años, para ya no volver más que de visita).  No sé si le cobré algo o me dio vergüenza.

    2. ¿Qué encargo recuerdas con más cariño?

    El siguiente encargo comercial que recuerdo. Fue ya en mi primer verano como licenciada. Eran unas etiquetas de vino para un amigo, Javier Ajenjo, de Bodegas Conde. Acordamos que me pagaría 6 botellas de Neo del 2003, que me enviaría a casa cuando volviera de Grecia. Yo creo que ya no se acuerda, pero cuando veo cómo se han revalorizado (ahora cuestan 10 veces más que entonces) me imagino que si un día me las da (codazo, codazo, guiño, guiño), habrá sido una buena inversión.

    Luego, hay un proyecto que está aún en marcha, que es la traducción de un libro que sirve igual para adultos que para niños, unos cuentos con finales bastante curiosos. Está ya terminado, a falta de la ilustración y un repaso final. Espero que se publique en los próximos años…

    3. ¿Cuál sería el encargo de tus sueños?

    Creo que cuando te gusta tu trabajo, y trabajas con la gente de tus sueños, lo que estés haciendo es lo de menos. Así que cualquier encargo en el que me paguen por hacer lo que me gusta con la gente que más me interesa es el encargo de mis sueños. En ese sentido, tengo mucha suerte porque tener una agencia te da muchas posibilidades de elegir con quién trabajas y en qué, lo que compensa mucho por todas las horas de pelear con morosos, bancos y hojas de Excel que implica ser responsable de una agencia.

    Para ser más concreta, cualquiera de las últimas tres interpretaciones que he hecho han sido el encargo de mis sueños. Lo cuento también en esta entrada.

    4. ¿Qué idioma, aparte de los que ya hablas, te gustaría dominar? ¿Por qué?

    Yo solo considero que hablo inglés y español, hasta el punto de que dependiendo del tema y la persona con la que esté hablando, a veces (lo siento) me resulta más fácil expresar cosas en inglés. Esto pasa porque, por ejemplo, esté a mitad de un libro en el que estoy inmersa en el vocabulario en inglés de algo. Si no, tengo que estar traduciendo mentalmente. Como soy muy exigente con mis traducciones, me distraigo. También hablo inglés a diario cuando Pablo y yo estamos comentando de un tema del que no queremos que se enteren los niños, pero como están aprendiendo también, vamos a tener que buscar otra estrategia.

    Me gustaría dominar los que considero que no hablo, que son alemán y griego.

    Mi objetivo con el alemán es recuperar el nivel al que llegué en su día (tengo el título de Mittelstufe, que es un B2) y seguir adelante hasta terminar el Oberstufe. Para los de fuera del gremio, eso quiere decir que hoy aún puedo leer libros como Momo, de Michael Ende, pero me cuesta mucho La Historia Interminable (con todo el vocabulario fantástico que no tengo). Para decir la verdad, no sé por qué me gusta el alemán, pero me gusta.

    Mi nivel de griego da para hacer la compra, pedir en un restaurante, cantar algunas canciones, y mandar algún Whatsapp cariñoso que diga cosas «vamos a comer», «besitos»,«nos vemos», «te quiero». Curiosamente, me acuerdo de alguna frase subida de tono, pero no de los insultos. El año pasado estuve repasando con unos podcast en griego. Eran unos 100, pero a partir del 69 cuando estaban hablando del medio ambiente y esas cosas ya no me enteraba de nada. Mi objetivo con el griego es entender el curso entero.

    5. ¿Freelance o en plantilla? ¿Por qué?

    Depende de para qué. En plantilla se entiende que trabajas con más gente, lo que te permite aprender de los demás, por no hablar de que te da más estabilidad económica. Como freelance eres más independiente (¡todo lo independiente que se puede ser!) pero eso también tiene una carga de soledad y aislamiento. Vistas las opciones que hay hoy, creo que asociarse con otros traductores, o estar en un coworking, puede ser una buena opción intermedia.

    6. ¿Qué serías si no fueras traductora?

