Esta mañana hablaba con un grupo de matemáticos en el desayuno (en mi vida esto es algo común) y comentábamos el descenso de la inversión en I+D de las empresas en los últimos tiempos. Yo decía:
—Tenéis que entender que una empresa tiene el deber de proteger su existencia. Sólo si sigue existiendo podrá un día volver a sufragar proyectos de I+D. Tiene que protegerse… en ese sentido es un poco asimoviana…
Entonces he pensado que quizá las empresas, cuando dejan de portarse como personas o grupos de personas, deberían al menos portarse como robots asimovianos. Sus tres leyes serían:
¿Y la ley cero (o cuarta…), dirá el primero de la clase?
Supongo que al cumplir esta última ley, las empresas y los robots serían mejores que muchos humanos.
Me refiero, principalmente, a dos cosas: una, montar una red cuando todo se pone en tu contra (finalmente, como siempre, Linux era la solución) y acabarme Las Benévolas, el premio Goncourt 2006 (ISBN: 9788489662520, aunque yo me he leído la edición del Círculo). Normalmente, si sigues voluntariamente haciendo algo que no es fácil, no es
Si ya no tienes impresora, si hace meses que no bebes un café, si estás dejando para luego algo que deberías escribir ahora… como yo… pues instálate el paquete de manchas de café para documentos LaTeX: Vía Cafè & Piti y los compartidos de María.
En el despacho [de la consultoría que fundé] había un cuadro del Tío Sam cuando reclutablan soldados, que en vez de decir «We want you for the US Army», proclamaba: «Más vale que se te ocurra algo». Leopoldo Abadía La crisis ninja y otros misterios de la economía actual, Barcelona 2008, Espasa-Calpe. ISBN: 9788467030150
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