Estoy muy triste por la muerte de Steve Jobs. Mierda de cáncer. Lloro acordándome de mi abuela Mariana Casanova, y lloro pensando en las personas queridas que siguen luchando.
Ya he hablado antes de algunas de las cosas en las que me ha inspirado Steve Jobs: en Que no te atrape el dogma y en Por qué seguir. Steve Jobs me ha inspirado a crear belleza a través del trabajo, con cariño y felicidad. Gracias a él hay más belleza en el mundo: más belleza digital, nuevas y mejores maneras de crearla, nuevas y mejores maneras de recibir la belleza de la obra humana.
Si vives cada día como si fuera el último, el día que te mueres tu trabajo está hecho ya. Steve Jobs ya descansa. A los demás nos toca quedarnos, hambrientos y tontos, un día más.
Stay hungry, stay foolish. (Steve Jobs, 1955-2011)
Sapir-Whorf y Granada son dos conceptos que giran en este momento por mi cabeza, a tanta velocidad como para ponerme a escribir. Mi abuela es una de las razones de que, aunque hayan girado otras cosas, no haya escrito nada este verano. Imaginad por un momento a las personas que se sientan a vuestra mesa
Nos han premiado en el XVIII Concurso de Proyectos Empresariales con nuestro proyecto aún en desarrollo «Júramelo». Ya está saliendo en bastantes medios. En breve os cuento por aquí cómo va Júramelo, puesto que es bastante más que «una agencia de traducción a través de Internet para abaratar costes» como dice la nota del Ayuntamiento.
No sé si habréis leído ya el cómic Persépolis, de Marjane Satrapi. Yo lo estuve barajando como regalo de Reyes para una persona muy, muy especial cuando Multimaníaco y yo hicimos nuestra redada por las tiendas de cómics de Madrid este diciembre. No me acabé de decidir, y finalmente mes y medio más tarde, arrepentida,
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