    Uf, aunque sí tengo la lágrima fácil, soy como la canción de Sabina, La del pirata cojo:

    No soy un fulano
    con la lágrima fácil,
    de esos que se quejan sólo por vicio.
    Si la vida se deja yo le meto mano
    y si no aún me excita mi oficio,
    y como además sale gratis soñar
    y no creo en la reencarnación,
    con un poco de imaginación
    partiré de viaje enseguida
    a vivir otras vidas,
    a probarme otros nombres,
    a colarme en el traje y la piel
    de todos los hombres
    que nunca seré:

    • Yo de pequeña quería ser publicista, porque lo que más me gustaba era dibujar y el inglés, y me imaginaba que tendría que ver con ambas cosas. Hoy traduzco cosas de marketing, y cuando me cuelo en la agencia de unos amigos, me lo paso pipa.
    • Cuando terminé Traducción quise estudiar Bellas Artes, pero mi madre me dijo que esa carrera me la tendría que pagar yo, y hasta hoy he podido hacer cursos y pintar mis cosas pero no he tenido fondos (esto es, simultáneamente tiempo y dinero) para hacerlo. Luego, los que la han hecho me han dicho que si quiero pintar pinte, y listo. Fui muy feliz haciendo el curso de Cómic que hay en Bellas Artes en la Universidad de Murcia, y estoy pintando bastante últimamente (más sobre eso en breve).
    • Viendo mi entorno, si no fuera traductora sería profesora (como mi pareja, mi suegros, mis padres, mis tíos) de universidad. Los meses que pasé como profesora me dieron alegrías que, la verdad, no me esperaba. Llevaba muchos años viendo la cara fea de la docencia muy de cerca. Queridos ex-alumnos (sobre todo, chicas, pero los pocos chicos también): fue un auténtico honor conoceros e intentar enseñaros lo que sé. Aprendí mucho con vosotros, me lo pasé genial, y me llenasteis de energía y ganas de vivir. Estoy muy orgullosa de vosotros y os quiero un montón. ¡Escribidme y decidme cómo os va! ¿Volvería a dar clase de interpretación? Sin dudarlo.
    • EscritoraSiempre he escrito. De hecho gané un premio de poesía (aquí una poesía reciente) y otro de relatos (aquí un relato) cuando era pequeña, y cuanto más me atrevo a publicar en este blog, más me gusta. ¿Quizá soy escritora ya?
    • Aunque como todo ex patito feo gafotas, yo lo que preferiría es ser estrella del rock.
    • Quién sabe, quizá acabe tocando el ukelele en un cabaret.

    La vida está llena de sorpresas.

    7. ¿Cuál es tu especialidad y por qué la elegiste?

    Mi especialidad más especial es la interpretación, y supongo que la elegí porque me vuelve loca hacer que la gente se comprenda en tiempo real. Aunque también soy muy feliz en las actividades más solitarias (traducir, escribir, pintar), necesito el contacto con la gente en mi vida diaria.

    Dentro de eso, me he especializado en aplicar la tecnología al mundo de la traducción (suena a humo, ¿eh?), y en traducir todo lo que tenga que ver con internet, páginas web, servidores, HTML, CSS… (clicking… double clicking).

    8. ¿En qué otras ramas te hubiera gustado especializarte?

    Creo que por todo lo que he dicho antes, no es tarde para especializarme en nada aún. Ciertamente me gustaría traducir más libros, ya sea sobre empresa, tecnología, o de rollo más etepiano.

    9. La traducción: ¿un gremio competitivo o solidario?

    Creo que la traducción tiene muy poco de gremio, precisamente por ser la mayor parte autónomos en su casa. Pero sin duda es un colectivo en el que ambas situaciones se dan todos los días. Puedes estar compitiendo con alguien por un encargo, y luego que te pregunte una duda de un término y se la respondes sin ningún problema. Hay mucha comunicación entre traductores, cada vez más y más profunda. Hay muchas asociaciones haciendo un trabajo muy valioso, por todos, a cambio del placer de contribuir. Es una de las cosas que hace bonita esta profesión.

