Esta mañana hablaba con un grupo de matemáticos en el desayuno (en mi vida esto es algo común) y comentábamos el descenso de la inversión en I+D de las empresas en los últimos tiempos. Yo decía:
—Tenéis que entender que una empresa tiene el deber de proteger su existencia. Sólo si sigue existiendo podrá un día volver a sufragar proyectos de I+D. Tiene que protegerse… en ese sentido es un poco asimoviana…
Entonces he pensado que quizá las empresas, cuando dejan de portarse como personas o grupos de personas, deberían al menos portarse como robots asimovianos. Sus tres leyes serían:
¿Y la ley cero (o cuarta…), dirá el primero de la clase?
Supongo que al cumplir esta última ley, las empresas y los robots serían mejores que muchos humanos.
Hoy es un gran día para salir del armario, pero en la vida, como el Google+, hay muchos círculos y muchos armarios diferentes.
Leía hace poco un consejo para escribir una novela que decía: «escribe sobre aquello que no puedas comentar en la cena».
¿Qué plan tenéis? A ver qué os parece el siguiente plan para esta noche: primero una introducción a un tema de interés dentro de los derechos humanos por parte de un voluntario de Amnistía Internacional, y después un documental en versión original francesa subtitulada en español sobre ese mismo tema. Pues es esta noche, y
Estoy aprendiendo muchísimo con mis alumnos: estoy viendo cosas desde perspectivas que no me había planteado antes. Sobre todo, veo que lo que yo considero obvio (porque yo lo conozco, porque mis amigos lo conocen) no siempre lo es. El otro día pregunté en clase, a ver, ¿quién ha hecho algún curso de mecanografía? Y
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