Os voy a contar una cosa que espero os escandalice: las deudas de las entidades públicas no son tan malas como dicen los periódicos. Son mucho peores, porque han decidido… dejar de contabilizar las facturas. Es la ley del cajón.
Pues es una orden que viene de arriba, cuando se superan los presupuestos, se superan los recortes, se sigue gastando de todas maneras… por buenas o malas razones, se llega al tope ¿y entonces? Técnica del avestruz. Pero en vez de enterrar la cabeza en la arena, se entierra la factura en un cajón, y a correr. Y mientras la gente tenga paciencia, no se descubre el pastel.
Tú has pagado tus proveedores, sueldos, IVA, IRPF, alquiler, luz, agua, teléfono, ADSL, intereses del banco… y mientras, ¿tu factura?
Tu factura estaba de parranda. No lleva meses (años…) esperando pacientemente que le llegue su (cronológico) momento, sino que está en un limbo perdido de lo que nunca debería haber existido. Es la noche loca del gasto, es la cana al aire que se quiere olvidar. Y luego llegamos los proveedores a intentar cobrar, con el bombo de los intereses de demora. Que buena suerte a todos con eso.
Ojalá tuviera la receta, porque cogería menos disgustos. He aquí algunas buenas prácticas (que valen para otras situaciones de cobro difícil):
¿Y vosotros, hay algo que os funcione?
+ info:
Ayer fui a la primera sesión presencial de un curso que estoy haciendo sobre desarrollo de competencias directivas, que imparte Carmen Pérez Saussol: gestión de equipos, resolución de problemas, gestión del conflicto, del tiempo, del estrés, de la creatividad… Todo cosas extremadamente útiles que necesito para ayer, valga la expresión 🙂 Lo que quiero decir
«Quien tiene más poder es quien tiene más responsabilidad» dijo Adela Cortina en esta entrevista que concedió a La Opinión de Murcia. Adela vino a Cartagena a decir a los empresarios que podemos y tenemos que mejorar la sociedad. Que Ética en serio es estar «alto de moral», no «desmoralizado». Que clásicamente la buena economía lleva a más libertad, que lleva
Productividad no es trabajar más sino trabajar mejor. Veamos cómo.
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