Jamás te lo dije. Me obligaste a acabarme el desayuno —atragantándome— me tragué también mis palabras. Ese silencio fue mío, como el de Donés. Había un bufé libre en mi corazón enfriándose.
Un viernes de octubre. En un instituto de un pequeño pueblo en mitad del campo de Cartagena, Murcia, suena el teléfono. ¡Ring, ring! —Hola, buenos días. Quiero hablar con la directora del centro.
Y aunque ni la foto ni el artículo sean del día de la madre en concreto, en realidad no necesito ninguna excusa para poner una foto más de Lucía en el blog. Aquí va. (Hay más en Flickr).
Comentarios