La empresa como robot asimoviano

Esta mañana hablaba con un grupo de matemáticos en el desayuno (en mi vida esto es algo común) y comentábamos el descenso de la inversión en I+D de las empresas en los últimos tiempos. Yo decía:

—Tenéis que entender que una empresa tiene el deber de proteger su existencia. Sólo si sigue existiendo podrá un día volver a sufragar proyectos de I+D. Tiene que protegerse… en ese sentido es un poco asimoviana…

Entonces he pensado que quizá las empresas, cuando dejan de portarse como personas o grupos de personas, deberían al menos portarse como robots asimovianos. Sus tres leyes serían:

  1. Una empresa no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
  2. Una empresa debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley.
  3. Una empresa debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.

¿Y la ley cero (o cuarta…), dirá el primero de la clase?

  • Una empresa no puede hacer daño a la Humanidad o, por inacción, permitir que la Humanidad sufra daño.

Supongo que al cumplir esta última ley, las empresas y los robots serían mejores que muchos humanos.

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Comentarios

Multimaniaco
20 enero, 2009

Para que la 2 sea correcta, debería añadir «un ser humano con cargo de consejero delegado». Del resto de los humanos que la forman suelen pasar bastante, y lo de que la 1 va antes es en muchos casos cuestionables. Igual habría que matizar «a un humano que no trabaje en ella» o «a un humano que pueda demandarnos con éxito».

Pero la idea es muy buena.

bego
20 enero, 2009

Ja ja ja, tenemos el mismo nombre!!! aunque profesiones distintas. Felicidades por tu blog! Feliz semana!! que ya es martes!

Bego
21 enero, 2009

@Multimaníaco: Las leyes de los robots están hechas para proteger propiedad privada valiosa, pero potencialmente peligrosa. Es a esto a lo que me refiero.
Creo que la 1 y la 2 están pensadas para dejar claro que los robots están supeditados a las personas, y que lo que ocurra a las personas es siempre más importante que lo que le ocurra a un robot. Creo que esto se mantiene para las empresas. Caso controvertido: la «seguridad» privada y sus límites. Los gorilas de discoteca y Blackwater.
Al fin y al cabo, si las empresas no obedecen a los seres humanos… ¡son robots malvados! Pero si un ser humano para a un robot y le pide que reconsidere su orden de prioridades, es un deber del robot pararse y reconsiderarlo. Y si tu pides a un comercial de una empresa (que está «simplemente haciendo su trabajo») que no deseas despertarte de la siesta con ofertas de ADSL, debe hacerte caso.
Respecto a lo de «un humano que pueda demandarnos con éxito»… ahí veo un tema interesante: ¿te refieres a que las empresas deben obedecer las leyes o sólo a los jueces?
@bego: ¡Gracias!

Multimaniaco
21 enero, 2009

@Bego: Aunque estoy muy liado, no puedo evitar esta llamada al debate ;o)

Hablando completamente en serio: la empresa no puede ceñirse bien a las leyes de la robótica porque una empresa es un conjunto de gente, así que tenemos una distinción fundamental: la gente «de dentro» y la gente «de fuera», que afecta al funcionamiento de las leyes.

Ley por ley, se pueden encontrar toda clase de conflictos: en la primera, por ejemplo… ¿qué es para una empresa «dañar» a un ser humano? Una empresa con un producto excelente y/o con una capacidad de comercialización superior que logra una posición de monopolio «de facto»… ¿no está dañando a la competencia al sacarla del negocio y a los consumidores al lograr una posición dominante que le permite fijar precio? ¿Debería una empresa renunciar al éxito rotundo?

Hay casos donde la 1ª ley y la 3ª entran en conflicto. Supongamos una empresa con una línea de negocio que ha quedado obsoleta. Tras tratar de recolocar y formar a los trabajadores posibles, llega a la conclusión de que la línea debe ser cerrada, y que no hay más remedio que echar gente a la calle con un ERE. ¿No está dañando a esa gente al dejarla en el paro? Ahora bien, mantenerlos en plantilla supondría poner en peligro la existencia de la propia empresa y un daño para toda la plantilla que acabaría en la calle si la empresa cierra…

La segunda también es una fuente inagotable de conflictos: ¿un robot (o una empresa) tiene que obedecer todas las órdenes de todos los humanos o sólo de sus propietarios y empleados? Los empleados podrían utilizar los recursos de la empresa para su propio beneficio, sin dañar a otras personas, y en ese caso la empresa debería poder rechazar esas órdenes.

Aparte está el caso de los grupos de presión externos. Buscando un caso del mundo real… imagina una empresa que en su publicidad muestra a los gays en una luz favorable. ¿Debería hacer caso a los grupos de presión gays que apoyarían esta publicidad, o a los grupos conservadores que le piden que la retire? En el caso de la defensa de derechos fundamentales la respuesta parece clara… pero si hablamos de casos como publicidad que ofende la sensibilidad de un colectivo profesional (o al menos de una asociación gremial relacionada) ¿entonces que debe hacer la empresa?

El tema de las leyes es jugoso. En el pasado ha habido empresas malvadas que han ignorado las leyes cuando era más barato pagar indemnizaciones, o al revés, que han usado leyes claramente injustas y desfasadas para reforzar sus posiciones (industria del entretenimiento…) Las empresas debería cumplir las leyes más estrictas aplicables, y probablemente ir unos pasos más allá para tratar de ceñirse a su espíritu y no sólo a la letra. Con las leyes en la mano, la industria discográfica en USA tiene derecho a empapelar abuelas por bajarse un mp3.

Besos,

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