Esta mañana hablaba con un grupo de matemáticos en el desayuno (en mi vida esto es algo común) y comentábamos el descenso de la inversión en I+D de las empresas en los últimos tiempos. Yo decía:
—Tenéis que entender que una empresa tiene el deber de proteger su existencia. Sólo si sigue existiendo podrá un día volver a sufragar proyectos de I+D. Tiene que protegerse… en ese sentido es un poco asimoviana…
Entonces he pensado que quizá las empresas, cuando dejan de portarse como personas o grupos de personas, deberían al menos portarse como robots asimovianos. Sus tres leyes serían:
¿Y la ley cero (o cuarta…), dirá el primero de la clase?
Supongo que al cumplir esta última ley, las empresas y los robots serían mejores que muchos humanos.
Me he propuesto no publicar cosas feas, pero necesito compartir mi dolor. Todos los días tengo que pasar por este horror camino del trabajo: es la versión en tienda de un hoygan. Si quieres que tu tienda, web, o blog grite «barato» a los cuatro vientos, aquí tienes la receta completa, en cinco pasos: Sáltate
There is fire on the mountain and nobody seems to be on the run. Oh there is fire on the mountain top, and no one is a’ running. […] So you say you have a lover and you love her like no other So you buy her a diamond that someone has died on don’t
Pues como podéis ver los que visitáis la página (y para los que no, arriba hay una imagen) estoy renovando un poco el aspecto del blog, que llevaba ya un tiempo sin actualizar. De momento estoy aún arreglando cosillas, pero como cada vez estoy más convencida de que lo mejor es enemigo de lo bueno,
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