    10. ¿Crees que el traductor sigue siendo una figura invisible, o hemos mejorado en ese aspecto?

    Uno de los lemas que tenía al empezar Matiz fue hacer más visible y respetada la figura del traductor. Creo que los traductores son cada vez más visibles y más apreciados. Cuanto más orgullo desarrolle la gente respecto a su profesión, más visibles seremos. Estamos mejorando, sin duda, pero también queda mucho trabajo por hacer. ¡Firmad vuestras traducciones!

    11. El mejor consejo que te hayan dado nunca.

    Encuentra los cuellos de botella, y elimínalos. Me lo dijo @multimaniaco (blog) hace muchos años.

    * También, a todo lo que le eches azúcar, échale un poco de sal.

    ¡Ahora, las de segunda ronda!

    12. ¿Cuándo supiste que querías dedicarte a la traducción?

    Como suele pasar, cuando no lo estaba haciendo, la temporada que trabajé como secre de alta dirección. Me contrataron como intérprete, pero con el tiempo fueron cambiando mis tareas, hasta que no se parecía mucho a lo que yo quería.

    13. ¿Qué idea tenías sobre este mundo antes de adentrarte en él?

    Es curioso, mucho peor de lo que ha sido luego. Es más fácil y acogedor de lo que me esperaba (en algunos ámbitos).

    14. ¿Cuál es tu mejor experiencia relacionada con los idiomas?

    ¿Que no tenga que ver con el trabajo, o que sí? Aparte de dar clase a mis alumnos de la Universidad, y de las últimas interpretaciones en general, tengo especial buen recuerdo de cuando interpreté a JR para el proyecto Los surcos de la ciudad en Cartagena. Fue una experiencia increíble pasar un día juntos hablando con los organizadores de cómo hacer una transformación así en Cartagena, que era además donde yo vivía entonces.

    15. ¿Y la peor?

    La peor, el choke, choke de intentar hablar alemán en Alemania y que no me salieran las palabras, o las veces que lloré en cabina de simultánea de alemán durante la carrera. Al final no me presenté al examen de Interpretación para las Instituciones de la Unión Europea, ni a ninguna asignatura de interpretación de alemán. Me preparé muchísimo (hasta me saltaron de curso en el Goethe Institut), pero no daba el nivel. Si volviera atrás, como dije en el otro post, me habría quedado más tiempo en Alemania.

    16. ¿Qué te hizo elegir tu combinación de lenguas?

    En resumen, yo sé inglés porque mi padre estudió francés en el colegio.

    Cuando él estaba escribiendo la tesis yo era muy pequeña, y él se fue una temporada a Harvard a entrevistar al filósofo sobre el que estaba haciendo su tesis, John Rawls. Hizo un curso acelerado de inglés. Él siempre cuenta la siguiente anécdota, una vez en Boston:

    —So, are you having a good time?

    ¡Ajá! Esa me la sé, pensó mi padre:

    —Half past five!

    Lo pasó fatal. Así que a la vuelta, llegaron a casa las Kids Songs de Nancy Cassidy, el I’m big, big Muzzy, y los Astérix y Tintines en inglés (don’t ask). Por aquel entonces vivía en casa mi tío Juanjo, que había pasado dos años haciendo como que estudiaba Química y saliendo mucho de marcha como rockabilly. Sentó la cabeza cuando se metió a estudiar Filología Inglesa (quién lo iba a decir) y nos daba clases por las tardes a mi hermana y a mí.

    Cuando supe pedir un vaso de agua (lo comprobó el padre de Zuli y Alondra) me dejaron ir a pasar el verano a Broadstairs, Thanet, Kent (Inglaterra), con un curso que había conseguido mi tío (currando) para una empresa que los hacía. Acababa de morirse Kurt Cobain, cosa que me recordaba sin parar la grunge de Collado Villalba con la que compartí habitación. Fue el verano en el que estuvo de moda Cuatro bodas y un funeral. I feel it in my fingers, I feel it in my toes…

    Luego hicimos un par de intercambios en el instituto con Portsmouth High School for Girls (Wikipedia), en los que hice de «intérprete» en muchas ocasiones. Fue una de esas experiencias que te cambian la vida, de muchas maneras.

