Cocinando, me quemo con la sopa.
Mi hija, para que me sienta mejor, me dice lo más bonito que se le ocurre: «Mami, te quiero como si fueras mi hija».
Ya no me duele nada.
Algo he hecho bien.
Magia.
Madre mía, está siendo difícil encontrar el tiempo para contarlo, sobre todo por algo que sucedió durante el viaje, pero en Murcia.
No compares tu interior con el exterior de otros. Así que aparentemente, todo va estupendo, no necesito ayuda de nadie para nada, mi vida es todo glamour y jolgorio, y no. No es así.
Un relato 100% real. Por Halloween y All Hallows Read y Todos los santos. Puesto que el relato anterior dio miedo, esta vez aviso. Quién sabe, quizá este os dé risa.
—A mi abuela, Mariana Casanova. Y a Marta Serrano. Felices 33, Marta.
Comentarios