Las cuatro maldiciones del juguete son: voluminoso, ruidoso, pringoso y múltiples piezas

Entre hoy y mañana muchos padres descubrirán las cuatro maldiciones que puede tener un juguete, a saber: voluminoso, ruidoso, pringoso y múltiples piezas. Es algo que abuelos, tíos y demás familia negarán conocer. Si tienes niños a tu cargo y alguna vez has maldecido un juguete, probablemente sea por una de las siguientes razones:

  • Voluminoso. Los niños son pequeños. Los juguetes no. Todo lo que sea al menos el 50% del tamaño del niño, es claramente un juguete grande. Ejemplos: cocinitas a escala, osos de peluche gigantes, baterías, bicicletas, coches en los que el niño puede meterse… todas esas cosas que en un piso urbano corriente, simplemente, no caben.
  • Ruidoso. Un juguete no es divertido si no hace ruido, parecen postular los fabricantes. Tiene puntos extra si:
    • una vez que empieza a sonar no puede pararse
    • si no pueden sacarse las pilas sin destornillador,
    • si no se puede regular el volumen,
    • si el ruido es especialmente insidioso y molesto (melodías agudas y aceleradas),
    • o si es una armónica. O un DVD de Cantajuegos, o un Little [inserte genio].
  • Pringoso. Un juguete de tamaño razonable que no hace ruido debe por fuerza manchar. La plastilina, su primo malvado la plastilina con purpurina, la pintura de dedos, los juegos de sellos para estampar (para estampar al que los inventó), todo lo que requiera derretir algo para volver a formar un objeto pringoso nuevo a partir de un molde (chocolate, cera, yeso, incluso pintalabios he llegado a ver)… es un pringue y a los niños les encanta. Carecen además de la honestidad de un buen paquete de arcilla, que en su inocencia te mira diciendo: oye, yo por lo menos soy barro y no lo oculto ni me doy aires.
  • Múltiples piezas. Si ya te has hartado de andar descalzo por casa, este es tu juguete. Hay puntos extra si las piezas son puntiagudas. Son las pizarras de mosaico con cientos de clavitos, los Mecanos de 500 piezas, Legos, Playmobiles… En general construcciones, maquetas, puzzles, y vajillas completas de juguete para 6 comensales, en cuyas cajas sin ningún rubor se anuncia: ¡X cientos de piezas! Todo el mundo sabe que si no tiene al menos 100 piezas no merece la pena el dinero que cuesta. La gota que colma el vaso es «cientos de piezas pequeñas, no recomendado a menores de 36 meses». Con tu primer niño todo va bien, con guardarlos hasta los tres años es suficiente. Pero ¿y cuando se lo regalan a un hermano mayor? ¿Es posible mantener la estanqueidad por edades de los juguetes? Igual que en fábricas en los que se emplean harinas y frutos secos, claramente hay un problema de contaminación cruzada. Menos mal que los niños son por naturaleza ordenados y tú nunca tendrás que mover un objeto al azar de tu casa y encontrar otra pieza perdida del juego famoso.

Todo esto sin entrar a trapo en el valor educativo, a veces nulo, a veces claramente negativo, que es materia para otro artículo.

Veamos un ejemplo de juguete salido de las profundidades del infierno: busto rubio con juego completo de maquillaje y peluquería a tamaño real. Es voluminoso, es pringoso, tiene múltiples piezas, y además el secador hace ruido: vamos, el pack completo.

Como padre que regala juguetes, uno querría minimizar el número de maldiciones por juguete. Por otro lado, los niños probablemente piensan que si no es enorme, no suena, no pringa y no lo puedes esparcir por toda la casa marcando tu territorio, es un rollo total. A unos y a otros, ¡felices Reyes!

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Comentarios

itziar
5 enero, 2012

es que, si no puedes martirizar a tus padres con el juguete, pierde la mitad de su gracia :o) ¡felices Reyes!

Laura Martínez Martín
5 enero, 2012

Pues sí, lo mejor es que les traigan cuentos a los chiquillos….. es una de las pocas cosas que no cumple con ninguno de las cuatro maldiciones….. a no ser que lo lean mientras comen…. con lo cual se vuelven PEGAJOSOS, o los lancen al aire… RUIDOSOS, o sean del tamaño de un broadsheet ,VOLUMINOSO, y si además lleva en una de sus páginas un rompecabezas o lo que es peor,pegatinassssss,MULTIPLES PIEZAS…. ufffff ya no traen cuentos como los de antes!!!! jejejjeee. Un beso prima!! FELICES REYES

Camarada Bakunin
5 enero, 2012

Joder, qué risa…

A pesar de no ser padre, tengo siempre presente lo que no me gustaría en un juguete que tuviera que entrar en mi casa. La gente que regala a los niños tambores, a veces muy grandes, merece un castigo ejemplar por inconscientes.

Bego
5 enero, 2012

Laura: ¿Cuentos? Los cuentos son ángeles.

Y de repente, caen al infierno: el libro gordo, el libro gigante (voluminoso: no encaja de pie en las estanterías), el libro musical, el libro con piano (ruidoso), el libro con pegatinas o con purpurina (pringoso), el libro puzzle (múltiples piezas)… Por ejemplo: el libro gigante musical de puzzles de purpurina de las princesas sexistas. ¿Que no existe? Busca, busca.

Bego
5 enero, 2012

Camarada Bakunin, el tambor grande sólo tiene dos maldiciones. Podría ser desmontable, ir a pilas, tener efectos de luz, o ir marcado con símbolos de algún ejército. El que no se consuela es porque no quiere.

Quike
7 enero, 2012

Me ha encantado, Bego. Creo que alguna vez oí hablar de las pinches maldiciones, pero ya me había olvidado… y me sé de algunas personas que casi se tienen que hipotecar por segunda vez para comprar otro piso donde guardar los VOLUMINOSOS juguetes de su peque que con taaaanto cariño le regalan padres (tirando piedras contra su propio tejado), tíos inconscientes, abuelos excesivos, etcétera no sólo por reyes sino también por el cumpleaños, el santo y la madre que lo parió.
En fin, ¿para cuándo los juguetes minimalistas? ¿Un juego de construcción que sea un taco rojo de madera y mucha imaginación? Ahí lo dejo…
Abrazos, muchos.

juan alberto lópez navarro
20 enero, 2012

Estimada Begoña,
Saludos desde México.
Soy también un emprendedor, aunque apenas estoy empezando. Ya leí el libro TU PROPIO MBA de J. Kaufman, me gustaría que nos escribiéramos para comentar más acerca del libro. mi correo es: jalichini24@hotmail.com

Bego
20 enero, 2012

Hola Juan Alberto: ya te he respondido en tu comentario en la entrada sobre The Personal MBA: http://blog.bmartinez.com/index.php/2011/04/resena-de-the-personal-mba-de-josh-kaufman/comment-page-1/#comment-15505. Te lo pongo aquí también para que no se te escape 🙂

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