    Y el resto, dice el tópico, es historia…

    17. ¿Qué proyectos tienes en mente?

    Ahora mismo tengo…

    • Dos hijos a los que les faltan 11 y 16 años para ser mayores de edad
    • matiz.com.es, que tiene varios proyectos en marcha que tengo que atender
    • júramelo.es, que necesita algunos arreglos de velocidad, estabilidad y posicionamiento
    • 1 cuadro que terminaré antes del jueves
    • 1 relato que quiero terminar este fin de semana
    • 5-10 ideas de películas
    • Unas 30.000 palabras por editar, de relatos míos
    • 1 canción a medio grabar con el ukelele
    • 1 travesía que quizá nade este verano
    • 3 cuentas bancarias que quiero cerrar porque no las uso y me fríen a comisiones (¡no es broma, lleva mucho trabajo!)
    • 1 verano que pasaré en Barcelona y para el cual aún no tenemos elegido piso, ni guardería, ni cole de verano, ni coworking.

    18. ¿Qué haces para desconectar del trabajo?

    Para desconectar de verdad, irme de viaje, o a algún sitio sin cobertura o debajo del agua.

    19. Si no hubieses sido traductora, ¿a qué te habrías dedicado?

    ¡Pregunta repe! Véase el punto 6.

    20. Cuéntanos 3 manías que tengas.

    1. Keys, money, phone. Soy muy despistada, y desde que me fui de casa de mis padres antes de salir por la puerta toco físicamente las llaves, la cartera y el móvil. Y si no lo hago, me dejo algo, así que intento hacerlo siempre.
    2. No tirar casi nada. Lucho mucho contra esto. Me cuesta mucho mirar algo y decir esto no va a servir para nada, nunca. Intento volverme más minimalista y considerar otras opciones para tener menos cosas (no comprar, regalar, reutilizar, reciclar, y sí, tirar).
    3. Ponerle mi nombre, la ciudad y la fecha a los libros que me compro. Esto lo hacía más cuando aprovechaba los viajes para comprar libros, ahora con el Kindle los compro sin salir de la cama y no tiene tanta gracia.

    21. Un sueño por cumplir.

    Cantar con público.

    22. ¿Te entretienes viendo fotos de gatitos y perritos?

    No.

    Tuve perro de pequeña, en el campo, y me lo robaron dos veces. Nunca tendría un perro en un piso (el olor, los pelos), y no me atrae ver fotos de los perros de los demás.

    Confesión: no me gustan nada los gatos (ahora va y se hunde internet). Me da mucho asco la gente que los besa. Me aburren los vídeos y fotos de gatitos. Los gatos son traicioneros, son como un tigre pequeñito. El único gato en el que he confiado es en el de mi amiga Benita, no sé por qué.

    Me toca preguntar a mí…

    1. ¿Cómo te llevas con tu familia?
    2. ¿Quién ha sido la persona que más ha influido en tu vida?
    3. ¿De qué cosa que has hecho te sientes más orgulloso?
    4. ¿Qué objeto físico que tienes es tu favorito?
    5. ¿Qúe experiencia pasada te ha hecho cambiar más?
    6. ¿Qué cosa que (puede) suceder en el futuro tienes más ganas de que pase?
    7. ¿Qué cosa, hasta hoy, te daba mucho miedo y la superaste?
    8. ¿Cuál es tu mayor miedo hoy?
    9. ¿Cuál es tu mayor reto hoy?
    10. ¿En qué piensas cuando algo te va mal y quieres animarte?
    11. ¿Quién es tu ídolo, quién te inspira?

