Como el agua
Del Segura
Me robas de noche
Y me devuelves al cauce
Cubierta de espuma.
Hervida tras la ducha
Bajo mucho menos oscura
Transparente y verde
Las cañas más bien me arrullan
Entre los puentes
Susurro
Nadie sabe de nuestra aventura.
El día de la nevada del 83 fue el que me mudé a Murcia por primera vez. Mi padre había conseguido trabajo (en Maristas, enseñando filosofía) y yo aún era hija única. Fue el día siguiente a su cumpleaños. Dos chavales de 25 años con una niña pequeña veían sus cuatro muebles llenarse de nieve
La mejor persona que he conocido se llamaba Anita. Uno de sus lemas era «más vale conformarse que aguantarse». Lo interpreto como que es mejor buscar tu hueco en lo que hay, y ver qué puedes hacer al respecto.
Abrí el libro
con miedo
de ver las costuras,
de notar las mentiras. Pero no.
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