Una de las cualidades fundamentales que tiene que tener un intérprete es saber escuchar. Es fundamental para el éxito de la comunicación. Parece ser que para ser periodista no hace falta, y uno puede escuchar lo que más le convenga:
(Presentador de la televisión nacional británica, Eamonn Holmes): ¿Has dicho que eres medio LESBIANA?
(Salma Hayek, explicando su exótico-no-muy-mejicano-nombre): No, te he dicho que soy medio LI-BA-NE-SA.
En este este artículo del Daily Mail le disculpan, porque «obviamente» él es de Belfast y «obviamente» Salma Hayek tiene acento mejicano. Y os diré por qué: porque los que informan son también periodistas. Si uno puede (o no) haber cometido un error (¿malintencionado? ¿sensacionalista?) los otros se han sacado un artículo de la manga gracias a él.
Sin embargo como intérpretes nadie se beneficia de nuestros errores. No tenemos publicidad gratis, y si la hay, es mala. No tenemos el beneficio de la duda, y por supuesto la excusa de los acentos nos la podemos guardar para contarle la anécdota a nuestra abuela. La primera y fundamental parte de nuestro trabajo es saber escuchar, para que nadie tenga luego que decir: uy, perdona, había entendido medio lesbiana.
A lo que hay encima, que es lo más interesante: libros, libros, y más libros. Llevo un tiempo queriendo escribir sobre el caótico batiburrillo curioso conjunto libros junto a los que duermo, y a veces incluso, leo. Sin embargo, van cambiando a menudo y normalmente no me parece que sean material de blog, por decirlo
Hace poco ha salido publicada la preciosa web profesional de Fernando Villar Sellés (aunque creo que no es secreto que es El fotógrafo ocioso). Siempre me han encantado sus fotos, y me ha venido a la memoria que yo también salgo en alguna. En concreto, en estas con el famoso Horacio Elizondo, que estaban en
Esta mañana he llegado al trabajo y María me ha puesto al día de la última subvención. Me leía los criterios de baremación de una convocatoria de subvenciones, en concreto la del programa del Instituto de la Mujer que han dado en llamar «Emprender en femenino» (nombre con el que no me meteré aún). Si
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