    A ver, a quién pregunto… (si responden, enlazaré aquí al artículo en cuestión):

    1. De vuelta a Iris Permuy, @IriscPermuy — Sus respuestas: http://traducarte.wordpress.com/2013/05/18/one-lovely-blog-award-update/
    2. De vuelta a Elena Nevado, @midintrans.  — Sus respuestas: http://midnightintranslation.com/2013/05/16/one-lovely-blog-award/
    3. @minimaiko, pero no sé si colará.
    4.  @multimaniaco
    5. Valeria Aliperta, @rainylondon
    6. Ángel Domínguez, @angeldominguez
    7. Miguel Vagalume, @miguelvagalume
    8. Scheherezade Suriá, @scheherezade_sl
    9. André Höchemer, Alemol
    10. Pablo Muñoz, @pmstrad
    11. @azoteortografico

    Si alguien más quiere jugar, que lo diga en los comentarios. Si respondes, puedes preguntar a 11 más.

    Aquí la imagen de nuevo, enlazada a la versión grande:

    beso-atrevido-verdad

    ¿Qué, jugáis conmigo?

  • El cuento de la careta con sonrisa

    Es muy fácil elegir un personaje, y cuando no funciona, echarle la culpa al personaje, o cambiarlo, en vez de mirar hacia dentro y ver qué problema tenemos en realidad.

    Hay un cuento que oí en alguna parte y no he vuelto a encontrar.

    *Si sabes de quién es, déjame un enlace en un comentario.

    El cuento de la careta con sonrisa

    Érase una vez un niño que lo pasaba mal en el colegio.

    Un día, de camino, se encontró una careta sonriente, y se la puso.

    Al llegar al colegio todo el mundo se dio cuenta de que la llevaba. Al verle, la maestra le dijo:

    —Me estás poniendo nerviosa. Quita esa sonrisa de mi vista.

    —¿Que me quite el qué? —salió una voz de detrás de la máscara.

    —No me tomes el pelo o acabarás castigado. Quítatela.

    —¡¡Quítatela, no seas tonto, quítatela!! —gritaban los niños a coro.

    —No.

    —¡Basta, al rincón! Castigado mirando la pared.

    El niño se fue al rincón, aún con la careta sonriente puesta. Acabó la clase y los niños salían al patio. Unos se le acercaron.

    —¿Por qué no te la has quitado? ¡Ahora te quedas sin recreo!

    —Es la careta la que está castigada, no yo.

    Mi lema es verdad y risas, pero tiene un doble filo

    Este blog se aventura en mi vida personal, y a veces temo que se convierta en la versión oficial de mi vida. Gente que me conoce me para y me dice: ¡he leído tu blog! ¡qué bien te va! Como no publico artículos llenos de drama parece que no me pasa nada malo.

    Las cosas que digo o son verdad o son divertidas, y prefiero que sean ambas. Pero hay ciertas cosas que son verdad y no les encuentro la gracia, y hasta que no lo hago, no me sale de dentro publicarlas. Como si fuera una injusticia cargar a otros con tristezas que son mías, pero no con gracietas que sí.

    Hay muchas cosas que, dentro de la vida primermundista que tengo, se me dan mal, me ponen triste o me fastidian.

    Estas cosas están en el límite de lo que me atrevo a publicar:

    • Dos personas (que no se conocen entre sí) me han dicho que les doy miedo. (WTF?)
    • Se me mueren todas las plantas.
    • Se me acumula la ropa sucia. No plancho. Si la ropa en concreto es de planchar, o no me la pongo o me la pongo sin planchar.
    • Odio el caos. Y ordenar. Y mi casa siempre tiene alguna parte en total y absoluto caos.
    • Odio la suciedad. Y limpiar. Y mi casa siempre tiene alguna parte más sucia de lo tolerable.
      • Nota: sí, subcontrato arreglar estas dos últimas cosas.
    • Cuando estoy triste o me siento sola es mejor que no haya chocolate o dulces en la casa, o cerca de casa.
    • Los traductores que más trabajan en Matiz cobran (mucho) más que yo.
    • La mayor parte de mis amigos vive a unos 300km de aquí, más menos 60km.
    • Por lo anterior, si salgo suele ser a pasar el fin de semana. Y eso es caro, y un follón con los peques. Así que sí, salgo poco o nada.
    • Muchos días da igual, porque suelo llegar muerta a la hora a la que la gente sale.
    • Escribir esto no me ayuda. Es más, me da mucha vergüenza publicar esto.

