Llevo unos días queriendo escribir un post diciendo que no me recortarán las ganas de reír, pero paradójicamente, no estaba de humor. Sobre todo, estaba enferma con un virus de estómago.
Creo que mentalmente me resisto a la idea de dejarme llevar por la corriente general de ¡es el Apocalipsis, el fin del mundo, los mayas tenían razón!
Hoy os explico qué pasa por mi mente y cómo me enfrento a todo esto.
Me decía alguien el otro día que este nivel de incompetencia es indistinguible de la maldad. Eso me cabrea, pero no puedo dejar que me cabree porque yo tengo una misión, que es poner en buen uso lo que sé hacer y el cabreo no me ayuda.
Eso de momento significa hacer que Júramelo.es, el sistema de traducción jurada en el que llevo ya dos años inmersa, siga adelante hasta que averigüemos si funciona bien, si es una mejora para el mundo, o no.
Esta mañana he estado investigando las condiciones de las líneas ENISA, que son unos préstamos especiales para proyectos innovadores (en condiciones muy favorables, que se dice ahora).
Como me dijeron en Stanford ¡tu proyecto es muy fácil, con cien mil dólares te basta!
¡Festival del humor!
Mientras, este fin de semana, el Gobierno regional no se aclara sobre si necesita 200 (o 300) millones de euros (o no). Pero sigo buscando cosas de las que reírme (también me pongo los cascos y escucho música disco de los 70 por la calle).
Como me dijeron en Google ¡tu proyecto no es sexy, pero eso no significa que no tengas que hacerlo, y ya de ya!
Así que me hago auto-fotomontajes como los de arriba para poder reírme de todo, de mí la primera. Y justo esta noche, aparece en el Facebook de un amigo la siguiente imagen:
Después de lo de esta mañana, me tengo que reír. Porque con cien mil dólares, Júramelo.es tendría el aspecto que yo quiero. Y con seiscientos millones, yo podría ser Batman.
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* Bola extra: un préstamo participativo es una herramienta de financiación en la cual el dinero prestado no cuenta como deuda en la contabilidad, sino como capital. Esto significa que no dificulta pedir más préstamos más tarde. En caso de liquidación de la empresa, serían los últimos en cobrar, antes que los socios. Hay que devolverlos, como todo.
Aprovechando que Lucía duerme y P está jugando al Texas Hold’em con los matemáticos, cierro el Factusol, el correo y todo un ratito y os cuento algunas cosas… estoy muerta, así que este artículo tiene dos resultados garantizados (Simpsons: ¡Nosegarantizanresultados!): desconexión de la temática interna y probablemente (argh) alguna erratilla. Vayamos por partes. El jueves
Hoy es un gran día para salir del armario, pero en la vida, como el Google+, hay muchos círculos y muchos armarios diferentes.
Leía hace poco un consejo para escribir una novela que decía: «escribe sobre aquello que no puedas comentar en la cena».
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