Hay una niña de once años. Es la niña del libro.
«Mis padres me registraban antes de las reuniones familiares. Antes de las bodas, de los funerales, los Bar Mitzvás y todo eso. Porque si no, el libro estaría escondido algún bolsillo; y en cuanto empezara lo que fuera que fuese, me encontrarían perdido en un rincón. Así era yo… y eso es lo que hacía. Era el crío del libro.»
— Neil Gaiman (la traducción es mía)
“My parents would frisk me before family events. Before weddings, funerals, bar mitzvahs, and what have you. Because if they didn’t, then the book would be hidden inside some pocket or other and as soon as whatever it was got under way I’d be found in a corner. That was who I was…that was what I did. I was the kid with the book.”
— Neil Gaiman
Es una chica con gafotas heredadas, en plan Toro Sentado, con una falda azul hasta los tobillos y un libro donde se cruzan las piernas. Lleva una coleta negra y me mira.
Es la chica a la que rindo cuentas, es la que me dice ¿a qué juegas? ¿dónde vas? y ¿te merece la pena?
—¿Le importaría decirme por dónde se va desde aquí, por favor?
—Eso depende mucho de a dónde quieras llegar —dijo el Gato.
—No me importa mucho dónde… —dijo Alicia.
—Entonces no importa hacia dónde camines —dijo el Gato.
—… siempre que llegue a alguna parte —añadió Alicia a modo de explicación.
—Ah, eso lo conseguirás seguro —dijo el Gato— basta con que que camines lo suficiente.
(Alicia en el País de las Maravillas, la traducción es mía también)
La niña del libro nunca tuvo una bici nueva, hasta que se mudó a Creta, Grecia a los 22 años. Era esta época, más o menos:
Es a la niña del libro a la que rindo cuentas.
La niña del libro había pasado muchos de los grandes momentos de su infancia subida a una bici. Pero la niña del libro no había tenido nunca una bici nueva.
Así que la Begoña que vivía en Heraclion, Creta, y que tenía un sueldo ridículo, y vivía en el quinto carajo, se compró una bici nada más llegar.
Descubrió:
a) lo bien que conducen los griegos (NO) y
b) que los mapas de Heraclion no te decían que está llena de cuestas totalmente imposibles, especialmente si estás en baja forma.
Y si pretendes llegar a impartir clase sin sudar como un pollo.
La bici se quedó en Grecia.
Bueno, le pedí un montón de cosas a los Reyes Magos, por si se equivocaban y me las traían.
Cuando me desperté, me habían traído un montón de cosas súper chulas, como un pijama perfecto para traducir,
un pintalabios rojo,
libros maravillosos, como si los hubiera elegido y envuelto yo,
un pijama perfecto para no traducir,
Hasta sesiones de entrenamiento… pero no una bici.
¿Sabéis lo bueno de que la niña sea un personaje imaginario?
¿Sabéis lo bueno?
Pues que cuando a esa niña imaginaria de las narices los Reyes no le traen la bici, la adulta que soy yo va al Hospital de Bicis y se compra una bici.
Color burdeos.
Síiiii, con silla infantil y todo. Y cesta.
Pone Olandesina en el lado. Pero todo el mundo lo ha leído mal, incluida yo, y ya tiene otro nombre.
He llegado a casa cuatro horas más tarde, después de dar mil vueltas por la ciudad (#sport4ukelele día 106: montar en bici por toda Murcia: del Barrio del Carmen a Santo Domingo, de Santo Domingo a San Andrés, de San Andrés a la Seda, de La Seda a la Pólvora, de la Pólvora a la Redonda, de la Redonda a La Fama, de La Fama a Vistabella, de Vistabella al centro).
Hace mucho tiempo que no era tan feliz paseando como esta tarde y esta noche.
Probablemente, desde que salía en bici a los ¿once? años por el campo de Cartagena.
Me ha quedado el reflejo de ten cuidado con las matas de pinchos pero resulta que no tengo el de esas cosas que brillan son cristales, no los pises.
*Miento.**
** Licencia literaria. Sé que por lo menos voy a ir a Nicaragua. Y que cuando vaya a Nicaragua este año, iré en avión. Pero vosotros me entendéis.
Retratos animales: el lobo, originalmente cargada por Bego*. Dicho así, suena comestible. Será que ya tengo hambre.
A ver, lo primero el amor. Me ha emocionado este vídeo, sobre todo (curiosamente) ver las fotos de las bodas. Cuando los políticos se ponen a rajar del matrimonio gay, seguro que no están pensando en joderle el día de su boda a tantas y tantas personas. «Fidelity»: Don’t Divorce… de Courage Campaign enVimeo. Quizá
2010 ha traído más de lo que me habría atrevido a soñar a estas alturas del año pasado: una nueva socia, un hijo, perder peso, unos meses de descanso de la dirección de la empresa, echar a rodar Júramelo (que antes no tenía nombre), cambiarme al Mac, hacer deporte, aprender a hacer sushi, estudiar música, escribir casi media novela, escribir con regularidad en el blog, volver a leer por placer en grandes cantidades.
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