    Por lo menos no me quedaré castigada en el recreo por llevar una sonrisa falsa. Hale, me voy a ver el Hobbit a ver si me animo. Que ustedes lo pasen bien.

  • La madurez es no quejarse, y otros temas resueltos

    ¿De qué iba la segunda sesión presencial del curso? Pues iba sobre motivación, creatividad, gestión del tiempo y del estrés laboral. Está claro que a cada una de esas cosas podrías dedicarle tardes enteras (bueno, y tiene su parte a distancia, con muchísimo contenido), pero estoy contenta con lo concentrado que está. ¿Con qué me quedo de esta visita? Con la relación entre la madurez y las quejas.

    Me ha gustado el siguiente ejercicio. Toma (aunque sea mentalmente) un lápiz y rellena los huecos con cómo acabarías tú la frase, con cuatro ejemplos de cada:

    Tengo que…

    Necesito…

    No puedo…

    ¿Fácil, verdad?

    Ahora coges la misma lista, y tachas el principio, rellenando con la que te pongo aquí:

    Tengo que… Elijo

    Necesito… Quiero

    No puedo… No quiero

    Ahora vuelves a leer tus frases, y si no te encajan, las tachas o las cambias de categoría.

    La madurez es estar en la columna del elijo, quiero, y no quiero. Pero una vez estoy en esa columna, dejo de quejarme. Una persona madura no se queja, total ¿para qué? O está en tu poder, o no lo está. O eliges resolverlo, o eliges no resolverlo.

    Os pongo (algunas de) las cosas que me han salido a mí:

    1. Elijo tratar más de cerca con proveedores y clientes.
    2. Elijo dedicarme más tiempo a  mí misma.
    3. Quiero cuidarme la espalda, hacer deporte, salir más, desconectar, ver a mis amigos.
    4. No quiero seguir así mucho tiempo.

    Otra actividad interesante es hacer una lista de tus temas pendientes, ponerles una fecha, y luego pasarlos a la agenda. De repente  ¡puf! hale, ya está. Ya tienes un plan. Nos dijo que no puedes lleva los temas pendientes en la cabeza, porque pesan mucho, y no te dejan pensar.

    También nos comentó la importancia de atender las necesidades básicas, con esta historia que es para mearse de risa (jur jur):

    —Una amiga mía se meó encima hablando con el que le gustaba, con tal de no dejarlo un rato, ir, mear, y volver. ¡Mira! menos mal que llevaba pantalón negro, era su época sí más jincha, y no se notó. Luego se liaron.

    —¿Pero, el mismo día?

    —No, no, fue a ducharse primero.

    Da risa pensar en la escena, pero pasa muchas veces en la empresa, no mearte, sino no hacer lo que tienes que hacer (comer, dormir, mejorar los procesos, irte de vacaciones) porque estás hablando con quien quieres hablar, y no lo quieres dejar un momento, y luego volver.

    —¡Acha, pá’ una vez que le veo! me decía mi amiga.

    Os dejo con cosas que ya tienen fecha en mi agenda, así que si queréis echarme una mano o participar, aquí estoy:

    • Acabar el curso a distancia (jejeje).
    • Formar a mi equipo en el sistema nuevo.
    • Seleccionar a una persona nueva.
    • Aumentar el equipo de traductores.
    • Organizar mejor los procesos.
    • Hacer más cursos de Bellas Artes (como el de ingeniería del papel de Yeray).
    • Cuidarme estilo Garaulet.
    • Cantar.
    • Navegar (confieso que la fecha de éste es diciembre de 2013).
    • Ir al cine.
    • Ir de cámping (antes de que llegue el invierno duro, así que animaos).
    • Hacer deporte.
    • Bailar.
    • Salir.
    • Publicar la web nueva de Matiz.
    • Organizar la fiesta de Matiz en Murcia (¡antes de fin de mes!).

