Seré breve, porque tengo delante a Mary Jane. Sirva para decir que Mary Jane no soy yo, ni es María, es otra persona, pero este no es su nombre real, por si lo habíais dudado. Estamos al fresco en un FresCo, y tiene el siguiente dilema: Chica de 34 años, sin ataduras familiares, con hipoteca
Aprovechando que Lucía duerme y P está jugando al Texas Hold’em con los matemáticos, cierro el Factusol, el correo y todo un ratito y os cuento algunas cosas… estoy muerta, así que este artículo tiene dos resultados garantizados (Simpsons: ¡Nosegarantizanresultados!): desconexión de la temática interna y probablemente (argh) alguna erratilla. Vayamos por partes. El jueves
Esta mañana he llegado al trabajo y María me ha puesto al día de la última subvención. Me leía los criterios de baremación de una convocatoria de subvenciones, en concreto la del programa del Instituto de la Mujer que han dado en llamar «Emprender en femenino» (nombre con el que no me meteré aún). Si
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