El día de la nevada del 83 fue el que me mudé a Murcia por primera vez.
Mi padre había conseguido trabajo (en Maristas, enseñando filosofía) y yo aún era hija única. Fue el día siguiente a su cumpleaños. Dos chavales de 25 años con una niña pequeña veían sus cuatro muebles llenarse de nieve en la calle. Íbamos a vivir aquí un año, y me pasé los treinta siguientes diciendo que nunca deberíamos habernos marchado. Mi madre me llama pesada y con razón; y si no fuera por todas las mierdas que pasé creciendo en Alcantarilla, quizá hoy no sería quien soy.
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No había nevado en Murcia desde 1971. Foto: La Opinión, vía Germán Merino.
Hace ya tiempo que escribí la introducción del blog,y se había quedado antigua. He escrito una nueva. A ver qué os parece.
El precio de ser una oveja es el ABURRIMIENTO. El precio de ser un lobo es la SOLEDAD. Elige uno un otro con mucho cuidado. (Hugh Macleod, sale en el libro que recomendé en días anteriores, Ignore Everybody) He ahí un consejo que meditar también con cuidado: ¿hay otras opciones? (¿por favor?) Hace un tiempo
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