    Todo eso ya está encaminado. ¡Qué alivio!

    ¿Y vosotros, qué queréis tener en la lista de temas resueltos?

  • Sapir-Whorf, Granada, y mi abuela

    Sapir-Whorf y Granada son dos conceptos que giran en este momento por mi cabeza, a tanta velocidad como para ponerme a escribir. Mi abuela es una de las razones de que, aunque hayan girado otras cosas, no haya escrito nada este verano.

    Solisombra, de Ciclocris en Flickr (CC Atribución)
    Solisombra, de Ciclocris en Flickr (CC Atribución)

    Imaginad por un momento a las personas que se sientan a vuestra mesa los domingos a comer. Imaginad que desde que tenéis uso de razón, y con paréntesis que habéis acabado por cerrar, siempre se hubieran sentado a la mesa las mismas personas. Imaginaos ahora que una de esas personas hubiera muerto el pasado día 13, de un cáncer de estómago (de un tumor gástrico).

    Decir que echaré de menos a la única abuela que he tenido [is a fucking understatement] es muy poco. Me siento como si me hubieran cortado un trocito. Creo que todavía no puedo contaros cosas de ella. Era una de las personas más generosas y desinteresadas que he conocido. Cada vez que os ponga comida de más en el plato, cada vez que os diga que os podéis quedar en mi casa, espero estar siendo un eco de lo que ella fue.

    Joder, no puedo escribir más sobre esto. Seguiré con el resto.

    Mañana a las 7 de la madrugada salgo para Granada: llegaré sobre las 10.  Por eso me ha hecho gracia al abrir mi Google Reader esta noche encontrarme estas dos cosas seguidas:

    ¿Por qué me hace gracia lo de Sapir-Whorf? Porque este año hará diez años (¡diez años!) de aquellas clases en la Universidad de Granada sobre Lingüística Aplicada a la Traducción (con este Miguel Vega, no el otro, ni este otro, claro, que tenía 13 añitos) que me entusiasmaron tanto, y me hicieron pensar en investigar sobre lingüística, traducción y la mente humana. Fue una de las clases que más disfruté (junto con la traducción de Trainspotting que hicimos en Traducción Literaria con Ricardo Muñoz, y las fichas de revisión con Dorothy Kelly [cuya versión sólo ligeramente adaptada usamos hoy en Matiz]).

    Algo hizo clic cuando Miguel nos contó lo de la hipótesis de Sapir-Whorf, y después de interminables (lo sé) debates en clase, y de haber pedido un libro para leer más sobre el tema, después de haber tenido una especie de revelación, me di cuenta de que no, que aunque la gente que habla de manera simple parezca entender las cosas de una manera igualmente simplista, no tiene por qué ser una cosa consecuencia directa de la otra (hipótesis Wharfiana fuerte). Aunque ahora me pasa a menudo, tuve que esperar un año para experimentar algo parecido. Fue cuando leí el primer libro de Steven Pinker, en Colonia (tuve que dejar de salir una semana y media para poder comprarlo, menos mal que los primeros de Harry Potter los compraba María). No es poco esfuerzo, en la caja de zapatos el apartamento no había ni compañeros de piso ni tele ni internet.

    La verdad es que sí que empiezo a sonar como mi abuela. 🙂

    Granada es un gran sitio para equivocarse aprender. Y volver a equivocarse aprender más aún.

    En el último año de carrera, ya me interesaba más ver cómo la traducción podría aplicarse a un modelo de negocio justo y efectivo (de ahí lo de formar la primera agencia de traducción de la Universidad de Granada con Quique, José Luis, Belén y los dos Juanes). Yo aquí sigo. Es lo que me da ahora oportunidades de aprender vía ensayo y error momentos de ¡ahá! y de ¡oops!

    Por todo lo anterior me resulta curioso leer esto esta noche, y volver mañana a Granada.

    Os pongo aquí lo que decían de Sapir-Whorf. Y como hoy tengo que poner en el plato más de lo que vais a comer, al final traduzco el párrafo que Languagehat considera más interesante.

    I’ve written about Sapir-Whorf (e.g., here and here) and about the Pirahã (e.g., here and here, and good lord, has it really been five years?), and there’s nothing particularly new in Joshua Hartshorne’s «Does Language Shape What We Think?» in Scientific American, but it’s a nice short roundup of recent developments, and this is a thought-provoking paragraph:

    This suggests a different way of thinking about the influence of language on thought: words are very handy mnemonics. We may not be able to remember what seventeen spools looks like, but we can remember the word seventeen. In his landmark The Language of Thought, philosopher Jerry Fodor argued that many words work like acronyms. French students use the acronym ban[g]s to remember which adjectives go before nouns («Beauty, Age, Number, Goodneess [sic], and Size»). Similarly, sometimes its [sic] easier to remember a word (calculus, Estonia) than what the word stands for. We use the word, knowing that should it becomes [sic] necessary, we can search through our minds — or an encyclopedia — and pull up the relevant information (how to calculate an integral; Estonia’s population, capital and location on a map). Numbers, it seems, work the same way.

    As a side note, Scientific American could use some proofreading. (Thanks, Sarah!)

    [Traducción al español a continuación. No reproduzco las faltas de las que se quejan en la última frase.]

    Esto sugiere una manera diferente de pensar sobre la influencia del lenguaje en el pensamiento: las palabras son reglas mnemotécnicas muy prácticas. Quizá no podamos recordar qué aspecto tienen diecisiete carretes, pero podemos recordar la palabra diecisiete. En su famoso libro El Lenguaje del pensamiento, el filósofo Jerry Fodor argumentaba que muchas palabras funcionan como acrónimos. Los estudiantes de francés utilizan el acrónimo BANGS para recordar qué adjetivos van antes que los nombres (en inglés: belleza, edad, número, bondad, tamaño). De forma parecida, a veces es más fácil recordar una palabra (cálculo, Estonia) que aquello que la palabra representa. Utilizamos la palabra sabiendo que, si fuera necesario, podemos buscar en nuestra mente (o en una enciclopedia) y obtener la información relevante (cómo calcular una integral, la población de Estonia, su capital y lugar en el mapa). Al parecer, los números funcionan de la misma manera.

    ¿Queréis comer más? ¿Y quedaros hasta mañana? ¡Hay sitio! ¡No me molesta!

  • ¿Qué es esto? (La nueva introducción del blog)

    Hace ya tiempo que escribí la introducción del blog,y se había quedado antigua. He escrito una nueva. A ver qué os parece.

    ¿Qué es esto?

    Es mi blog. Me llamo Begoña Martínez. Nací un dos de mayo en Nicaragua, en plena revolución. Desde entonces no he parado de ir a contracorriente. Rodeada de funcionarios (profesores de universidad), soy la única emprendedora de mi familia directa.

    Desde hace tres años vivo en Cartagena, la ciudad de mis padres y mis abuelos. Antes había vivido en Heraclion (Creta), Londres (Reino Unido), Granada (España), Colonia (Alemania) y Alcantarilla (Murcia, España).

    Me licencié en Traducción e Interpretación por la Universidad de Granada en el 2003. Mi especialidad fue la interpretación de conferencias y la traducción audiovisual. En enero de 2006 nació mi hija Lucía, el 16 de marzo de ese año este blog, y en enero de 2007 mi empresa, Matiz, que es una agencia de traducción en Cartagena, Murcia, España. Todos estos proyectos han ido evolucionando hacia derroteros interesantes.

    A veces tengo una vida propia (sólo de vez en cuando), y todos los días (casi sin falta) saludo a mi pareja. Pienso que tengo sensibilidad para el arte, pero no demasiada habilidad aún. Me encanta bailar (tango, formalmente, pero bailo de todo), hacer fotos y dibujar algún garabato suelto. Me han admitido a un curso de cómic en Bellas Artes. Seguiré informando.

    Escribe en los comentarios, o si sufres de timidez, escribe algo que no parezca correo basura a la dirección bego [arroba] bmartinez [punto] com.